23 de octubre de 2012

Sergio Busquets, el crack silencioso


En el fútbol, el protagonismo es acaparado por los grandes cracks. Si eres colchonero, tu ídolo confeso será El Tigre Falcao; si te identificas con el Manchester United, suspirarás por Rooney y, si como yo; eres culé, Messi estará deificado. Ahora bien, los equipos se construyen de atrás para adelante. Es ahí donde comienzan los engranajes que, una vez en armonía, edifican un equipo sólido. En este esquema es donde aparece un jugador con un juego que pasa inadvertido para los medios de comunicación. De carácter apacible y silencioso, su juego es una delicia para los analistas del deporte. Como no podía ser de otro modo, hablamos de Sergio Busquets.

Pep Guardiola y Vicente del Bosque coinciden en decir: Si volviera a jugar, me gustaría parecerme a Busquets. De aspecto espigado, los movimientos de Busi, como le llaman sus compañeros, distan años luz a los de Xavi, Iniesta y Messi. No tiene las pelopinas (giros de 180º) de Xavi, ni la magia de Don Andrés, ni la fantasía de Messi. Sin embargo, el juego del Barça tal y como lo conocemos sería difícil de imaginar sin la figura de Busquets. Reservado en las ruedas de prensa e inteligente, él siempre permanecerá ahí, en el anonimato, entre bastidores...

Nacido en Badía, un pequeño pueblo de Barcelona, Sergio Busquets apareció en la vida de Guardiola allá por el año 2007. Por entonces, El Noi dirigia al Barça B en Tercera División y Busquets no era titular. Contaba con tan sólo 19 años y su apellido era el de una gloria efímera del club. En efecto, su padre Carles Busquets era portero suplente de Andoni Zubizarreta en la Copa de Europa de 1992 y uno de los actores secundarios del Dream Team.


Busi no jugaba en ningún escalafón inferior de la selección española y alternaba las lesiones con el banquillo hasta que Pep Guardiola se hizo cargo del filial. Como en una relación simbiótica, es inconcebible a Sergio Busquets sin la figura de Guardiola y a Pep sin Sergio. Apenas tres años después, Busquets sería titular en la final del Mundial tras haber ganado 7 títulos con el Barcelona. Pero eso es otra historia...

Cuando Guardiola es elegido por la secretaría técnica del Barça como entrenador del primer equipo, entiende que El Pulpo de Badía es inamovible. El Barça pierde en su debut ante el Numancia en Soria y sólo consigue empatar ante el Racing de Santander en el Camp Nou. Por desgracia, en fútbol, la necesidad de títulos para un club como el Barça exige una eficacia a corto plazo y esos resultados no llegaban. Los murmullos se apoderan del Camp Nou, pañuelos blancos empiezan a llenar las gradas como en el último año de Rijkaard y Guardiola se la juega ante el Sporting en El Molinón.

Tras descartar a Mourinho, no hay duda de que el futuro del joven entrenador depende del resultado ante el Sporting del añorado Manolo Preciado. ¿Injusto, cierto? El Barça vilipendia a los rojiblancos por 1-6 y Busquets, de titular, se resarce con un partido sencillamente espectacular. Después de eso, ya sabemos qué ocurrió. Tras el Triplete, vino el Sextete y, con la Liga de 2010, el Mundial de Sudáfrica esperaba impaciente a la vuelta de la esquina.


Este capítulo supone un punto de inflexión en la carrera de Busquets. Vicente del Bosque matiza el esquema con el que España ganó la Eurocopa 2008 y coloca a Busquets en la medular junto a Xabi Alonso. Las criticas no se hacen esperar. Los defensores de Aragonés atacan severamente esta formación. Argumentan que situar a dos jugadores de corte defensivo va a mermar el romántico juego de España. Suiza gana a La Roja en el partido inaugural y la avalancha de juicios recae sobre Busquets. Fiel a su estilo, el de Badía no se pronuncia al respecto. Su carácter reservado y tranquilo le impide responder a la retahíla de críticas que le aguardan. Pero hubo alguien que zanjó el tema de raíz...

