31 de diciembre de 2018

Resumen futbolístico de 2018. ¡Feliz 2019!


Llegamos a los estertores de un intenso 2018 que quedará indeleble en las páginas del fútbol. El Mundial logrado por la selección de Francia en tierras rusas, la decimotercera Champions League del Real Madrid, el doblete del FC Barcelona, la salida de Cristiano Ronaldo rumbo a la Juventus y el triunfo del Atlético de Madrid en la Europa League han sido, sin duda, los más sonados. Y como viene siendo habitual en Mis peloteros favoritos desde aquel ya lejano 2010, ha llegado la hora de hacer balance de un año inolvidable en lo futbolístico.

La consecución del vigésimo quinto Campeonato de Liga  y el trigésimo título de Copa del Rey del Fútbol Club Barcelona han evidenciado el dominio azulgrana en las competiciones domésticas. Comandados por un pletórico Messi, los de Ernesto Valverde alzaron su cuarto entorchado copero consecutivo que han contribuido a ensanchar más la leyenda de la Pulga. La prematura eliminación en la máxima competición europea a manos de la AS Roma terminaron con el adiós de un mito como Andrés Iniesta. El manchego se marchó del club que lo vio nacer y con él se fue también una parte de la historia azulgrana reciente. Un total de nueve Ligas, cuatro Copas de Europa y Copas del Rey abrochan un palmarés envidiable.

Una suerte que sí corrió el Real Madrid de Zinedine Zidane, tras la consecución de su decimotercera Champions League, la tercera correlativa y la cuarta en cuatro años naturales. Los de Zizou se encomendaron a su competición fetiche para imponerse en la final de Kiev al Liverpool por 3-1, con un gol de Benzema y dos de Gareth Bale, mención aparte al espectacular golazo del galés. Un tanto de chilena que los madridistas jamás olvidarán. Aquel partido será también recordado por el garrafal error del guardameta red Loris Karius, que tantos memes y comentarios generó.


Tras una temporada memorable para los merengues, el jarro de agua fría no tardaría en llegar. La dimisión de Zinedine Zidane como técnico del Real Madrid, dejó al madridismo trastocado, sin líder espiritual que guiarlo por la senda del éxito. Lo hizo tan sólo cinco días después de alzar al cielo de Kiev su tercera Orejona como entrenador y la cuarta en toda su historia con la entidad blanca. Una marcha a la que se le sumó la de la estrella madridista, Cristiano Ronaldo, con destino a la Juventus de Turín. El portugués dejó atrás nueve temporadas donde se erigió como el máximo goleador histórico en la historia del club con la nada desdeñable cantidad de 450 goles.

El otro equipo de la capital de España, el Atlético de Madrid, también hizo de 2018 un año para enmarcar en las vitrinas del Wanda Metropolitano. La plantilla dirigida por el Cholo Simeone se impuso al Olympique de Marsella por 0-3. El tercer título de los colchoneros fue posible gracias a los tantos de Gabi Fernández y Antoine Griezmann, con un doblete. La buena racha de los rojiblancos continuaría hasta el mes de agosto, cuando se impusieron al eterno rival, el Real Madrid, por 4-2 en un partido de infarto. Los tantos de Sergio Ramos y Karim Benzema nada pudieron hacer al póker de Koke, Saúl Níguez y Diego Costa, en dos ocasiones.

Llegó junio y, con él, el tan esperado Mundial de Rusia. El comienzo del certamen no pudo ser más accidentado para la selección española. A falta de dos días para el comienzo del Campeonato del Mundo, el anuncio del fichaje del técnico nacional, Julen Lopetegui, por el Real Madrid a la conclusión del torneo, precipitó su despido in extremis. La polémica decisión de Luis Rubiales, el Presidente de la Federación Española de Fútbol, dejó a la opinión pública dividida entre los partidarios de la continuidad del guipuzcoano y los férreos defensores de su inmediata destitución. Su relevo lo tomaría Fernando Hierro, quien firmó una aceptable pero no convincente fase de grupos que se saldaría con un empate a tres contra Portugal, otro contra Marruecos y una victoria por la mínima ante Irán.


