23 de julio de 2011

Partidos históricos: España - Malta 1983

 

Muchos años antes de que una dorada estrella se hubiese posado en lo alto de nuestro escudo para toda la eternidad, la selección española no hacía más que romper todas las ilusiones de los españoles todos los veranos pares. Sin embargo, uno de los partidos más épicos del combinado nacional tuvo lugar durante esos años de decepciones. Fue algo así como un oasis en un desierto de alegrías. Se trata de uno de esos encuentros inolvidables cuyo relato ha pasado de generación a generación y constituye una de las más recordadas páginas de gloria de La Roja.

Aquel partido quedó grabado para la posteridad del fútbol español y fue el modo particular de vivir entonces el famoso cántico de ¡Podemos! Tuvo lugar el 21 de diciembre de 1983 en el estadio Benito Villamarín de Sevilla ante 30.000 espectadores. En principio, estaba pensado una mayor asistencia de público pero, debido a las intensas lluvias que asolaron la ciudad hispalense en los días previos, se vendió un número menor de entradas.

El verano siguiente, Francia abría sus puertas de par en par con motivo de la organización de la Eurocopa. Para ello, España fue encuadrada en el grupo VII junto a Holanda, Irlanda, Islandia y Malta. La UEFA estipuló que pasaría únicamente el primero de cada grupo. Desde el principio, España y Holanda se convirtieron en las principales candidatas para unas románticas vacaciones en París.


Llegó la última jornada y, con ella, los nervios e incertidumbre propios de la última hora. Esta ocasión, el rival a superar sería Malta, un equipo teóricamente inferior cuya plantilla estaba compuesta básicamente por jugadores no profesionales. A fin de situarnos, en el penúltimo partido de clasificación, Holanda, primera de grupo, le había endosado a Malta un implacable 5-0 y, dada la diferencia de goles de las selecciones española y neerlandesa, La Roja necesitaba ganar por una diferencia de once goles o superior. Si el goal average era inferior al mencionado, Holanda conseguiría su pasaporte a la Eurocopa de Francia de 1984 puesto que en el partido de ida los españoles cayeron mermados 3-1 ante la selección oranje.

Técnicamente, la selección de Países Bajos partía con una diferencia de 16 goles (22 anotados y 6 encajados) y España partía con un promedio de 5 goles de diferencia (12 anotados y 7 encajados) Parecía misión imposible pero esa era la realidad: España tenía que ganar por 11 goles o más. La verdad sea dicha, no se depositó mucha ilusión en el combinado español. Meses atrás en el partido de ida, España ganó en La Valetta por un discreto 2-3 y se antojaba difícil soñar con una goleada de semejante envergadura.

Pese a la dificultad de ganar y hacerlo con una diferencia tan astronómica, los medios de comunicación y los aficionados empezaron a zambullirse en un narcótico ambiente de optimismo que rebajaba la dificultad de ganar por un goal average de once tantos. En el fútbol, ganar por un número tan elevado de goles es muy complicado pero si, además, los goles se necesitan, entonces la dificultad aumenta exponencialmente. Si los cálculos no fallan, España tenía que marcar un gol por cada ocho minutos de juego. Ahí es poco.


Los jugadores que participaron en aquella gesta, ya inmortalizados en la historia del fútbol español fueron: Goikoetxea, Sarabia y Zubizarreta (Athletic de Bilbao), Marcos Alonso Tente Sánchez, Víctor Muñoz y Lobo Carrasco (Barcelona), Camacho y Santillana (Real Madrid), Gordillo y Rincón (Real Betis), Antonio Maceda (Sporting de Gijón), Francisco Buyo (Sevilla) y Güerri, Salva y Señor (Real Zaragoza).

Dicho esto, España no pudo contar con su portero titular Luis Miguel Arconada por una oportunista lesión. Asimismo, el joven guardameta Buyo no había debutado a nivel internacional hasta ese memorable partido. Al frente, el combinado maltés, manifiestamente inferior al español, estaba constituido principalmente por jugadores amateurs que militaban en la liga de Malta. Su portero, John Bonello, conocido posteriormente en España por apariciones comerciales en Amstel, era el único integrante de la escuadra maltesa que había jugado fuera de su país, en concreto, en el humilde Herford alemán. Decir, además, que el equipo visitante entrenó en el Benito Villamarín pero, no obstante, las fuertes lluvias impidieron que se ejercitasen normalmente. Al mismo tiempo, el archiconocido guardameta aseguró. No volvería a mi pais si me meten once goles...

El partido comenzó sobre las ocho y media de la tarde. El aforo no llegó a completarse gracias a las antojadizas condiciones meteorológicas. Obviamente, España salió al ataque, buscando incansablemente el gol. No obstante, el penalti errado por Juan Señor en los primeros compases de encuentro arrojó más agua fría a las gradas. Por así decirlo, Malta desarrolló un juego superdefensivo y con muy poca continuidad de la posesión. Sus pérdidas de balón eran constantes y, de ese modo, aprovechó España para crear ocasiones ya fuere por las bandas o mediante jugadas individuales.