Fue Vicente del Bosque quien lo hizo. Textualmente, manifestó: Si volviera a jugar, querría parecerme a Busquets. España ganó los dos partidos siguientes de la fase de grupos ante Honduras y Chile. Busquets fue titular. Después cayeron Portugal, Paraguay, Alemania y Holanda. España era campeona del mundo. A los opinólogos y detractores de Busi se los tragó la tierra. Xabi Alonso afirmaría que Busquets fue el mejor jugador del Campeonato del Mundo.

Aunque jugó de delantero hasta los 14 años y luego de interior, la posición natural de Busquets se sitúa entre los dos defensas centrales. En el juego del Barça y de España esta demarcación es fundamental. Suya es la función de sacar el balón jugado y de cederlo a los jugadores más creativos. Su posición es más retrasada que la de Xabi Alonso, de modo que es perfectamente combinable con el de Tolosa. Éste es un jugador estrictamente defensivo y domina de maravilla los espacios, el juego aéreo y los desplazamientos en largo. Busquets es un volante mixto revolucionado. La pareja Alonso-Busquets no es un doble pivote tradicional, sino una reinvención del concepto de doble mediocentro.


Dicho de otro modo, Busquets reencarna al Guardiola que empezó a aparecer en las alineaciones de Johan Cruyff y Carles Rexach en 1990. Es un jugador con un gran juego técnico, alto, incluso desgarbado, siempre ve la opción fácil, juega de primeras, es majestuoso con el balón como diría Pep, tiene un gran sentido del juego, su colocación es perfecta, siempre está en el lugar adecuado, sus pases son precisos y todo ello lo hace con suma tranquilidad. O sea, el jugador que necesita el Barça. Ver jugar a Busquets ejemplifica la Filosofía Barça, made in La Masía.

Dice Guardiola que, gracias a que Cruyff y Rexach estaban en el primer equipo, él pudo jugar en el Barça. Algo parecido ocurre con Busi y con Pep. Con otro entrenador, no habríamos descubierto a un jugador tan fantástico. Busquets es ese volante que no juega par él, sino para los demás, algo así como un obrero entre artistas, el que prepara la función para que los demás puedan representar. No es mediático pero su labor es encomiable.

Profesional, inteligente, competitivo y amable, Busquets es el jugador que más valoran los técnicos. La de mediocentro es la posición más difícil del fútbol. Hay que pensar ante la presión del rival y tomar decisiones en un lapso de tiempo muy corto. A la vez, la buena conducción y velocidad impresas en el juego dependen directamente de su papel. Prefiero cortar diez balones, robar entre líneas, que tirar diez paredes. A mí me da igual morder la salida del balón que barrer la zona porque estoy para eso, para facilitar el trabajo a los demás. Para disfrutar del fútbol en toda su gama de matices, hay que reparar en el juego del obrero, del hombre que huye de la atención mediática. Si Xavi es el arquitecto del Barça, Busquets coloca la base de los cimientos.


Fuente: Matías Manna (9/10/2010). Busquets y la inteligencia del mediocentro. Blog Paradigma Guardiola. Santiago Segurola. Busquets, el secreto mejor guardado. Diario Marca.

17 de octubre de 2012

Affaire kuwaití en España 1982


Tras el agónico empate que España sufrió anoche ante Francia en el descuento, Les Bleus vuelven a acaparar el protagonismo en Mis peloteros favoritos. Curiosamente, también tuvo lugar en España la anécdota de hoy aunque 30 años antes. Fue en el Mundial de 1982, sin duda, uno de los momentos más dramáticos de la historia de la selección francesa. La desdichada agresión de Toni Schumacher a Patrick Battiston en Sevilla, las molestias musculares de Platini y el affaire que la mujer de éste mantuvo con Jean-François Larios se sumaron al bizarro hecho que tuvo lugar en el Francia-Kuwait de la primera ronda.