El cruce de octavos de final deparó un enfrentamiento entre La Roja y la anfitriona, Rusia. En un encuentro de menos a más, el conservador estilo de juego de los organizadores del Mundial y la tenue ejecución de las jugadas de los nuestros, llevaron al encuentro a decidirse desde los once metros. Una vez allí, los errores de Koke e Iago Aspas apearon al cuadro nacional del Mundial, en una de las más amargas decepciones futbolísticas que se recuerdan en los últimos años. Las lágrimas de Sergio Ramos tras el choque, reflejaron la impotencia y rabia de toda la afición española. Con el adiós de Andrés Iniesta y David Silva, una renovada y rejuvenecida selección, esta vez comandada por Luis Enrique, buscará su fórmula ganadora para la próxima Eurocopa.

Finalmente, la selección francesa de Didier Deschamps se clasificó para la final de Moscú donde derrotó 4-2 a la flamante Croacia de Modric y Rakitic. Los galos se hicieron con su segundo título mundial, tras el logrado en 1998. Un excelso Kylian Mbappé, los goles de Paul Pogba, Antoine Griezmann y el tanto en propia de Mario Mandzukic hicieron posible tamaña gesta. Los balcánicos firmaron un torneo en el que desplegaron un fútbol espectacular. Su más que merecida medalla de plata para un pequeño país con veintisiete años de existencia, refleja la grandeza de este deporte. Fue un Campeonato del Mundo increíble. Selecciones históricas como Alemania y Brasil firmaron una más que discreta participación, otras como Italia y Holanda ni siquiera se clasificaron y equipos humildes como Bélgica y Croacia formaron parte del cuadro de honor del Mundial.

Así termina un 2018 muy intenso, que pasará a la historia del fútbol, sin ningún género de dudas. La salida de Lopetegui del Real Madrid, la llegada de Solari y el triunfo en el Mundialito de Clubes hace escasos días, pusieron el colofón a un año inolvidable. Y así le damos la bienvenida a un 2019 que, esperamos, sea tan interesante como el anterior. Desde Mis peloteros favoritos, os deseo, queridos lectores, un venturoso y próspero año nuevo, cargado de salud y buenos deseos. Que sigamos disfrutando con el fútbol, como esos niños pequeños que, en el fondo, nunca hemos dejado de ser.

¡Feliz 2019!

7 de septiembre de 2018

¿Qué es la UEFA Nations League?


El fútbol es terreno para el recuerdo y la innovación. Dos conceptos, en apariencia lejanos entre sí, que contribuyen a crear ese halo de romanticismo en torno a él y que nos hace evocar competiciones extintas como la Recopa de Europa o la Intertoto. Y de forma inevitable, los recuerdos asociados a ellas. En un escenario donde los intereses económicos se han interpuesto entre el espectador y el deporte para atraer públicos remotos, resulta paradójico que las diferencias entre estos dos cada vez parezcan más acentuadas e insalvables. En este contexto, surge la UEFA Nations League, la curiosa propuesta que el máximo organismo europeo ha ideado para eliminar los partidos amistosos de los calendarios internacionales.

Pero, ¿en qué consiste la UEFA Nations League? Debido al poco ritmo e intensidad de los encuentros no oficiales, surge este nuevo gran torneo de selecciones europeas —en importancia, por detrás del Mundial, la Eurocopa y la Copa Confederaciones— para darle otro matiz y espíritu competitivo a este tipo de partidos. Por primera vez en la historia, estamos ante una competición, que no se trate de las anteriormente citadas, que contará con un trofeo físico y que podrán lucir las selecciones en las sedes de sus federaciones. Dicho sea de paso, el segundo gran aliciente serán cuatro plazas para la próxima Eurocopa entre las cincuenta y cinco selecciones que lo compondrán.

Se jugará cada dos años, en concreto, entre los períodos comprendidos entre los Mundiales y las Eurocopas, con el objetivo de llenar los huecos de años impares que quedan ensombrecidos por los grandes campeonatos, de modo que los amantes del fútbol no quedarán huérfanos de la dosis balompédica al finalizar sus ligas domésticas favoritas. Un más que suculento postre que mezclará el carácter lúdico de los partidos amistosos con la emoción de que pequeñas selecciones tengan la opción de conquistar un trofeo que llevar a sus vitrinas e incluso accedan a la ansiada Eurocopa.