En el minuto 15 llegó el primer gol de la noche, por medio de un impecable cabezazo de Santillana. Malta, anteponiendo su muralla defensiva para evitar una goleada como la sufrida ante Holanda días atrás, se encerraron cual lata de mejillones. De hecho, los malteses no vieron portería hasta el minuto 24 tras un remate de DeGiorgio que fue desviado por Maceda y acabó en el fondo de la portería de Buyo.

Por si la dificultad inicial del partido no era suficiente, España se encontraba ahora con un hándicap más como fue el gol encajado de Malta. Sin embargo, el despliegue ultraofensivo de La Roja se rentabilizó en ocasiones y Carlos Santillana rubricó la primera parte con otros dos tantos más, de modo que, al término de la primera parte, el hat-trick del jugador del Real Madrid imperaba en el electrónico frente el solitario gol de DeGiorgio. Pese a ello, el resultado aún era escaso y lo recomendable hubiese sido llegar al descanso con cinco goles al menos. Y, de esa guisa, comenzó el segundo tiempo...

Como un acorazado repleto de cañones, España siguió atacando durante todo el partido, básicamente, porque eran necesarios nada menos que nueve goles para la anhelada clasificación. Poli Rincón anotó el cuarto en el minuto 47, estrenando así su marcador personal, y, diez minutos después, firmó el quinto gol español de aquella lluviosa noche sevillana. En apenas dos minutos, Maceda hizo subir al marcador dos goles, uno de ellos mediante un acrobático remate. Sólo diez segundos después del segundo gol de Maceda, Poli Rincón marcó el octavo y, de este modo, hacía hat-trick. Así pues, dos jugadores (Santillana y Rincón) marcaban tres goles en el mismo partido. Ambos jugadores anotaron el noveno y el décimo gol, respetivamente. Ya sólo quedaban dos...


Corría el minuto 80 y Sarabia se estrenó como goleador en tal señalada fecha para subir el undécimo gol al luminoso. Restaban diez minutos de partido y la clasificación dejó de ser un sueño para materializarse en algo real y palpable. Llegó el minuto 85 y Señor marcó el duodécimo y definitivo gol de la noche mientras José Ángel de la Casa gritaba y entonaba un glorioso gallo que ya forma parte de la historia de las transmisiones deportivas en directo.

España siguió atacando e incluso Rafael Gordillo anotó un decimotercer gol que fue anulado por el árbitro, supuestamente, por fuera de juego. Tras el gol decisivo, numerosos aficionados invadieron el campo pero fueron desalojados rápidamente por los encargados de seguridad del coliseo sevillano.

Al acabar el partido, el júbilo y las sensaciones jocosas anegaron el estadio. El sueño, con algunos tintes de milagro, de la clasificación para la Eurocopa de Francia en 1984 se hizo realidad. Holanda, cual advenimiento de la final de Sudáfrica 2010, no podía constatar la gloriosa clasificación de los españoles. Los aficionados invadieron completamente el estadio e incluso Poli Rincón se quedó con el balón como recuerdo en lugar de devolvérselo al colegiado.

 

Después de aquel legendario encuentro, los jugadores encontraron adhesiones entusiastas en la afición. También recuperaron la confianza perdida tras el decepcionante papel en el Mundial de 1982 en el que la selección española era anfitriona. A excepción de las últimas consecuciones, ese encuentro está considerado como uno de los más memorables que yace indelebles en la memoria de todos.

En general, los medios de comunicación tildaron el partido de justo. La avalancha de criticas recayó sobre el portero John Bonello, criticado duramente por sus compañeros. No obstante, algunos medios sensacionalistas no mostraron reparos en asegurar la existencia de una posible mano negra detrás del partido. En Malta, aquel encuentro supuso una verdadera humillación hasta tal punto que el seleccionador maltés Victor Scerri cesó de su cargo y, además, la propia Federación Maltesa, ruborizada ante la galopante goleada, denunció ante la UEFA un presunto trato vejatorio de la afición española hacia los jugadores malteses.

Por su parte, España consiguió el preciado pase para la Eurocopa de Francia, en una de las más brillantes generaciones de futbolistas de su historia. En el torneo de naciones europeas, llegó a la final en el estadio Parc des Princes en París, donde la suerte de Platini y la desdichada parada de Arconada proclamaron a Francia campeona de Europa.

A modo de conclusión, es posible que esta histórica gesta haya sido eclipsada con el triunfo de una Eurocopa en la que sí hubo más suerte o en Mundial que elevaba a España directamente a un grupo selecto de selecciones estelares. En cualquier caso, el España Malta es un claro ejemplo de que en el fútbol también existen los milagros...

3 comentarios:

  1. Muy buen artículo como de costumbre ;)

    Anda que no recuerdo yo a mi abuelo, probablemente el más futbolero de la familia, contándome como vivió este partido. Ciertamente un partido histórico.

    Un saludo.

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  2. Un partido como éste se merece un hueco obligado en mi blog. Lo que no sé es por qué no lo hice antes.

    Muchas gracias Ale, un abrazo!

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  3. Hoy se cumplen curiosamente 27 años de esta gran gesta. Sin duda un partido inolvidable para todo aquel que lo vivio. Quizas hoy, tras haber conquistado la selección el Mundial y la Eurocopa pueda resultar una hazaña pequeña, pero sin duda no lo fue.
    http://elrastreadordelfutbol.blogspot.com/

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