31 de diciembre de 2014

Resumen de 2014. ¡Rumbo a 2015!


Se acaba un año 2014 repleto de muchos eventos futbolísticos, de grandes momentos, de victorias inolvidables, de derrotas importantes y de muchas pérdidas. Un año que no será especialmente recordado por los seguidores del Fútbol Club Barcelona ni por los aficionados de la selección española que firmó un más que decepcionante en el Mundial de Brasil. No obstante, fue el año en que el Real Madrid pudo conquistar su ansiada décima Copa de Europa, el Atlético de Madrid se agenció con su también décimo título de Liga y el Sevilla FC se hizo con su tercer entorchado en la Europa League.

El año comenzó con la inesperada muerte de Eusebio, el mítico jugador portugués ganador del Balón de Oro en 1965, a la edad de 71 años. La luz del mejor jugador portugués de todos los tiempos, con permiso de Luis Figo y Cristiano Ronaldo, se apagaba de forma completamente imprevisible, un auténtico luto en el fútbol luso. Sería otro portugués el protagonista de esos días. En efecto, Cristiano Ronaldo ganaría su segundo Balón de Oro, tras el conseguido en 2008, por delante de Leo Messi de Franck Ribéry.

Sin duda, las notas más tristes de este año que damos por finalizado fueron los adiós de Tito Vilanova, Luis Aragonés, Alfredo DiStéfano y el mencionado Eusebio. El que fuera entrenador del Fútbol Club Barcelona y eterno compañero de Pep Guardiola nos dejó el pasado 25 de abril al no poder superar su complicada enfermedad. Fue un palo duro, tanto en el seno del barcelonismo, como en todo el mudo del fútbol. La triste desaparición de Tito Vilanova se sumó a la pérdida de Luis Aragonés en el mes de febrero. El mentor de La Roja, el ideólogo de los éxitos de España y El Sabio de Hortaleza nos dejaba a la edad de 75 años. El 7 de julio nos dejaría uno de los mejores jugadores de todos los tiempos. La magia de Alfredo DiStéfano se apagaba para siempre. Atrás quedaban innumerables récords, galardones y títulos en su proliferada trayectoria profesional.


El Fútbol Club Barcelona sumaría uno de los años más negativos de las últimas temporadas cargadas de éxitos. La pecaminosa derrota en cuartos de final de la Champions League ante el Atlético de Madrid, el subcampeonato en la Copa del Rey contra el Real Madrid, el endeble estado de forma de Leo Messi, la sanción de la UEFA y una política de fichajes realmente discutible han empañado un 2014 que no será recordado con una sonrisa por los aficionados y simpatizantes del equipo azulgrana. Evidentemente, el ya citado fallecimiento de Tito Vilanova fue más que suficiente para tildar el año como muy negativo.

También ha sido un año de ruptura de sequías. El Real Madrid ganó su anhelada décima Copa de Europa al sobreponerse al Atlético de Madrid en la final de Lisboa por 4-1, con goles de Sergio Ramos, Marcelo, Gareth Bale y Cristiano Ronaldo. El conjunto merengue dejaba atrás una racha de 12 años en blanco y ganaría, al fin, su competición fetiche. Paralelamente, su vecino, el Atlético de Madrid también ganaría otro décimo título, pero sería el de Liga. Los colchoneros ganaron la Liga en el Camp Nou con gol de Godín su décimo alirón, algo que no conseguían desde 1996. Una sequía con mayoría de edad. Los del Cholo Simeone coronarían el año con el subcampeonato en la Champions League, una gesta que no lograban desde 1974 con el gran Luis Aragonés y con la Supercopa de España.

El Sevilla FC ganaría su tercera Europa League, la primera con su actual formato. Los de Unai Emery derrotarían al Benfica en la tanda de penaltis en la final de Turín. De este modo, el cuadro sevillista sumaría su tercer entorchado, tras los títulos ganados en 2006 y 2007. Las actuaciones de Iván Rakitic, traspasado al Fútbol Club Barcelona en verano, y de Beto en la portería sería decisiva para llevar a las vitrinas de Nervión la que ha sido, sin duda, su torneo favorito. En Liga, el Sevilla firmaría un quinto puesto que le daría derecho a participar en la Europa League de la temporada 2014/2015 con la opción de revalidar el título de campeón.


2014 fue un año de Mundial y en junio los estadios brasileños abrieron sus puertas de par en par. España defendía título y todas la miradas estaban puestos sobre el envejecido equipo que Vicente del Bosque convocó a Brasil para repetir la gesta de Sudáfrica cuatro años atrás. La Roja quedaría encuadrada en el grupo junto a Holanda, Chile y Australia. España sería vapuleada en el partido inaugural ante Holanda por 5-1 y caería por 2-0 contra Chile, de modo que los sueños de revalidad título se estrellaron en la fase de grupos del Mundial. La otra gran decepción del torneo sería la anfitriona Brasil, humillada ante Alemania, a la postre campeona del mundo, en semifinales por un escandaloso 7-1.