A fin de estructurar esta competición, se puede dividir en tres partes: una fase de grupos, una Final Four o cuadrangular y play-off's de acceso a la Eurocopa. La primera fase de grupos se disputará en los meses de septiembre, octubre, noviembre y diciembre de 2018, la Final Four tendrá lugar el próximo junio de 2019, de donde saldrá el campeón de la primera edición de la Nations League, mientras que en marzo de 2020 veremos los play-off's que dilucidarán los cuatro combinados nacionales que comprarán el billete para la Eurocopa. Esta temporada 2018/2019 será la primera que podremos disfrutar de la incipiente UEFA Nations League que contará con un innovador formato que, no exento de complejidad, se antoja vivo e interesante a partes iguales. Allá va su explicación.

La nueva Liga de la UEFA a nivel internacional está dividida en cuatro grandes divisiones, según el ránking FIFA. En cada una de ellas, habrá numerosas selecciones que, a su vez, estarán distribuidas en pequeños grupos de tres y cuatro equipos que competirán entre ellos, lejos del clásico sistema en el que todos los equipos se enfrentan a todos. Dentro de esos subgrupos, cada selección deberá recibir y visitar a los demás equipos que estén en él. Por ejemplo, España jugará ante Croacia e Inglaterra. Una vez concluidos estos encuentros, los campeones de las Divisiones B, C y D ascenderán a su categoría inmediatamente superior, en tanto que los colistas de las Divisiones A, B y C descenderán a la inferior. Dado que los campeones de la Primera División no pueden subir a ningún escalafón superior, quedarán clasificados a la Final Four de 2019, en un sistema de dos semifinales y final a partido único.

Tras el verano de 2019 donde ya conoceremos al primer campeón de la Nations League, a nivel de selecciones llegará, como cualquier año, la fase de clasificación para la próxima Eurocopa, cuya principal diferencia con las anteriores será la eliminación de la repesca. Estas plazas quedarán suplidas por los campeones de las cuatro divisiones de la Nations League que participarán en varios play-off's en marzo de 2020, una vez concluida la fase de clasificación tradicional. De entre todos ellos, saldrán cuatro equipos con pasaporte a la Eurocopa.

Así pues, con este revolucionario campeonato, selecciones humildes y con pocas opciones para ser una de las veinticuatro que participen en la Eurocopa, disfrutarán de una segunda vía, que de lo contrario tendrían complicado. Habrá con toda probabilidad una selección histórica de la División A y otra con menor trascendencia internacional de la División D con una plaza asegurada en la Campeonato Europeo de Naciones, donde participarán veinte equipos clasificados a través de la fase preliminar y otros cuatro a través de este inédito modo. Será una forma más interesante de acercar al gran público el fútbol con menos eco mediático y otorgarles la emoción de jugarse la siempre anhelada plaza en la soñada Eurocopa. Y es que el fútbol está cambiando a un ritmo que resulta tan vertiginoso como excitante.


Fuente: Rafael Escrig (29/1/2018) ¿Qué es la UEFA Nations League? | Rafael Escrig. Página de YouTube.

16 de julio de 2018

La vieja Francia, el nuevo fútbol


Francia consigue bordar su segunda estrella en el escudo tras imponerse a la sorprendente selección de Croacia por 4-2 en la final de Moscú. Los goles de Mandzukic en propia puerta, Griezmann, Pogba y Mbappé superaron los tantos de Perisic y nuevamente de Mandzukic. Veinte años después de la mítica gesta de la generación de los Zidane, Henry, Desailly y compañía en el Mundial de Francia 1998, la selección bleu vuelve a conquistar el fútbol mundial tras un Campeonato brillante en el que su solvente fútbol no deja lugar a dudas de su merecido galardón.

Hemos logrado lo que no consiguió ni el mismo Napoleón, hemos conquistado Rusia. Así se manifestó el seleccionador galo, Didier Deschamps, tras la victoria en el Luzhnikí de la capital rusa donde ha igualado a Mario Zagallo y Franz Beckenbauer, como tercer hombre en levantar la Copa del Mundo como jugador y director técnico. Un equipo insultantemente joven de 25'5 años de media de edad que, con un fútbol físico, expeditivo, robusto y de contragolpe ha superado escollos para superar a una Croacia que siempre permanecerá en los corazones de los amantes del fútbol.

