26 de febrero de 2012

Jugadores históricos: Youri Djorkaeff


La acción se remonta a una veraniega noche marsellesa de mediados de los ochenta. A decir verdad, la noche se tornó un poco más atípica, no sólo por las inusuales temperaturas, sino por lo que la selección francesa se jugaba ante Portugal. Era el 23 de junio de 1984 y la ciudad del Ródano presenció una emocionante semifinal de la Eurocopa de Francia. Junto con su padre, nuestro protagonista de hoy vio cómo Jordao marcó el gol que enviaba a Francia. A falta de seis escasos minutos, Domergue empataba esa frenética semifinal para que Platini, en el último suspuro, metiera a los galos en la gran final de París.

Jamás lo he podido olvidar, fue una de las noches que marcaron mi adolescencia, porque yo estaba allí, en el Velódromo de Marsella y, entre la muchedumbre, vi cómo Platini derrotaba a Portugal. Así se pronunciaba Youri Djorkaeff, uno de los jugadores franceses más talentosos de la historia, en una entrevista días después de que Francia eliminara a España en la Eurocopa de Bélgica y Holanda en 2000 gracias a un gol suyo. Desde aquella noche en Marsella, en la que el mítico jugador galo sólo contaba con dieciséis años, tuvo claro que quería ser futbolista, concluyó.

A Youri Djorkaeff, hijo de padre armenio, el fútbol le evoca la genética. Su padre, Jean Djorkaeff con quien guarda un gran parecido físico, fue defensa del Olympique de Lyon y vistió en varias ocasiones la camiseta bleu. Después de dicha entrevista, Francia preparaba el partido de semifinales ante la Portugal de Luis Figo. Se reeditaba la historia y el azaroso destino quiso que se reproduciera en la misma ronda y de nuevo ante Portugal. Djorkaeff lo encaraba con ilusión, esa misma que tenía aquella lejana noche en Marsella.


Obviamente, Youri Djorkaeff es de esos nombres que nunca se olvidarán en Francia. Sólo con pronunciarlo, se produce una reminiscencia que, inequívocamente, reedita las vertiginosas emociones que se vivieron en Francia en el verano de 1998 con la consecución de la Copa del Mundo y, dos años después, la Eurocopa. Hablar de Djorkaeff es significativo de hablar de victoria en el fútbol galo.

Conocido por el sobrenombre de Snake, por su habilidad para adentrarse en las defensas rivales, es de los pocos jugadores en cuyo currículum consta haber jugado en cuatro de las ligas más competitivas del mundo: Francia, Italia, Alemania e Inglaterra. Sólo le faltó España aunque fue tentado por el Barcelona pero prefirió enrolarse en las filas del Inter de Milán.

Djorkaeff es, sin duda, una de las grandes perlas que ha dado la cantera francesa. La Serpiente comenzó inoculando su veneno durante veinte años en los que su nombre aparecía sistemáticamente en las agendas de los grandes clubes europeos. Comenzó en el Grenoble para luego pasar al Estrasburgo, clubes que le catapultaron para triunfar en el Mónaco y en el mejor París Saint-Germain de todos los tiempos.


Su estilo de juego difería mucho de lo que observaba en Francia y no satisfacía a un ámbito concreto del juego. Para no ser delantero, era un atacante bastante habilidoso que marcaba un gran promedio de goles. Djorkaeff actuaba de mediapunta, por la banda e incluso podía desempeñarse a la delantera, ajustándose a las necesidades del guión. Dicho esto, tampoco era un centrocampista nato pero contaba con una majestuosa visión de juego, veía espacios invisibles y contaba con un rompedor disparo a larga distancia.

Jugó en Mónaco entre 1991 y 1995, años en los que se erigió como uno de los jugadores más prometedores que jugaban en Francia. En la temporada 1993/1994 en el conjunto del Principado firmó la nada desdeñable cifra de 20 goles en Le Championnat que le valieron para firmar por el PSG. En París brilló junto a jugadores de la talla de George Weah, Patrice Loko y Raí. Rubricó su gran actuación en el equipo capitalino con la consecución de la Recopa de Europa en 1996. En su estancia en el conjunto parisino se le recuerda por un irreverente gol que le endosó al Deportivo de La Coruña en Riazor.