La selección de Alemania se adjudicaría su cuarto campeonato del mundo, igualando en títulos mundiales a Italia. El combinado teutón mostró su supremacía desde el comienzo del torneo y desvalijó sin piedad a las selecciones que se interpusieran en su camino: Portugal, Estados Unidos, Ghana, Argelia, Francia, Brasil y Argentina en la final de Maracaná. La albiceleste de Alejandro Savella y comandada por Leo Messi caería ante Alemania en una reedición de las finales de México 1986 e Italia 1990, en las que ganarían Argentina y Alemania, respectivamente. El gol de Mario Götze en la prórroga nos hizo recordar al de Iniesta hace cuatro años en Johannesburgo. Así pues, Alemania se convertiría en la nueva campeona del mundo.

En resumidas cuentas, así acaba un año 2014 que ha traído de todo consigo: victorias, derrotas, alegrías, pérdidas y decepciones. En 2015 la selección española no participará en ningún torneo oficial, dado que hay Copa América en la que podremos ver a cracks de la talla de Leo Messi, Neymar y Luis Suárez. Eso ha sido todo lo que nos ha dado este año que ahora finaliza. Desde Mis peloteros favoritos, os deseamos un feliz año nuevo cargado de salud, bienestar, buen rollo, felicidad y, por supuesto, de buen fútbol. Y es que, si el fútbol no hubiera existido, probablemente habría que inventarlo.


¡Feliz 2015!

12 de diciembre de 2014

El caso Bosman


Hay un episodio que tuvo bastante eco mediático y cuyos efectos siguen latentes. El caso Bosman afectó de manera bastante considerable a los grandes equipos de fútbol, a las ligas europeas y, por extensión, a los equipos más modestos. Jean-Marc Bosman no pasará a la historia del fútbol como el mejor futbolista de todos los tiempos y tampoco por una calidad bárbara, pero sí lo hará por luchar por los derechos como trabajador.

Allá por 1990, el futbolista belga Jean-Marc Bosman militaba en las filas del RFC Lieja, de la Primera División de Bélgica. En junio de ese año, el club belga le ofreció a Bosman una ampliación del contrato por una temporada más, la cual el futbolista rechazó alegando que dicha renovación no ofrecía una mejora económica de su salario. El castigo del RFC Lieja sería ponerlo en el mercado de fichajes con una cláusula de rescisión superior a los once millones de francos belgas. Un mes después de los hechos, el RFC y el Dunkerque negociarían la cesión de Bosman por un año más una opción de compra. No obstante, el Lieja obligaría al Dunkerque a pagar la cláusula, a lo que el equipo francés se opondría.

Rotas las negociaciones, el RFC Lieja apartaría a Bosman del equipo. El futbolista interpuso una demanda al Lieja, a la Federación Belga y a la UEFA, alegando que las restrictivas normas de la Federación Belga y de la UEFA le habían impedido recalar en las filas del Dunkerque y entraba en conflicto con la libre circulación de jugadores europeas. Cincos años después de los hechos, la sentencia del Tribunal de Justicia dictaminó ilegales los cupos de jugadores extranjeros de los países europeos y se ilegalizaron las cláusulas para indemnizar a jugadores que habían cumplido sus contratos deportivos.

Todo ello generó unas consecuencias importantes en el fútbol europeo y mundial. Los grandes equipos pudieron a partir de entonces fichar a un número ilimitado de jugadores comunitarios y extracomunitarios, lo que redujo la competitividad de las grandes ligas europeas. Consecuentemente, las ligas menores de Europa y de Latinoamérica vieron cómo sus mejores jugadores partían rumbo a Europa y los grandes clubes europeos se hicieron cada vez más poderosos, mientras que las menores se fueron reduciendo progresivamente. Eso explica que equipos como Nottingham Forest, Steaua de Bucarest o Aston Villa lograran grandes gestas con las que hoy no se atreverían ni a soñar. Esa fue la historia de Bosman, el hombre que cambió las normas del fútbol.

2 de diciembre de 2014

Los calabozos del Borussia Dortmund


Los ultras fanáticos de fútbol representan la cara más lamentable del deporte, por llamarlo de alguna manera. Algunos equipos han optado por su erradicación, aunque resulta francamente complicado. Sin embargo, si hay un equipo que ha sabido entender a la perfección su riesgo, ese ha sido el Borussia Dortmund. El conjunto alemán castiga muy severamente los malos comportamientos, tanto los árbitros en el césped como el club en la grada. Los alemanes son bastantes estrictos con cualquier gesto ofensivo o insulto vejatorio. Las consecuencias punitivas pueden ser acabar en los calabozos del estadio. Sí, has oído bien, en los calabozos.