Porque Rusia 2018 ha sido un Mundial memorable en todos los aspectos. Combinados que partían con la vitola de favoritos como la Argentina de Messi, Portugal de Cristiano Ronaldo, Brasil de Neymar y una España que aunaba experiencia con relevo generacional han perecido para abrir paso a la Croacia de Modric, Bélgica de De Bruyne y una Inglaterra de Kane que no aparecía en las casas de apuestas como candidata a semifinalista y ha conseguido un nada desdeñable cuarto puesto. Un Mundial que ha premiado el talento defensivo y en la medular en torno a jugadores como Varane, Umtiti, Maguire y Vrsaliko para demostrar, como afirman los grandes entrenadores, que los buenos equipos se construyen desde atrás.

Y es que el fútbol ha cambiado. En contra de todo lo que podemos llegar a concebir, no siempre gana el equipo que juega mejor al fútbol, sino el que juega mejor su fútbol. Esta máxima sería el argumento de la anfitriona Rusia tras dejar en la cuneta a una selección española que aspiraba a todo y a la que supo domesticar para someter, atrincherarla en la prórroga, aprovechar sus debilidades y superar desde los fatídicos once metros. Una idea que, con mucho más talento, ha hecho Francia. La sólida pareja de centrales con Umtiti y Varane, escoltada por un seguro bajo palos como Lloris —pese a la cantada ante Mandzukic y que valió el segundo tanto de los croatas— un recuperador de balones y oxigenador de la medular nato como Kanté, un Pogba más discreto pero mucho más eficaz para encontrar espacios con el balón y la explosividad de unos geniales Mbappé y Griezmann que llevan el desgaste físico a límites insospechados han tenido la culpa de que les Bleus se hayan proclamado campeones del mundo. Curiosamente, Olivier Giroud se marcha de Rusia como el nueve de la selección ganadora sin cosechar un sólo gol, un dudoso récord que también conseguiría su compatriotra Stéphane Guivarc'h en 1998.

Atrás quedó el paradigma del tiki-taka que tantos momentos de gloria dio a la Roja y que abdica ante el fútbol de errores. No se trata de ser mejor que el rival, que Francia lo fue de forma justa y merecida, sino de hacer de los fallos del oponente, ventanas de oportunidad de las que generar ocasiones de gol. Como decía el maestro Johan Cruyff: El fútbol es un juego de fallos, por tanto, siempre se puede mejorar. Así se explica la importancia de las jugadas a balón parado como una auténtica bomba de relojería que ha catapultado a los franceses hacia la final de Moscú y a la victoria.

El físico ha sido un detonante fundamental en la conquista francesa de su segundo Campeonato Mundial. Croacia ha batido el récord de ser la primera selección de la historia en superar tres tandas de penaltis y el desgaste de disputar tres prórrogas consecutivas ha hecho mella en el cuadro balcánico. Un equipo erigido al talento de Luka Modric, nombrado mejor futbolista del torneo, y de Iván Rakitic que, en la última gran oportunidad del primero y sorteando la suerte que le había dado la espalda en citas anteriores, ha logrado una más que merecida página dorada en la historia. Como el caso de Mario Mandzukic, en cuya cabeza aún resonaban los ecos de los disparos de las tropas serbobosnias de la guerra de Yugoslavia cuando aún era un niño, y que en base a su tesón y pundonor, ha representado en primera persona el sufrimiento como hizo en la semifinal ante Inglaterra.

Didier Deschamps ha sabido aprender de la derrota de Francia en la final de la Eurocopa de 2016 ante Portugal en Saint-Denis. Polémica fue la decisión de dejar fuera de la convocatoria a Payet, Benzema, Lacazette y Rabiot para adaptarse a los nuevos tiempos del fútbol y optar por un juego de contragolpe que impera en la actualidad, como bien ha ejemplificado el triple triunfo del Real Madrid en las últimas tres ediciones de la Champions League. No es casualidad que la posesión bleu haya sido del 39% y que los goles se hayan producido a balón parado, tras galopantes contraataques o por errores del rival. Su talón de Aquiles quizás haya sido encontrar espacios en la construcción del juego y, sobre todo, el juego sin balón, donde se perciben las más apreciables debilidades de los galos. 