El prodigioso Fútbol Champagne que practicó Francia en los ochenta no se saldó con ningún Campeonato del Mundo. España 1982 yace como recuerdo indeleble en la historia de un equipo muy ofensivo que tuvo que renegarse con un cuarto puesto en el certamen mundial. Por si eso fuera poco, Larios, que jugaría después en el Atlético de Madrid, fue apartado del equipo de Francia tras descubrirse la relación que mantuvo con la esposa de Platini. El capitán francés, al enterarse de la noticia, le dio un ultimátum al seleccionador Michel Hidalgo. Larios sólo jugaría la final de consolación ante Polonia en el Rico Pérez y nunca más sería convocado con la selección.

No obstante, el hecho que tiene lugar hoy es uno de los más rocambolescos que han tenido como escenario una Copa del Mundo. A fin de situarnos, Francia fue encuadrada junto a Inglaterra, Checoslovaquia y Kuwait, disputando los partidos de forma simultánea en San Mamés (Bilbao) y José Zorrilla (Valladolid). Sólo dos de ellas se clasificarían para la segunda fase de grupos en un extinto formato en el que los cuatro ganadores de grupo accederían a las semifinales del MundialFrancia e Inglaterra debutaron en San Mamés y los Pross cosecharon una victoria por 3-1. En Valladolid, una cenicienta selección de Kuwait consiguió un inesperado empate ante la Checoslovaquia de Panenka. La selección centroeuropea perdería 2-0 ante Inglaterra, sellando el pase de los ingleses a la segunda fase. Sólo quedaría una plaza libre que Francia no estaría dispuesta a malograr.


Era el 21 de junio de 1982 y a las cinco y cuarto de la tarde en el estadio José Zorrilla reinaba una apacible tarde veraniega. Francia y Kuwait se veían las caras. El ambiente era ensordecedor y todos estaban dispuestos a presenciar una buena tarde de fútbol. Dirigido por el trencilla soviético Miroslav Stupar, sería un partido en el que Francia se posicionaría rápidamente como la dominadora indiscutible del choque. Pocos de los allí presentes se podían llegar a imaginar que estarían ante uno de los partidos más surrealistas y estrambóticos que se recuerdan en un Mundial

Genghini adelantó a Francia al transformar un libre directo. Al borde del descanso, Platini finaliza una jugada personal para firmar el segundo gol de Francia que acusaron notablemente los jugadores kuwaitíes. En el minuto 2 de la segunda parte, antes de que los espectadores se acomodasen en sus asientos, Didier Six firmó lo que parecía la sentencia de Francia con el tercer gol de la tarde. Al Buloushi recortaría diferencias en el minuto 24. Fue entonces cuando Alain Giresse se disponía a efectuar un dribling a un adversario y en ese momento...

Uno de los espectadores de Kuwait sacó un silbato para hacer creer a los jugadores que el árbitro había señalado fuera de juego. El habilidoso centrocampista Alain Giresse, que no escuchó el ilícito pitido, dribló a su rival y anotó lo que parecía ser el cuarto gol de Francia. El colegiado se dirigió hacia el centro del campo y dio por válido el gol pero los jugadores de Kuwait se negaron a sacar de centro, se colocaron en la puerta del túnel de vestuarios y, de forma airada, comenzaron a protestar al ser llamados por ese extravagante espectador.


El responsable del silbato de la grada era nada menos que el jeque Fahad Al-Ahmed Al-Jaber Al-Sabah, hermano del emir de Kuwait y presidente de la Federación de Fútbol de Kuwait. Pretendía que sus jugadores abandonasen el campo. El célebre personaje, ataviado por su túnica y turbante, se dignó a bajar al césped del José Zorrilla y, ante el estupor de los periodistas y aficionados, comenzó a dialogar con el árbitro, mientras custodiaba su misterioso maletín. La Guardia Civil Española le hizo el pasillo al jeque y no intentaron frenarle aunque casi logran echar del campo a Michel Hidalgo, seleccionador francés. Lo esperpéntico del meollo es que Miroslav Stupar anuló el gol de Francia después de haberlo dado por válido e hizo proseguir el partido con un bote neutral.

