31 de diciembre de 2016

Resumen de 2016. ¡Rumbo a 2017!


Dejamos atrás un año 2016 lleno de victorias importantes, de encuentros memorables y de otros momentos de no tan grato recuerdo. A la victoria del Sevilla FC en la quinta Europa League de su historia, la vigésimo cuarta Liga del FC Barcelona y la conquista de la undécima Copa de Europa del Real Madrid, hay que sumarle pérdidas importantes como la de Johan Cruyff, principal artífice de la filosofía culé, Carlos Alberto y Mohammed Alí y, por supuesto, la tragedia acaecida en el vuelo del Chapecoense que, evocando grandes desgracias como las de Torino y Manchester United, jamás llegaría a su destino.

El año comenzó con el quinto Balón de Oro para Leo Messi. El astro argentino, con su formidable galardón, se convirtió en el primer futbolista de todos los tiempos en revalidar por quinta vez la preciada distinción que una vez más lo situaba en  la cúspide del orbe futbolístico. La lucha encarnizada de La Pulga contra Cristiano Ronaldo, lidiando por ostentar el puesto de mejor jugador del mundo, cogía así cierta ventaja para el jugador azulgrana. Pero 2016 ha deparado mucho más, sobre todo para el fútbol español, siendo recordado con toda probabilidad como uno de esos años que pasarán a la historia.

El Sevilla FC volvió a demostrar por qué la Europa League es su competición fetiche. Los andaluces lograron nada menos que su quinto entorchado en dicho certamen tras anteponerse al Liverpool, con tres laureles, en la final de Basilea. Sobre los rojiblancos recayó la presión de adelantar a los Reds y posicionarse en solitario como el club con mas condecoraciones en su haber. En una final de infarto, el Sevilla tumbó a los ingleses con los goles de Gameiro y Coke por partida doble, tras superar el tanto inicial de Sturridge. El ímpetu demostrado por los nervionenses, telegrafiado en el campo por un soberbio Mariano, llevó en volandas la quinta Europa League a las vitrinas del Sánchez-Pizjuán por quinta vez. Y todo ello en sólo una década.


Mayo sería especialmente recordado por los aficionados barcelonistas. Pese a la derrota en el Camp Nou ante el Real Madrid en abril, el Fútbol Club Barcelona se adjudicó los títulos de Liga y Copa, en un doblete, más conformista que terapéutico, que sabría a poco con la victoria del Real Madrid en la Champions League. En la final de Copa del Rey disputada en el Vicente Calderón contra el Sevilla, con la resaca de la Europa League aún, los azulgranas tuvieron que servirse de la prórroga para doblegar a los de Unai Emery, con dos tantos agónicos de Jordi Alba y Neymar. Ambos goles darían al cuadro catalán su vigésimo octavo título en la competición, siendo el club más laureado en la competición decana del fútbol español.

La misma fortuna correría el Barcelona de cara a la competición doméstica. Con Luis Suárez como máximo artillero de la Liga con la nada desdeñable cifra de 40 goles, la nave de Luis Enrique cantaría el alirón con 91 puntos, uno menos que su perseguidor más cercano, el Real Madrid. Descenderían al infierno de la Segunda División, Rayo Vallecano, Getafe y Levante que serían reemplazados la temporada siguiente por los ascendidos Alavés, Leganés y Osasuna. Además de los culés, Real Madrid, Atlético de Madrid, Villarreal y Sevilla, este último en calidad de campeón de la Europa League se clasificarían para disputar Champions League, mientras que Athletic de Bilbao y Celta de Vigo se harían con un pase para la segunda competición continental.

Por su parte, el Real Madrid volvería a coronarse campeón de Europa. Y lo haría ante el mismo rival con quien acontecería dos años antes: el Atlético de Madrid, aunque esta vez cambiaría el cálido clima lisboeta por el glamour milanés. En la cita de San Siro, los merengues ganarían una vez más a su eterno rival que no conseguiría resarcirse de la cita de Lisboa. Después de dejar en la cuneta a Roma, Wolfsburgo y Manchester City, el Real Madrid llegaría a la tanda de penaltis merced a los goles de Sergio Ramos y Ferreira Carrasco. Desde los once metros, el fallo de Juanfran, la poca experiencia de Oblak y el disparo final de Cristiano Ronaldo condenarían a los colchoneros. Al igual que ocurrió dos años atrás, la casta y tesón de los blancos volverían a llevarlos al Olimpo europeo.


Con la temporada finalizada, llegó el verano y, con él, la Eurocopa. Una cita con sede en Francia en la que España fue encuadrada en un grupo a priori sencillo junto a República Checa, Turquía y Croacia. La victoria inicial de La Roja con un gol de Piqué que hizo estallar a admiradores y detractores a partes iguales, los de Del Bosque, quien anunció que dejaría el combinado nacional tras la Eurocopa, convencieron bastante por su juego desplegado. No sería una competición brillante desde el punto de vista técnico pero la ilusión comenzó a instalarse en una decepcionada España, instaurada en un relevo generacional tras la marcha de Xavi Hernández, que aún recordaba el varapalo del Mundial de Brasil. La excelsa goleada ante Turquía sería seguida con el tropiezo ante Croacia que mandaría a los nuestros de cara contra los grandes cocos de la Eurocopa.

Bajo un resplandeciente sol, al menos en nuestras fronteras, nos tocó Italia en octavos. El cruce de Saint-Denis se saldó con un 2-0 para la Azurra con goles de Chiellini y Pellé. La anhelada ánfora sería levantada al cielo parisino por una sorprendente Portugal que, en una cita con la historia, desarmó a la anfitriona Francia para desagraviar la derrota doce años antes ante Grecia en su propia Eurocopa. Los lusos se impusieron, sin Cristiano Ronaldo que abandonó lesionado el terreno de juego en el minuto 25 para ver desde el banquillo el gol de Éder en el minuto 109 que daba el primer gran título continental al fútbol portugués.

Tras el verano, un reformado Sevilla que había perdido a tres de sus principales bastiones como Krychowiak, Banega, Gameiro y con Jorge Luis Sampaoli en el banquillo comenzaría la recién inaugurada temporada con las derrotas en las Supercopas de Europa y España ante Real Madrid y FC Barcelona, respectivamente. La primera de ellas sería nuevamente con un gol de Sergio Ramos en el último momento. 2016 terminaría de manera trágica con el funesto accidente del Chapecoense mientras se dirigían a Medellín para disputar la final de la Copa Sudamericana, competición a la que habían llegado desde las categorías más inferiores del fútbol brasileño. En el siniestro perecerían 71 de los 77 ocupantes del avión, entre ellos 22 jugadores, el entrenador, su presidente y demás miembros del cuerpo técnico. En el plano deportivo, días atrás el Real Madrid se haría con su quinto Mundialito de Clubes ante el Kashima Antlers japonés. De este modo, así termina un 2016 repleto de momentos históricos. Con todo, esperamos que 2017 traiga más alegrías y mejores momentos, tanto en lo futbolístico como en lo personal. Que sea un año mágico cargado de salud, alegría, buen rollo y, como siempre, fútbol del mejor. Un abrazo a todos y nos leemos el año que viene.