Ha sido un Mundial de descubrimientos, nacimientos y reencuentros como el de la gran estrella Kylian Mbappé y el VAR. Ambos han llegado para quedarse y copar titulares durante la próxima década. El nuevo sistema por vídeo permitirá democratizar el fútbol y arrojar luz sobre las más controvertidas jugadas e injusticias que pueden decidir el futuro de un partido y una competición, así como limitar las simulaciones de los jugadores más tramposos. El jugador del Mónaco recuerda a Thierry Henry, aunque su pegada y potencia evocan a Ronaldo. Precisamente, Tití volvería a cruzarse por el camino de les Bleus, aunque se sentaría en el banquillo contrario y consiguió lo inédito: las medallas de oro, plata y bronce a lo largo de su dilatada carrera.

Francia ha resurgido de sus cenizas con una propuesta futbolística poco entusiasmante y que se desliga del gusto por el trato del balón en detrimento de las jugadas ensayadas. Una selección solvente que ha llegado a la final imponiéndose de forma contundente en la fase de grupos a Perú, Dinamarca y Australia con solvencia, para eliminar en octavos a una Argentina que se lo hizo pasar mal, superar a una correosa Uruguay en cuartos e imponerse a una muy difícil Bélgica. Los chuzos de punta que jarreaban no han aguado la fiesta. El Aux armes citoyens! ha coreado sus acordes en Moscú, Deschamps ha cerrado el ciclo que inició cuando levantó la Copa del Mundo como capitán hace veinte años y el gallo se coloca su segunda estrella.

19 de junio de 2018

El origen de los colores de Australia y Japón


Cuando comienza un Mundial, los balcones y las gradas de los estadios se inundan con las banderas de las respectivas selecciones. Muchas de ellas nos sorprenden por el sorprendente diseño de sus equipaciones. A rayas albicelestes como Argentina e incluso a cuadros arlequinados como Croacia, todas tienen algo en común: representan los colores de sus países. O tal vez, no todas. Algunas como Alemania, Italia y Holanda se enfundan en tonos intrusos que nada guardan en común con sus estandartes, al igual que otras como Australia y Japón.

En el caso australiano, la bandera de The Socceroos difiere completamente del uniforme característico de su selección, consistente en camiseta amarilla y pantalón verde, muy lejos del emblema nacional que consiste en un Union Jack, como heráldica de la Commomwealth, en un cuadrante con seis estrellas sobre fondo azul marino. El motivo del color amarillo en su indumentaria podría estar en una planta, el zarzo dorado, que es la flor nacional por antonomasia de Australia. Otras versiones apuntan que este amarillo dorado podría hacer referencia a sus playas y desiertos, en tanto que el verde simbolizaría sus densas áreas de bosques forestales típicas del país de Oceanía.

Dicho sea de paso, estos originales colores no sólo se encuentran impresos en las vestimentas del cuadro nacional de fútbol, sino en las selecciones de rugby, cricket, baloncesto, atletismo y hockey, además de aparecer en sus instituciones y organismos políticos, colores oficiales del país desde 1984. Tanto es así que se ha generado un arduo debate sobre cambiar los colores de la bandera de Australia entre los partidarios de cambiar un emblema colonialista por otro que represente la esencia del país.

Japón también desobedeció a sus colores patriotas a la hora de elegir cómo sería su equipación. Sin embargo, su caso es mucho más curioso. Y es que el país nipón vistió con los colores rojos con detalles blancos hasta las eliminatorias del Mundial de Italia 1990, como su insignia nacional. Pero sería Saburu Kawabuchi, presidente de la Federación Japonesa de Fútbol, quien en 1996 decidió apostar por un uniforme azul marino como luce en la actualidad. Con esta innovadora decisión, su objetivo era socavar la sensación de selección perdedora de aquellos años que el color rojo le hacía evocar. Además, de este modo conseguía diferenciarse de otras selecciones asiáticas como China, Corea y Corea del Sur que también disputan sus partidos nacionales enfundados con un atuendo de dicho tono. Las protestas de los nacionalistas japoneses no se harían esperar, de las que Kawabuchi salió del paso declarando: El azul es el mejor color para que nuestra bandera nacional se distinga con nitidez sobre la camiseta.