Refugiado entre la multitud de la grada, el jeque desapareció de escena rápidamente. Con toda probabilidad, no era consciente del alcance del hecho que acababa de protagonizar. La justicia es lenta, pero siempre llega. Algo así ocurrió en el partido, dado que Francia se resarció minutos después de aquella trascendental decisión. Bossis marcó el, ahora sí, cuarto gol de los franceses. El partido continuó sin incidencias y el colegiado Stupar pitó el final sin añadir descuento, seguramente, con ganas de acabar con aquello y que aquel lamentable hecho se olvidara lo antes posible.

Nada más lejos de la realidad. la Federación Kuwaití y el jeque fueron severamente multados con una amonestación económica equivalente a 25.000 francos suizos en concepto de multa antideportiva y la FIFA suspendió al colegiado soviético Miroslav Stupar de por vida. Poco más se volvió a saber del célebre jeque Fahad hasta que volvió a aparecer en las primeras páginas de los periódicos ocho años después, el 2 de agosto de 1990 cuando perdió la vida en la invasión de las tropas iraquíes a Kuwait. A día de hoy, el contenido del maletín que siempre llevaba sigue siendo un misterio.


Fuente: Eugenio Llamas (marzo de 2010). El esperpento del Francia Kuwait. Blog Cuadernos de Fútbol.

10 de octubre de 2012

Equipos históricos: Bulgaria 1994


Existe una frase hecha en el mundo de fútbol que afirma que sólo recordaremos a los ganadores y que los perdedores desaparecerán en las brumas del olvido. Sin embargo, la experiencia demuestra que esto no es necesariamente cierto. Equipos de pueblo como el Mirandés plantándose en todas unas semifinales de Copa del Rey o una novata selección de Croacia en Francia 1998 son buena prueba de ello. Obviamente, no hay que olvidar a la gran Bulgaria de Hristo Stoichkov y Emil Kostadinov que, análogamente a los balcánicos cuatro años después, también lograrían el acceso a unas semifinales en Estados Unidos 1994.

La caída del sistema soviético en Europa a principios de los noventa supuso un cambio en la infraestructura económica imperante en el viejo continente. Por si eso fuera poco, en Bulgaria concretamente se diversificó el mercado de jugadores foráneos. De este modo, cracks como Stoichkov, Kostadinov y Balakov recalaron en el Barcelona, Oporto y Sporting de Lisboa, respectivamente. Fue algo así como un escaparate de las grandes estrellas del este que se consagrarían años después en el certamen mundial.

A fin de sembrar la tragedia, Bulgaria acudió al Parc des Princes de París en noviembre de 1993 para plantar cara a toda una selección francesa de Cantona, Papin y Ginolá, entrenada por Michel Platini. Era el último partido de clasificación para el Mundial de Estados Unidos en 1994 y todo parecía de cara para que les Bleus comprasen el tícket mundialista. A fin de cuentas, en el fútbol las ideas preconcebidas no son relevantes y Kostadinov se encargó de recordárselo a todos los franceses. El jugador del Oporto volteó el marcador en el último minuto tras un clamoroso error de Ginolá. Bulgaria jugaría el Mundial.


Sin presiones de ningún tipo, Los Luvovete fueron encuadrados en el grupo D del torneo junto a Argentina, Nigeria y la cenicienta Grecia, debutante en una Copa del Mundo. Anecdóticamente, el hecho más célebre de este grupo fue la suspensión de Diego Armando Maradona. El Pelusa jugó su último partido con la selección de Argentina el 21 de junio de 1994, tras dar positivo en un rutinario control anti-dopping al cierre de un Argentina Grecia que la albiceleste ganaría por un cómodo4-0.

Dicho esto, el debut de Bulgaria en el Mundial no fue nada fácil. Los Leones recibieron una goleada por 3-0 a manos de la sorprendente Nigeria de Amunike en un abarrotado Estadio Cotton Bowl de Dallas. Pero esta dolorosa derrota motivó a Bulgaria que se resarció de la misma ante la comparsa Grecia por 4-0 en Chicago, con goles de Letchkov, Borimirov y Hristo Stoichkov con dos tantos transformados desde los once metros. Era la primera victoria de Bulgaria en una Copa del Mundo.