El Westfalenstadion, ahora denominado Signal Iduna Park por motivos comerciales, guarda una de las curiosidades más anecdóticas de los estadios europeos. Debajo de uno de los fondos, se encuentran un par de calabozos. Uno de ellos es destinado para los aficionados del equipo local que perturben la paz y la otra para los seguidores del conjunto visitante que no respeten las medidas de seguridad. Obviamente, la existencia de dos celdas fue pensada para evitar disturbios entre ambos equipos dentro de estas domésticas prisiones.

Dichas penitenciarías cuentan con una capacidad de 120 personas cada una y están pensadas para esos hooligans más fervientes y los que se exceden por motivos etílicos, a fin de evitar altercados. Adicionalmente, sus paredes están aisladas acústicamente, de modo que quienes van a parar allí no escuchan absolutamente nada de los partidos del Borussia Dortmund. La pequeña comisaría que los precede cuenta con cámaras de seguridad de alta tecnología que permiten grabar cualquier fechoría que se cometa dentro de las instalaciones del club alemán e identificar a sus responsables.

Básicamente, estas cárceles están diseñadas para los aficionados ebrios que pueden ocasionar problemas. En dichos casos, se les deja salir aproximadamente quince minutos antes de la conclusión del partido. En casos de altercados más graves, los hinchas pasan a manos de la justicia. Otros equipos de Alemania como el Bayern de Múnich también han tomado estas medidas para aumentar el buen ambiente en el estadio y disminuir la violencia y el fanatismo más absurdo. 


Fuente: J. I. García Ochoa (20/4/2013). La cárcel del Borussia. Diario Marca.

1 de diciembre de 2014

El autogol de la muerte


En el fútbol, no siempre hay historias agradables y alegres. Nada más lejos de la realidad. Entre bastidores, han ocurrido algunos casos episódicos repletos de drama y horror. Y lo peor de todo, siguen ocurriendo. El deporte, en general, es escenario de la competición, el espectáculo y el bienestar físico. Sin embargo, en la trastienda han sucedido hechos sórdidos y espeluznantes. Sin más dilación, para abordar esta historia, hay que remontarse al Mundial de Estados Unidos en 1994, concretamente, al partido de la primera fase entre Colombia y Estados Unidos.

A fin de situarnos, Colombia fue encuadrada en el Grupo A junto a Rumanía, Suiza y la anfitriona Estados Unidos. Los Cafeteros perdieron el partido inicial ante el combinado rumano. En la segunda jornada, los colombianos se medían ante la selección de Estados Unidos en el estadio Rose Bowl de Los Ángeles. Necesitaban una victoria o, de lo contrario, quedarían eliminadas de un Campeonato del Mundo que contaba con estrellas como Carlos Valderrama, Adolfo Valencia y Francisco Maturana en el banquillo.

En el minuto 35 del encuentro, el defensa colombiano Andrés Escobar fue a despejar un balón raso, con tan mala fortuna que encajaría un gol en propia puerta. Colombia perdería aquel nefasto encuentro por 2-1 con goles del estadounidense Stewart y de Valencia por parte del seleccionado tricolor, quedando eliminada del Mundial. Nada haría presagiar que, escasos diez días después de dicho partido, el drama se cebara sobre el zaguero colombiano.

Era la época en la que el crimen organizado y la violencia generalizada asolaban Medellín, tan sólo un año después de la muerte del famoso narcotraficante Pablo Escobar, con quien curiosamente compartía apellido. Los sicarios, maleantes y asesinos habían convertido Colombia en el campo de batalla de la sangrienta guerra del narcotráfico. Apenas diez días después, Andrés Escobar, aún apesadumbrado por el autogol que supuso la eliminación del Mundial para su país, se relajaba en una discoteca junto a unos amigos. Al salir, varios individuos le increparon e insultaron. De carácter sereno, Andrés Escobar no caería en esas provocaciones y, mientras éste se dirigía a su coche, dichos sujetos le descerrajaron seis tiros. Tenía 27 años.

Al parecer, el malogrado jugador había causado cuantiosas pérdidas económicas por apuestas deportivas a los narcotraficantes más peligrosos de Colombia tras el gol en propia puerta que encajó. Otras versiones apuntan que su muerte fue debida al tumultuoso ambiente que se respiraba en la ciudad de Medellín, de modo que la eliminación del Mundial no fue el desencadenante de tan dramático suceso. Andrés Escobar era un jugador tranquilo, tanto en el terreno de juego, como fuera de este. Esta muerte absurda, fruto de la barbarie y el fanatismo, conmocionó Colombia y al mundo entero.