Fuente: Andrés Burgo (16/2/2006). El color de la camiseta, una cuestión más allá de futbolístico, diario El Mundo Deportes. Edu Casado (13/4/2016) Atuendos para la historia: ¿Por qué los colores nacionales de Australia son dorado y verde?, El blog de los futbolistas olvidados.

14 de junio de 2018

La Roja, a la conquista soviética


En 1918, el último zar ruso, Nicolás II, fue fusilado junto a su familia, después de su abdicación en 1917 como consecuencia de la Revolución Bolchevique. Un siglo después aquello ya forma parte de una historia no tan lejana, al igual que la Eurocopa de Austria y Suiza 2008 de la que pronto se cumplirá una década. La sempiterna partitura compuesta por Luis Aragonés y ejecutada por unos ya veteranos Sergio Ramos, Andrés Iniesta y David Silva sería inmortalizada con unos buques insignia de la talla de Gerard Piqué y Sergio Busquets para firmar la página más gloriosa de nuestro fútbol: la consecución del Mundial 2010 que buscarán reeditar en tierras rusas.

En los prolegómenos del inicio del Campeonato del Mundo de Rusia 2018 y, tras el terremoto producido en el seno de la Federación Española de Fútbol con el cese del ya exseleccionador Julen Lopetegui, se abre paso el camino de España en un Mundial en el que parte con un favoritismo no postizo como el de Brasil 2014, sino forjado de forma inapelable tras haber rubricado una fulgurante fase clasificatoria, de donde salió invicta. Y dicha gesta se ha logrado manteniendo intacta la esencia del tiqui-taca, la pócima mágica al que el tiempo le ha otorgado una pátina de joven madurez en base a talentos como Marco Asensio, Lucas Vázquez e Isco Alarcón.

Con un cerrojo balo palos, la veteranía comienza a avalar la trayectoria de David de Gea. La sobriedad y reflejos del meta del Manchester United, serán suplidos por la competitiva presión de dos suplentes de primer nivel como Kepa Arrizabalaga y Pepe Reina. Calidad, juventud y veteranía componen un cóctel perfecto en los guantes de la Roja. En la línea defensiva, estamos casi con toda probabilidad ante la mejor zaga del Mundial. Sergio Ramos y Gerard Piqué forman una dupla perfecta donde polivalencia, liderazgo, elegancia para sacar la pelota jugada y robustez sintonizan en una melodía celestial. Daniel Carvajal y Jordi Alba, en los flancos derecho e izquierdo respectivamente, aportarán profundidad y buen hacer defensivo. Dicho sea de paso, Odriozola, Nacho, Monreal y Azpilicueta, desde el banquillo, podrían ser titulares en cualquier selección del Campeonato. Todo un lujo al alcance de pocos.

El mediocampo de España es la seña de identidad del equipo, la sala de máquinas del auténtico espíritu de la selección. Sergio Busquets, Andrés Iniesta y David Silva parecen inamovibles en el esquema táctico de Fernando Hierro. Los buenos equipos se construyen desde atrás, pero ganan los galones en la medular. Ellos son los ideólogos del sistema de juego y la columna vertebral de la selección. Las rotaciones con Thiago Alcántara, Isco Alarcón y Koke Resurrección aportarán frescura y versatilidad en un centro del campo, donde el relevo generacional resulta francamente esperanzador. 

Y en la delantera, quizá la línea que más dudas ha suscitado, la inclusión de jugadores que, excepto Diego Costa, no encajan en la definición prototípica de delantero centro, intentará compensar pegada y calidad. Con el llamado falso 9, se apuesta más por la continuidad del juego que por la resolución vertical de las jugadas. Iago Aspas puede actuar detrás de los puntas o caer por banda para abrir las defensas rivales y la intuición de Rodrigo será crucial tanto en el toque como en la búsqueda de gol. Costa puede suponer el revulsivo necesario para buscar espacios, desestabilizar a los zagueros y jugar con el desgaste rival a nuestro favor. La andadura en Rusia no ha hecho más que comenzar, una nueva etapa de ilusión que, esperemos, pase a la historia con el adjetivo de memorable.