Catatónicos por el fútbol desplegado, los seguidores búlgaros esperaban temerosos que tarde o temprano su selección cayera eliminada. Sumidos en este placentero sueño, ese partido no llegaba y en el siguiente choque doblegaron a una desdibujada Argentina sin Maradona por 2-0. Dado que el formato actual del Mundial no llegaría hasta Francia 1998, se clasificarían los tres primeros de grupo, por este orden, Nigeria, Bulgaria y Argentina. Bulgaria accedía a los octavos del final del Mundial.


En los play-off del torneo, Bulgaria se veía las caras con México, en un partido en el que el frágil poste de una portería fue el protagonista al romperse inesperadamente. Stoichkov abrió el marcador por medio de un potente disparo que entró en la meta defendida por Jorge Campos, legendario cancerbero mexicano. García Aspe empató a un gol y el partido se tuvo que decidir a penaltis. Borislav Mihailov se consagró como el héroe bajo los palos para abrir las puertas de una eliminatoria de cuartos ante la campeona Alemania de Völler, Klinsmann, Riedle y Matthaus.

Klinsmann se dejó caer en el área búlgara y el colegiado señaló penalti. Con sangre fría, Lothar Matthaus transformó la pena máxima y adelantó a la Mannschaft en el marcador. Posteriormente, Hristo Stoichkov, fue derribado por el defensor bávaro Andreas Moeller a unos 23 metros de la portería defendida por Bodo Illgner. El sempiterno Stoichkov firmó un tanto de bella factura al materializar el libre directo. La sentencia la dictaminaría la alopécica testa de Lechtkov mediante un cabezazo de precisión anatómica. En sólo tres minutos, Bulgaria fue la artífice de una de las más grandes decepciones de un Mundial. La inquebrantable Alemania campeona del mundo había sucumbido ante un equipo de emergentes estrellas prácticamente desconocidas y Bulgaria se postulaba como uno de los cuatro mejores equipos del mundo.

En Nueva York les esperaría la temible Italia de Baggio y Maldini, entrenada por Arrigo Sacchi. Precisamente sería Baggio quien adelantaría a los italianos, sirviéndose de un saque de banda de Roberto Donadoni. La temperatura en la ciudad de los rascacielos rozaba los 35 grados, algo que no impediría ver un partido frenético y con unas altas cotas de emoción. Tras unas jugadas fallidas por parte de la Azurra, Roberto Baggio volvería a marcar. Esta vez era su quinto gol en el Mundial


En cinco minutos, Italia había hundido a Bulgaria, dicho sea de paso, con un juego realmente vistoso. Maldini, reconvertido a centrocampista en la selección, pudo hacer el tercero. No obstante, al borde del descanso, Pagliuca derriba a Sirakov que regatea hasta a tres adversarios. Penalti claro que Hristo Stoichkov aprovecharía para igualar a Salenko como máximo artillero del Mundial con 6 dianas. Bulgaria persistió hasta el final e incluso pudo empatar gracias a una mano de Costacurta en el área que el árbitro no pitó.

Italia rompió en añicos el sueño búlgaro de plantarse en la final. Los transalpinos certificaron en Nueva York el pase a su cuarta final. Fue en Nueva York, a modo de paralelismo emocional en la ciudad a la que miles de italianos emigraron durante el siglo pasado para alcanzar el deseado Sueño Americano. La Suecia de Brolin, Dahlin y un joven Larsson, equipo que también merece mención propia, cayó ante Brasil en la otra semifinal. Suecos y búlgaros, cansados y decepcionados se enfrentaron por el tercer puesto en Pasadena (Los Ángeles). El incombustible portero Ravelli no tuvo demasiado trabajo y Kostadinov que jugó en el Deportivo de La Coruña anotó un tanto que fue anulado por fuera de juego. Bulgaria fue vapuleada por el gran talento escandinavo.

