24 de noviembre de 2015

Real Madrid 0-4 FC Barcelona: una goleada histórica


Las extensas medidas de seguridad llevadas a cabo en torno al Santiago Bernabéu no pudieron presagiar lo que ocurriría esa noche. Un amplio efectivo policial tan necesario como la victoria madridista sería la antesala de un clásico tan agónico para el Real Madrid como histórico para el FC Barcelona. Una de esas noches que, con el permiso del apoteósico 2-6 y el memorable 5-0, pasarán a formar parte de la historia dorada del conjunto azulgrana para el resto de los días.

Un Real Madrid hierático no pudo hacer otra cosa que esperar a que el colegiado diera el pitido final ante el vendaval de goles infringidos por el conjunto de Luis Enrique. Sería precisamente el técnico gijonés quien presenciara en primera persona el 5-0 perpetrado por el Barcelona al eterno rival en 1994 para, volver a vivirlo en su propia piel un año después, en el bando perdedor. Era, sin duda, una noche especial para Luis Enrique, con la que el equipo barcelonista podría conseguir una nada desdeñable ventaja de seis puntos de cara al título de Liga.

El Barça del Triplete pretendía asaltar el estadio Santiago Bernabéu en un partido en el que se echó en falta el empuje de la siempre exigente afición madridista. La suplencia de Leo Messi no impidió un continuo asedio barcelonista, prácticamente desde el inicio de la contienda. Las triangulaciones, pases entre líneas y combinaciones de una precisión quirúrgica erigidos en torno a la figura de Andrés Iniesta y Sergi Roberto significaron lo que parecía evidente: un auténtico monólogo del FC Barcelona. En este sentido, además, sería providencial la figura de un soberbio Claudio Bravo, parando lo imparable y desesperando por enésima vez a Cristiano Ronaldo, de los pocos jugadores del Real Madrid que consiguieron suponer algo de peligro.

Así las cosas, llegaría el primer gol de la noche, obra de Luis Suárez, por medio de un excepcional tiro cruzado con el exterior al segundo palo de la portería de Keylor Navas, a pase de un no menos soberbio Sergi Roberto. Neymar, con los galones de crack en funciones del equipo azulgrana, aumentaría la diferencia en el marcador con un exquisito tanto. Iniesta haría el tercer gol antes del descanso con un obús imparable que Keylor Navas no podría hacer otra cosa que observar cómo se colaba por las redes.

Adormecidos, los blancos fueron testigos de la superioridad del equipo azulgrana en cada una de sus líneas, desde la portería al ataque. Un auténtico recital futbolístico que vería su colofón con el 0-4, obra de un Luis Suárez tan contundente como la pasividad de los madridistas. Un Real Madrid resquebrajado táctica y físicamente claudicó de manera escandalosa. Perecer ante un FC Barcelona en estado de gracia de forma tan holgada abre un halo de misterio en la institución del club y en la continuidad de Rafa Benítez. Sería una goleada que recordaría por momentos al escandaloso 2-6 de la temporada 2008/2009 o del grato 5-0, con Mourinho en el banquillo blanco, aunque de un modo no tan preciosista. Y una forma envidiable de rememorar una victoria tan pírrica como el 0-3 endosado por Ronaldinho, justamente tal día como ese diez años atrás, en una fantástica reminiscencia de la magnificencia del mejor club europeo del último siglo.