La cuesta de enero se hará mucho más llevadera con la envolvente actualidad de la Copa del Rey. Tras las últimas eliminatorias de octavos de final, ya han quedado resueltos los emparejamientos de cuartos que se antojan realmente interesantes y con unas proféticas cotas de emoción que harán saltar los resortes de la competición más longeva del fútbol español. Así pues, quedan abiertos unos apasionantes choques entre Barcelona y Málaga; Real Madrid y Valencia, cuyos ganadores se verán las caras en la primera semifinal; Real Betis y Atlético de Madrid; sin olvidar un siempre atractivo Sevilla contra Zaragoza. Por tanto, Real Madrid y Barça, así como Betis y Sevilla pueden protagonizar un frenético encuentro de semifinales. Casi nada.
La Copa del Rey constituye una de las competiciones más atractivas de España, dado que puede emparejar a grandes clubes con otros que ven los grandes partidos por televisión. De hecho, si echamos la vista atrás, es posible encontrar equipos que, militando en Segunda División o Segunda B, se han plantado en todas unas semifinales del torneo del KO. El Mirandés de la temporada 2011/2012 es el ejemplo más reciente que tenemos de un matagigantes. Fue realmente una batalla del Ebro. Representan el fútbol en su forma más noble y menos corrupta. Lejos de pecuniarios contratos millonarios, sueldos de varios ceros y opíparas tendencias, en España han sido varios estos equipos que han logrado grandes hazañas en la Copa del Rey. Sin más dilación, he aquí los más célebres y recordados.
En efecto, el CD Mirandés llegó a postularse como uno de los mejores cuatro equipos de España en la temporada 2011/2012. Tras eliminar previamente a Villarreal, Racing de Santander y Espanyol, el conjunto burgalés llegó a unas semifinales en las que fue apeado por el Ahletic de Bilbao de Marcelo Bielsa. Su alopécico delantero Pablo Infante seria condecorado como máximo goleador de la Copa con siete tantos. Diez años antes, en 2002, el Figueres también formaría parte del cuadro de semifinales del torneo del KO. Los catalanes sentarían cátedra al convertirse en el primer equipo de Segunda B en llegar a semis. Lo haría tras dejar en la cuneta a Osasuna y Barça. Caería en las semifinales ante el Dépor que, ese año, lograría su segundo título en el Bernabéu ante el Real Madrid.
La competición copera ha sido el escenario, como se puede ver, de los mayores hitos en la historia de clubes humildes que lo tienen difícil para encarrilar una temporada satisfactoria en la élite nacional. Fue el caso también del Recreativo de Huelva que, en su segunda temporada en Primera de su historia (2002/2003) lograría hacerse un hueco en la final, en la que caería dolorosamente derrotado ante el Mallorca de Samuel Eto'o por 3-0. Aquel año, el equipo decano descendió a Segunda División tras haberse quedado a las puertas de la gloria. Fue bonito mientras duró...
En 1996, en un gélido estadio de Los Pajaritos en Soria se firmó una de las más gratas páginas de recuerdo del Numancia ante todo un Fútbol Club Barcelona con Johan Cruyff que atravesaba sus horas finales en el declive del Dream Team. Pese a militar en Segunda División B, los sorianos no se amilanaron ante el equipo culé, pues su trayectoria en el certamen fue realmente brillante. Dejarían atrás a Sporting de Gijón, Racing de Santander y Real Sociedad. Tal seria la magnitud de aquella efeméride que se instalaron gradas supletorias en Los Pajaritos, a fin de solventar el limitado aforo del estadio.
A decir verdad, el Barcelona se confió en un partido a priori sencillo, pero en fútbol no hay nada decidido hasta que el balón rueda. Los azulgranas ganaban 1-2 con relativa comodidad pero en los últimos minutos un tal Movilla anotaba una precisa vaselina ante el meta Carles Busquets. Curiosamente, el Pelao tuvo la intención de colgar las botas meses antes. Fue una acción que dejó petrificada a toda la comunidad futbolística y sentaría las bases de unos de los jugadores más experimentados de nuestro fútbol. La ida acabó con un antológico 2-2 que sumía a los numantinos en una etérea y esperanzadora felicidad antes de rendir visita al Camp Nou.
En la ciudad condal, el Numancia rendiría pleitesía al Barcelona y el sentido común se impuso a la ilusión. Una acción de Barbarín pudo dejar a los numantinos con posibilidades de destronar al equipo culé. No obstante, el Barça remontaría el partido y el Numancia supo crecer de la derrota. Crecería en los años siguientes y llegaría a jugar en la élite nacional, aunque con escasa regularidad. Sin embargo, esta fue la página más gloriosa de los sorianos y aún permanece indeleble en el recuerdo de aquellos que lo vieron, en esas gradas supletorias que rozaban el cero absoluto.
La Copa es la tierra de los sueños. Si esos sueños tienen un verdugo, parece evidente que es el Real Madrid. Los blancos han caído derrotados ante equipos de Segunda B en varias ocasiones. La primera de ellas data de diciembre de 2000. Por aquel entonces, un equipo campeón de Europa y repleto de estrellas como Raúl, McManaman y Roberto Carlos cayó estrepitosamente ante un humilde Toledo en el estadio Salto del Caballo por 2-1. Sería en la ronda de dieciseisavos de final, como era entonces, a partido único. Sucumbirían de forma dolorosa a manos de un rival inferior que aderezó una crisis en la Casa Blanca ante semejante varapalo. Una vivencia que nos hace recordar otra más reciente que también tiene al Real Madrid como triste protagonista...