Fuente: Guía As del Mundial de Rusia 2018.

27 de abril de 2018

Gracias por tu magia, Andrés


Es difícil escuchar el silencio, pero en ese momento lo escuché. Esas fueron las palabras de Andrés Iniesta en el Informe Robinson de 2010, tras explicar su más inenarrable gol ante Holanda en la final del Mundial de Sudáfrica, hace ocho años. El capitán del Fútbol Club Barcelona ha anunciado, entre lágrimas, su despedida de la entidad azulgrana para continuar su carrera lejos de la ciudad condal, con destino, presumiblemente en la Liga China.

Fue hace ocho años, justo cuando Mis peloteros favoritos comenzaba su dilatada aventura con un artículo dedicado a la gesta mundialista, cuando el mítico zapatazo del de Fuentealbilla hacía añicos, además de la portería de Holanda, todos los complejos e inseguridades que el fútbol español venía arrastrando cada dos veranos. Conseguir una proeza a la altura de un Mundial parecía una hazaña reservada a unos pocos elegidos, un galardón no apto para seres mortales y que alguna deidad maligna se empeñaba en dejarlo al alcance de unos cuantos elegidos. El 11 de julio de 2010, Iniesta demostró que la Roja era una de esas elegidas

Y es que hablar de Andrés Iniesta es hacerlo, no sólo de uno de los mejores jugadores que han pisado el césped de nuestro fútbol, sino de uno de los más importantes de la historia del deporte rey. Con la poesía impresa en cada zancada, sus milimétricos pases dotaban de una magia a las jugadas a la altura de muy pocos futbolistas. El tiempo se ralentizaría al entrar en contacto con el balón y los rivales caerían como castillos de naipes al ser acariciados por una inocente brisa. Con un legado inabarcable y sólo a la altura de las leyendas, su huella será demasiado profunda para ser contada a las generaciones venideras.

Elogiado y admirado por leyendas de la talla de Zidane, Henry y Totti, aplaudido en estadios rivales y querido por todos los que tuvieron la suerte de jugar a su lado, la humildad ha adquirido, de la mano del manchego, dimensiones colosales. Tras haber firmado una trayectoria sin parangón, el reconocimiento a tan excelsa carrera deportiva no ha sido obsequiado con un más que merecido Balón de Oro, pero sí con una obligada plaza en el imaginario colectivo como patrimonio mundial del fútbol. Porque sí, porque así es la magia de Andrés Iniesta, una magia que los aficionados a este maravilloso deporte echaremos de menos cada semana.

Unas cualidades inherentes a su carácter sosegado y bondadoso que quedan plasmadas en un palmarés no menos envidable y compuesto por nueve Ligas, cuatro Champions, seis Copas del Rey, siete Supercopas de España, tres Supercopas de Europa, tres Mundialitos de Clubes y, a nivel internacional, dos Eurocopas y un Mundial, con mención al título de mejor jugador en la Eurocopa de 2012. Dijo Pep Guardiola en 2009: Andrés come aparte. No lleva pendientes, no se pinta el pelo, juega veinte minutos y no se queja... Es el ejemplo. Así se lo digo a los chicos: ‘Fijaos en Iniesta’. Y es una frase que representa a la perfección la humildad y profesionalidad del ya ex-jugador azulgrana. Sin aspavientos ni actuaciones con carácter ostentoso, nos despedimos de Andrés Iniesta, aunque su honestidad y calidad siempre serán titulares en nuestros corazones.

23 de enero de 2018

El día que Ronaldinho bailó por sevillanas


Esta semana hemos asistido a la retirada del que fue, sin duda, el mejor jugador del mundo durante mucho tiempo. Se trata, con permiso de Leo Messi, de Ronaldinho Gaúcho. El crack brasileño llegó a Barcelona en 2003, procedente del París Saint-Germain, con la misión de aportar color y fantasía a un acomplejado y gris conjunto azulgrana que ese año se conformaba con disputar la Copa de la UEFA. Sin embargo, y como si fuera el último escollo del destino a sortear, el soñado debut del astro carioca se haría de rogar más de lo previsto.