A pesar del cobre, Bulgaria es recordada por el gran fútbol que desplegó. Aunque anárquico y ácrata, fue un equipo que controló realmente bien los egos. Luboslav Penev, bien recordado por la afición del Atlético de Madrid y sobrino del seleccionador Dimitar Penev, no pudo asistir al torneo al estar recuperándose de un cáncer testicular. En resumidas cuentas, es la historia de cómo un equipo clasificado in extremis llegó a las semifinales de un Mundial. Pese a contar con una buena plantilla, caer en octavos hubiera sido una sensación reconfortante para los atónitos aficionados búlgaros. Timbas de póker, suculentos licores y voluptuosas azafatas fueron también los acompañantes de los pupilos de Penev en la cita mundialista. Fue en Estados Unidos 1994, tierra de oportunidades. El sueño americano se quedó en eso: en sólo un sueño.


En la clasificación de la Eurocopa de 1996, Bulgaria encadenó un considerable número de victorias e incluso volvió a ganar a Alemania en Sofía. No obstante, el equipo había perdido la punta de lanza ofensiva. El impago de algunos jugadores por parte de los clubes europeos se evidenció y terminó desgastando a los futbolistas. Todo terminaría en la Eurocopa de Inglaterra 1996 en la que Francia eliminó a Bulgaria en la primera 

Bajo la batuta de Dimitar Penev, he aquí la lista de los jugadores que lograron el cuarto puesto en USA '94 con sus respectivos equipos entonces. 

Porteros:  Borislav Mikhailov (Levski de Sofía) y Plamen Nikolov (Levski de Sofía).

DefensasEmil Kremenliev (Levski de Sofía), Trifon Ivanov (Neuchatel Xamax de Suiza), Tsanko Tsvetanov (Levski de Sofía), Petar Houbchev (Hamburgo), Nikolai Iliev (Stade Rennais) e Ilian Kiryakov (Mérida).

CentrocampistasZlatko Yankov (Levski de Sofía), Iordan Letchkov (Hamburgo), Daniel Borimirov (Levski de Sofía), Ivaylo Yordanov (Sporting de Lisboa), Boncho Genchev (Ipswich Town), Georgi Georgiev (Mulhouse FC) y Krassimir Balakov (Sporting de Lisboa).

Delanteros: Emil Kostadinov (Oporto), Hristo Stoichkov (FC Barcelona), Nasko Sirakov (Levski de Sofía), Petar Mikhtarski (Pirin Blagoevgrad), Petar Aleksandrov (Aarau de Suiza), Velko Yotov (RCD Espanyol) e Ivaylo Andonov (CSKA de Sofía).

Vídeo que sintetiza la aventura de Bulgaria en Estados Unidos 1994. Fue un Mundial memorable en el que destacaron selecciones pequeñas como Rumanía, Nigeria, Arabia Saudí y Suecia en un país en el que el fútbol no goza de mucha popularidad. 

Fuente: Víctor Romero (17/7/2010). Bulgaria 1994, Blog Futbolistas con Karma

1 de octubre de 2012

Anticatalanismo



Antes de embarcarme en mis elucubraciones, el artículo que estás a punto de leer se exime de contenido deportivo. Como habrás deducido por el título, hoy no trataré cuestiones deportivas o estrictamente futbolísticas. Aclarado el matiz, tampoco contaminaré el blog de política porque no es el sitio. Siempre hay que intentar separar política y deporte pero, afrontémoslo, van cogidas por la mano. ¿De qué estoy hablando? Sólo tienes que seguir leyendo...

El anticatalanismo, o antisenyerismo como diría mi idolatrado Rubén Uría quien me ha inspirado a escribir este artículo, es un tema realmente extenso sobre el que se ha escrito, se escribe y se seguirá escribiendo en todos los formatos, medios y ópticas que podamos concebir. Es el eterno debate de siempre, soporífero, monótono, hastiante y banal con el que uno ya empieza a bostezar. Debate que, como comprenderás, no voy a retroalimentar innecesariamente. Únicamente, hay que tener en cuenta que, con la actualidad tan endémica que atraviesa España, estos temas deben pasar a un segundo plano. Exacto, deben.