Sería allá por octubre de 2009. Un renovado y galáctico Real Madrid con Cristiano Ronaldo a la cabeza, visitaba el estadio municipal de Santo Domingo para medirse al Alcorcón. Lo que en principio era una aventura de fácil recorrido para los merengues, pronto se convertiría en una pesadilla. Los de amarillo ganarían en Santo Domingo por un inapelable 4-0, lo que supuso un golpe bajo para la millonaria plantilla de Florentino Pérez. La victoria del equipo de Segunda B, con dos goles de Borja Pérez, Ernesto y un autogol de Arbeloa, calaría muy hondo en nuestra sociedad, hasta tal punto que ese partido es todavía recordado cómicamente como El Alcorconazo.
Análogamente, también sería en un año de victoria merengue en la Copa de Europa (temporada 1997/1998) cuando un equipo vitoriano enfundado en una casaca blanquiazul protagonizara un increíble papel en la Copa del Rey y se plantó en sus semifinales. Sería el Alavés de Segunda División que se coronaría como uno de los mejores cuatro equipos de España dejando atrás precisamente al Real Madrid y al todopoderoso Deportivo de la Coruña que, por entonces, respondía al apodo de SuperDépor. Sólo el Mallorca le apearía en el camino en una edición que el conjunto balear perdió ante el Barcelona de Louis Van Gaal. Los donostierra harían honor a su calidad y subirían a primera un par de años después. Ahí sería cuando se alzara a toda una final de Copa de la UEFA en la que sería ampliamente derrotado por el Liverpool, no sin antes entrar en la historia del fútbol español con su particular y entrañable época dorada con jugadores como Contra, Jordi Cruyff o Astudillo.
Del mismo modo, la Copa del Rey ha sido escenario de partidos curiosos y no exentos de emoción. De hecho, en la edición de 1980, cuando aún los filiales disputaban el torneo del KO, el Real Madrid se mediría en la final ante el Castilla, en el estadio Santiago Bernabéu, siendo ésta la final más blanca de la historia. Los blancos, que contaban con Vicente del Bosque, Juanito, Santillana y Pirri, no tendrían piedad de su benjamín y le endosarían un 6-1. Otro matagigantes sería el Betis en 1994 que por aquel entonces coqueteaba en la Segunda División. El Dream Team empató a cero en el Benito Villamarín con Stoichkov y Laudrup ante el Betis de Sergio Kresic. Había que salir de cuentas en el Camp Nou, donde ocurrió uno de los hechos más insólitos de esta legendaria competición. Un gol del delantero bético Juanito hundía al Barça en el ostracismo y daba a los verdiblancos el billete a semifinales donde perecerían ante el Zaragoza.
A su vez, la Copa del Rey nos ha hecho vivir anécdotas repletas de sentido del humor y buenos recuerdos. Con la victoria del Real Betis en 2005 se sucedió la boda del mago del Puerto de Santa María, Joaquín Sánchez. El actual jugador del Málaga eligió la majestuosa basílica del Gran Poder de Sevilla par celebrar tan célebre ceremonia. Manuel Ruiz de Lopera, entonces presidente y fiel devoto a dicha hermandad, no lo dudó ni un instante a la hora de llevarse la flamante Copa del Rey ganada por el Betis semanas atrás como testigo de lujo para la boda de Joaquín. De hecho, en una instantánea se observa a la reluciente adquisición bética como invitada de honor en tal entrañable acto.
Por supuesto, no se puede olvidar el Copicidio de Sergio Ramos en 2011, tras ganarle la final al Barcelona. El de Camas lanzaría la Copa del Rey por el autobús durante el recorrido por Madrid camino a la Cibeles. La Copa, recién salida del orfebre, acabaría convertida en un amasijo de hierros con sabor a asfalto en la parte baja del autobús, tras ser aplastada por el vehículo. Tras la pifia del defensa, las bromas y chistes sobre el hecho colapsaron Twitter y la sociedad en general. De hecho, tras alguna victoria del Real Madrid muchos aficionados temen la hora en la que Sergio Ramos levanta el titulo hacia su afición.
Los tiempos cambian. Nada es como fue otrora. Es frecuente ver partidos de Copa en los que las gradas permanecen vacías o con calvas tangibles. En mi opinión, la Copa del Rey sólo tiene emoción hasta los dieciseisavos de final. Es hasta dicha ronda cuando se puede disfrutar de una eliminatoria de verdad, con su ritmo cafeinado, partidos únicos y sus agónicos goles decisivos al final. Sin embargo, cuando entran en liza los equipos de Primera es cuando se cambia el formato y aparecen los perniciosos partidos a doble eliminatoria, socavando la emoción del certamen.
De ahí que, si se enfrentan dos equipos con una diferencia abismal de calidad, los estadios estén prácticamente vacíos y la ilusión de disipe. Para recobrar la emoción, la Copa debería jugarse a partido único entre equipos de diferente categoría y siempre en casa del equipo de menor división. En esos 90 minutos se verá un partido de verdad, sin opción de revancha, a cara de perro y con todos los ingredientes de una eliminatoria genuina sobre la mesa, con todas sus atractivas sorpresas. Italia, Inglaterra y Alemania juegan a este formato, donde sí se vive una Copa emocionante. Sería así cuando se jugaría a por todas, lejos de intereses de terceros que sólo hacen enturbiar esta gran competición.
Fuente: Miguel Churruca (13/9/2012). La Copa del Rey debería ser a partido único. Página Goal.com y José Hernández (25/1/2012). El Mirandés y otras gestas en la Copa del Rey. Página FutbolPrimera.es
Excelente artículo que hace recordar aquellos momentos históricos como el Alcorconazo y el Numancia del 96,además esta muy bien redactado y es muy fácil de leer,felicidades.(Jesús Núñez)
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