22 de octubre de 2014

La decadencia de Gerard Piqué


Muchos jugadores del FC Barcelona han bajado su nivel desde la última temporada, de tan nefasto recuerdo. Sin embargo, si hay uno cuyo rendimiento ha descendido considerablemente, ése ha sido Gerard Piqué. El central catalán ha pasado de ser uno de los mejores defensas del mundo a ser un simple sucedáneo de lo que un día se cotizó a precio de oro. Una joya de primerísimo nivel cuyo valor se ha visto reducido a una obsoleta baratija.

El caso de Gerard Piqué es bastante atípico. En general, un buen central se mide en función de su experiencia y veteranía. Cuando Piquenbauer tenía 22 años, ya era considerado el mejor central del mundo, en gran parte gracias al sublime papel desempeñado en la final de la Champions en Roma. Adicionalmente, el hecho de jugar en la retaguardia con un mariscal de la talla de Carles Puyol elevó de forma exponencial su nivel. En situaciones como estas, se valora la importancia de contar en el patio trasero con Puyi, capaz de mitigar cualquier error que un central más adelantado pueda cometer. Dicho de otro modo, no es lo mismo tener detrás a Puyol que a Bartra.

Piqué tocó techo. Con su inseparable compañero de batallas Puyol, se ganó el Mundial. El año siguiente llegó la Champions de Wembley, otra Liga, el segundo Mundialito y, más tarde, la Eurocopa. Quizá por ello se hizo cierto el aforismo Más grande será la caída. Salieron a la luz situaciones rocambolescas y extradeportivas, desde su adicción al smartphone hasta el reciente escándalo con la guardia urbana de Barcelona, pasando por los excesos, fruto de su relación sentimental con la cantante Shakira. En resumidas cuentas, ha sucedido una avalancha de episodios que no han contribuido precisamente a encumbrar el rendimiento de Piqué.

Salvando las distancias, se trata de un caso bastante parecido al de Ronaldinho. Es decir, un jugador que, en poco tiempo, pasó de tocar el cielo con la yema de los dedos a arrastrarse por los terrenos de juego. Probablemente, esta afirmación sea exagerada, pero lo único cierto es que ambos jugadores son irrecuperables a primer nivel. Obviamente, los errores de un central se pagan muchos más caros que los de un delantero, de ahí la evidente decadencia del zaguero catalán. Además, la posible autocomplacencia, producto de la resaca de títulos, puede haber supuesto una pérdida de hambre de triunfos.

Según diversos rumores, fue Pep Guardiola en su salida del club en 2012 quien pidió a la directiva que se efectuasen profundos cambios en la plantilla, cambios que nunca se produjeron. En concreto, dichas bajas eran las de Cesc Fàbregas, Dani Alves y Gerard Piqué. Guardiola, de forma visionaria, ya era consciente del bajo nivel físico que arrastraba el jugador y previó esa bajada de forma. En fútbol, el mejor analista siempre es el tiempo y, en este caso, se ha comprobado cómo efectivamente Guardiola no estaba equivocado.

A un jugador de la categoría de Piqué le ha afectado el bajo nivel de competitividad del Barcelona en la temporada anterior, las vacas flacas por la ausencia de títulos y ver cómo jugadores como Xavi o Iniesta sumaban años y descendían su nivel de forma paralela. Con todo, sería justo afrimar que, para ver a un jugador descender su nivel de forma tan drástica, antes hay que haberlo visto en lo más alto. Ese ha sido el lugar de Piqué durante mucho tiempo. Un lugar que, esperemos, vuelva a recuperar lo antes posible.

2 comentarios:

  1. La verdad que esta muy mal Piqué, pero sobre todo por lo extra fútbolistico que le juega en contra.

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    1. La verdad es que sí, Martín. Ojalá recupere el nivel que el Barça necesita.

      Un abrazo y gracias por tu comentario.

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