Corría el 3 de septiembre de 2003 y el Camp Nou se engalanó para albergar el partido correspondiente a la segunda jornada de Liga frente al Sevilla. Con el aforo lleno hasta la bandera, en Barcelona todos estaban con la miel en los labios por presentar a Ronaldinho. Y hacerlo lo antes posible. Cabe destacar que por aquellos años aún las selecciones no disponían de un calendario FIFA propio para sus respectivos partidos, de modo que tanto las federaciones como las ligas colocan sus encuentros, sin tener en cuenta las incompatibilidades con los clubes. Habría tan mala suerte que dicha jornada coincidiría con la convocatoria de selecciones. Los jugadores internacionales del conjunto azulgrana se tendrían que marchar el martes para las concentraciones y el Barça no podría presentar a Ronaldinho ante su afición.

Sin embargo, aún habría un as bajo la manga. El FC Barcelona pactaría con la Federación Brasileña de Fútbol que Ronaldinho viajara con Brasil el miércoles por la mañana, para que pudiera jugar frente al Sevilla el martes e incorporarse con la canarinha lo antes posible. Pero el Barça no contaba con que el Sevilla no se mostrara de acuerdo con aplazar el partido, que en teoría tendría que jugarse el miércoles, para el martes. Así que, ante la negativa del club hispalense, el Barcelona decidiría celebrar el encuentro en la noche del martes al miércoles, pero a las 00:05 horas.

Se trataba de un hecho inédito en nuestra competición doméstica. Pese a la poca asistencia de público que se preveía, pues un partido entre semana que terminaría sobre las dos de la madrugada en un día laborable no parecía el escenario idóneo para presentar a la estrella del equipo, el Camp Nou se preparó como en una nit mágica. Incluso se preparó un amplio catering que saciara el apetito de los seguidores barcelonistas, mientras contemplaban el debut de Ronaldinho. Y en la hora de las brujas, como se conoció aquel partido de entonces en adelante, poco importó que al día siguiente todo el mundo se tuviera que levantar temprano para trabajar.

En aquel adormecido Barça, muchos jugadores internacionales como Saviola, van Brockhorst, Cocu, Reiziger, Overmars se marcharon con sus combinados nacionales. A ello se le sumaría la baja del por entonces crack azulgrana Kluivert por lesión, por lo que sería un partido repleto de suplentes. Con un Sevilla enfrente erigido en torno a dos muros defensivos de la talla de Javi Navarro y Pablo Alfaro —y unos jovencísimos José Antonio Reyes y Daniel Alves—, Ronaldinho comenzaría a deleitarnos con la magia que desplegaría por el césped azulgrana y a la que nos acostumbraría en las temporadas venideras. Era algo así como la antesala dorada que precede toda etapa indeleble. Tacones, filigranas, caños y sombreros imposibles serían sólo un aperitivo de lo que se avecinaba.

Con un gol legal anulado a Darío Silva, el Sevilla pondría al Barça en más de un aprieto. Tanto sería así que Reyes transformaría un penalti provocado al uruguayo que no pudo atajar Víctor Valdés. Parecía que el debut de Ronaldinho iba a tornarse de un sabor agridulce, en un partido que debería ser recordado para la posteridad y contado a las futuras generaciones. Los de Rijkaard no se amilanarían y, lejos de caer vencidos ante el vendaval sevillista, dejarían en los pies de Ronaldinho la acción que en el minuto 58 levantaría de sus asientos a todos los presentes. 

El Gaúcho comenzaría una galopada desde la mitad del terreno de juego. Sorteando rivales que caían como fichas de dominó, culminaría con un potente disparo desde veinticinco metros que reventó el larguero de la portería defendida por Notario. El Camp Nou vibró con tal magnitud que los 80.300 espectadores provocaron un pequeño seísmo que fue registrado por los sismógrafos del Observatori Fabra de Barcelona, como colofón a un golazo que sería el preludio de la fantasía y magia que la sonrisa de Ronaldinho instaló en un Barça instaurado en la autocomplacencia y que, de la mano del brasileño, firmaría una de las páginas más doradas de su historia.


Fuente: Reportaje emitido en Movistar +: Fiebre Maldini (6/2/2016): Ronaldinho, a medianoche.