Pep Guardiola hizo una aparición tan breve como clara en la Diada, la fiesta nacional de Catalunya, el pasado 11 de septiembre con motivo de la multitudinaria manifestación por la independencia. Conocido por todos su ferviente catalanismo, no hizo más que reivindicar algo tan evidente como que el agua moja. Aquí tenéis un voto más. Con esta demoledora frase, mostró, de forma poco precisa y algo ambigua, su sintonía con el movimiento revolucionario. Sirviéndose de la incendiaria cita, muchos acusan a Guardiola de un antiespañolismo, cuando muchos de esos esbozan una mueca de repudio hacia todo aquello que apeste a catalán. 

Parece complicado que una frase de apenas cinco vocablos pueda destapar tantos comentarios, ya sean positivos o negativos. Hay quien dice que Guardiola no puede mostrar ese sentimiento tan radical, como si ser ex-entrenador de fútbol le incapacitara para proclamar lo que piensa y siente. También muchos como Alfonso Pérez, compañero de Pep en la selección española, se preguntarán por qué jugaba con La Roja si pensaba de ese modo. No conocía que prestar sus servicios a la selección, con la que disputó el Mundial de 1994 y la Eurocopa 2000, podría generar tantas deudas o compromisos morales a largo plazo. Dicho sea de paso, el marco legal existente cuando Pep Guardiola jugaba con la selección española le obligaba a presentarse en la convocatoria y Pep no desafió el imperativo legal.

Guardiola siempre ha paseado por los cuatro costados su irrefrenable catalanismo, porque es catalán. O sea, no hace apología del independentismo porque diga que es de un país como Catalunya. Fijo que a alguien de tu pueblo le llamarás paisano, palabra derivada de país, y apuesto que no eres independentista de tu pueblo. No hay vuelta de hoja. Seguro que tú, querido lector, allá donde te encuentres también te sientes orgulloso de tu pueblo, tierra o país. El Barça es un club desacomplejadamente catalanista y, por tanto, siempre se ha mostrado al servicio de su país, Catalunya, paseando su bandera por todos los rincones del mundo en los que ha desplegado su fútbol.

Escuché una vez: La vida es demasiado corta como para pasárnoslas pidiendo explicaciones. Aplicando dicha tautología, con Guardiola sólo podemos hacer dos cosas: la inteligente y la otra. La opción avispada consiste en dejar a un lado su ideología y sentimiento para quedarnos con lo que nos ha dado que, digámoslo, no es poco. Es más inteligente admirarle por lo que le ha dado al Barça, enamorarse del fútbol, por haber sublimado el juego, por atribuir elementos en un deporte en el que se creía que ya estaba todo inventado y disfrutar todos los matices de su vasta filosofía que decepcionarnos por cinco palabras que expresan su sentir. No hay que juzgar a la gente en función de lo que siente. 

La intolerancia imperante en España, país en el que abundan fachas y paletos, provocan un resquemor y un nudo marinero en el estómago cuando se pronuncia la palabra independentismo. La verdad sea dicha, a mí la unidad de España me importa tanto como el cumpleaños de una tortuga. Hay cosas más importantes. Recientemente, Sandro Rosell, con el que no comparto su discurso, manifestó públicamente: Si Catalunya se independiza, el Barça seguiría jugando la Liga Española. No entiendo por qué sus palabras han destapado tanto alboroto. Ahí está Mónaco, que es un estado independiente a Francia y, sin embargo, su club juega la Liga Francesa. De hecho, es el último club francés que ha jugado una final de Champions, la que perdería ante el Oporto de Mourinho en 2004.

Con mis palabras, puedo ganarme la animadversión de mucha gente y el cariño de muchas otras. En realidad, no me importa mucho. El Barça es el club más importante de España. Sólo los azulgranas han aportado a nuestra selección un número elevado de jugadores con los que conseguir su objetivo y ambos practican un fútbol muy parejo y similar. En el Real Madrid no deberían estigmatizar tanto a los catalanes porque el club merengue existe gracias a un país como Cataluña, dado que fue fundado por dos hermanos catalanes: Joan y Carles Padrós. A fin de cuentas, ¿Qué mas da si eres un españolista visceral o separatista confeso? En definitiva, cuando aprendamos a respetar lo que piensa y siente cada uno, seremos realmente maduros.


Fuente: Inspirado en el artículo de Rubén Uría (13/9/2012). Banderas y fronteras. Yahoo! Deportes.