Francia se quedaba pequeña para que Djorkaeff pudiera explotar su máximo potencial, así que fichó por el Inter de Milán en 1996. En el país transalpino, avaló su exquisita calidad técnica y temible disparo para formar un tridente de ataque de ensueño junto con Ronaldo y Zamorano. Además, jugó con Diego Simeome, Aron Winter y el mítico Javier Zanetti, con quienes ganó la Copa de la UEFA en 1998, tras imponerse en la final a la Lazio por tres goles a cero.


Abandonó el Inter en 1999 para probar suerte en el Kaiserslautern alemán, donde permaneció hasta 2002. Después de ello, su siguiente destino deportivo fue la Premier League, cuando jugó en Bolton y luego en Blackburn Rovers que contrataron sus servicios. La temporada 2005/2006 fue la última de Youri Djorkaeff en activo, en la disciplina de Metro Stars de Nueva York

Como dato anecdótico, con la selección francesa, Youri Djorkaeff  es una de las bestias negras para España. Le marcó a La Roja en dos ocasiones, una de ellas fue a Zubizarreta en Inglaterra 1996 en el Elland Road de Leeds y, cuatro años después, a Cañizares en Bélgica y Holanda 2000 en el cruce de cuartos de final. Dicho esto, los mayores momentos de gloria del jugador francés se produjeron con la elástica del gallo, con la que ganó el Mundial de 1998 y aquella Eurocopa de 2000 con nefasto recuerdo para España.

Cuenta Djorkaeff que el secreto de aquella selección francesa era el aglomerado de futbolistas muy inteligentes que militaban en los grandes equipos europeos, además de tratarse de un equipo muy versátil capaz de practicar todos los tipos de fútbol: inglés, brasileño o latino, entre otros. Formó una gran pareja con Zinedine Zidane que representaban el éxito de los jugadores extranjeros en aquella selección multirracial y, a su vez, la creatividad en el terreno de juego.


El jugador de origen armenio ya despuntaba en el equipo de Francia de 1996 que alcanzó las semifinales del Europeo con Zinedine Zidane, Jocelyn Angloma, Didier Deschamps y Bixente Lizarazu. En aquel equipo se dibujó la estela del triunfo pese a perder en semifinales ante la República Checa de Pavel Nedved, Bejbl y Poborsky.

Fue una pieza fundamental en el esquema táctico de Aimé Jacquet para ganar el Mundial de 1998 en el que marcó un gol de penalti ante la Dinamarca de Michael Laudrup. Con les bleus, se erigió como un formidable organizador de juego para elaborar las jugadas, siendo al mismo tiempo un jugador muy resolutivo en la faceta goleadora. De hecho, es el séptimo máximo goleador histórico con Francia con 28 goles. Se retiró de la selección tras el Mundial de Corea y Japón en 2002 en el que Francia tuvo una decepcionante actuación. Años después, probó suerte en el mundo de la música aunque su andadura detrás del micrófono fue menos fructífera.

En su brillante palmarés figuran una Recopa de Europa con el Paris Saint-Germain, una Copa de la UEFA con el Inter, además del Mundial y la Eurocopa con la selección francesa. Se retiró en 2006 acosado por una lesión de rodilla tras haber regalado grandes partidos y goles a los seguidores que tuvieron la fortuna de ver jugar a La Serpiente y contemplar sus venenosos mordiscos.


Fuentes: Manuel Monfort Marzá. Youri Djorkaeff, la mortífera serpiente francesa. Blog Motiva Goal (2/2/2012); Eduardo Casado. ¿Qué fue de Youri Djorkaeff? Blog La web de los futbolistas olvidados (16/5/2008); José Samano. La nostalgia de Djorkaeff. Diario El País (28/6/2000); Pablo Egea. La serpiente que no dejó de picar. Reportaje Diario Marca (26/8/2009).

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