A petición personal de mi buen compañero y amigo Migue, me embarco en esta intrépida aventura que sobrevolará, como el nombre indica, por la historia del Real Madrid. Aunque exenta de sexo, coches ardiendo y tiros a raudales, la que están a punto de presenciar es una de esas tramas en las que el protagonista pasa de caernos bien a profesarles una profunda aversión por méritos propios. Como se diría en la gran pantalla, sería un cambio brusco en la personalidad del personaje que, obviamente, incide en el argumento de la cinta.
La historia de nuestro protagonista se gesta en Francia a mediados de los años cincuenta. Al otro lado de los Pirineos, un periodista de L'Équipe llamado Gabriel Henot tuvo un sueño. Sobre él revoloteó la onírica imagen de crear una nueva competición. En suma, ideó que los campeones de cada liga europea disputaran una nueva competición para dictaminar, así, quién sería el mejor equipo del viejo continente.
Ese revolucionario sueño se plasmó en algo tangible poco tiempo después. La UEFA empleó su aparato logístico para facilitar las infraestructuras necesarias con las cuales la exuberante idea de aquel periodista francés se tornara en algo real en poco tiempo. Aquel lejano esbozo se convirtió hizo realidad. Fue así cómo en 1956 se crea oficialmente la Copa de Europa que, en su primera edición, se adjudicaría el Real Madrid de Di Stéfano, Rial, Kopa, Puskas y Gento que goleó al Stade de Reims por cuatro goles a tres.
Aquello fue el germen de la competición europea más prestigiosa y tuvo en su regazo a la saga más gloriosa y laureada de la historia del Real Madrid. Santiago Bernabéu fue valedor de aquel pretencioso proyecto en el que floreció el mejor Madrid de la historia con la consecución de las cinco primeras ediciones del torneo. Su formato y dificultad distaban diametralmente del actual.
Entonces no existía el envolvente himno actual ni tampoco los balones con motivos de estrella. Lejos de los opíparos contratos televisivos, el embriagador merchandising y las edulcoradas estrellas, aquello era una sana competición. En la actualidad, un recital de señores con corbata que se frotan las manos con sus opulentos contratos de varios ceros han ido desvirtuando la competición, aunque la magia del fútbol permanece indemne.
No cabe duda de que aquel Real Madrid pasaba como una apisonadora por encima de sus víctimas. Tanto es así que la final de la quinta Copa del club, celebrada en el año 1960 ante el Eintracht de Frankfurt, terminó con el rocambolesco y desaforado marcador de 7-3, con hat-trick de Di Stéfano. Aquel partido está considerado como uno de los más grandes de la historia. De hecho, durante los años 90 la BBC seguía emitiendo el partido con asiduidad y en Inglaterra se programó durante cierto tiempo todos los días de navidad.
Eran tiempos felices. La esencia de los años 20 trasladada al apogeo del régimen franquista. Tiempos donde el Real Madrid era un club castizo y generoso, en los que Punto Pelota no había visto la luz y en los que las mocitas madrileñas coreaban alegremente el himno del club de todos los españoles. Tiempos en los que José Mourinho sólo era un humilde niño portugués y en los que Cristiano Ronaldo no existía ni en sus fantasías más salvajes. Tiempos en los que el mejor jugador del mundo sí era portugués. Otros tiempos...
Grande fue también la Quinta del Buitre. Aquella generación de canteranos comandada por Butragueño, Míchel, Pardeza, Martín Vázquez y Sanchís se proclamó cinco veces consecutivas campeones de Liga, logró una extinta Copa de la Liga y dos ediciones correlativas de la Copa de la UEFA. Eran épocas de cantera, de apostar por chavales formados en casa y, cómo no, de señorío. Estos brillantes futbolistas no pudieron ser condecorados con la Copa de Europa.
Fue una provecta demora de 32 años sin que el Real Madrid ganara el torneo en cuya creación estuvo implicado, sin hacerse con su competición fetiche. En realidad, era algo parecido a lo que ocurre actualmente, pero se aceptaba la derrota y no se culpaba de ella a los árbitros. Ahí estaba el Oporto de Paulo Futre, la Juventus de Platini o el Milán de Sacchi. El Real Madrid expandía su hegemonía a lo largo y ancho de todo el territorio nacional pero no encontraba el tan anhelado cetro europeo.
Es lo que tiene la libertad de expresión: todo el mundo tiene voz y el mundo de llena de opinólogos, que no siempre son buenos. Muchas voces dicen que el Real Madrid es el mejor equipo de la historia y tan sólo ha ganado 9 Copas de Europa pese a que la competición existe de forma ininterrumpida desde 1956. Es más. El equipo capitalino siempre ha tenido a los mejores jugadores de la época. ¿El Barça? Según estos refutados opinólogos, nunca ha sido ni un atisbo de la penumbra del sacrosanto escudo del club. Para que el argumento de las 9 Copas de Europa me convenciera, el Madrid debería tener por lo menos 27 Copas de Europa. ¿No ha tenido siempre a los mejores? Pues el movimiento se demuestra andando...
Oí en cierta ocasión que los buenos equipos son esos que cuyas jugadas y estilo permanecerán indelebles en la mente de todos los aficionados. Los clubes históricos aportarán algo nuevo al deporte, ya sea un concepto paradigmático o un fútbol de ensueño. Ahí está Mourinho con su Real Madrid y el rebaño de borregos que siguen ensimismados sus viscosos regueros de babas. La arrolladora del Madrid de Mou bate récords mientras aburre al mundo. ¿En serio alguien verá en el futuro algún partido de Mourinho?
Tras la Séptima, llegó la Octava y luego la Novena con el mago Zizou. Eran tiempos en los que, aunque cueste creerlo, Mourinho era del Barça y espetó que siempre lo llevaría en el corazón. Era cuando Karanka no actuaba a merced del portugués y ganaba Copas de Europa. Fueron los años en los que Messi aterrizó en Barcelona como presagio de un inquietante futuro en el devenir del club. Y, aunque parezca sobrenatural, eran tiempos en los que nunca le robaban nada al Real Madrid. Como causa extraterrenal, los blancos no le metían el dedo en el ojo a nadie. Era el mundo perfecto, pues la palabra robo brillaba por ausencia, se vivían tiempos turbulentos en Can Barça, todo el mundo salía exultante del Bernabéu, y no había visitas inesperadas en el párking del Camp Nou. Amig@s madridistas, ¿Realmente es esto lo que quieres?
Brutal! resumen perfecto de lo que se ha convertido el Madrid desde la desgracia de Florentino al cargó del FAIL GALÁCTICO, lo bochornoso de Calderón dejando a los Ultras con una plantilla mediocre que ganaba 2 Ligas, alcorconazos, aplaudiendo a ronaldinho, goleadas en Europa ante el Liverpool... la décima nunca existe, MOURINHISMO COMO NUEVA RELIGIÓN... EN FIN, UNA PENA POR LO QUE FUE Y LO QUE DEJO DON SANTIAGO BERNABEÚ.
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