31 de diciembre de 2020

Hasta nunca, 2020


Se termina un año atípico. En Mis peloteros favoritos, comenzamos 2020 con motivos de celebración. Y no era para menos, pues cumpliríamos diez años en los que, con relativa periodicidad, se llenaban estas líneas y artículos. Poco sabíamos entonces el destino que nos depararía este aciago año que, no por histórico, ha dejado un reguero de afectados por la pandemia del coronavirus. Algo, como no podía ser de otro modo, con consecuencias nefastas en el mundo del fútbol.

Allá por marzo, los primeros informes sobre el covid-19 ya eran desalentadores. Cuando vi al Atlético de Madrid eliminar al Liverpool de la Champions, jamás imaginé que pasaría mucho tiempo hasta volver a ver un partido de forma normal. De la noche a la mañana, los estadios de fútbol pasaron de llenar sus gradas a verse confinados en la más profunda oscuridad. Y pronto, también lo estaríamos todos nosotros. 

La suspensión del Campeonato Nacional de Liga, abrió un terreno inhóspito. Para entonces, también la Eurocopa, los Juegos Olímpicos y la Copa del Rey serían aplazadas hasta disfrutar de unas condiciones sanitarias más idóneas. Las dos primeras jornadas de parón sólo serían el preámbulo de una situación que se prolongaría hasta el mes de junio. A partir de entonces, el fútbol tal y como lo conocíamos —gradas repletas, cánticos y jolgorio alborozado— habían, simplemente, pasado a la historia.

Numerosos han sido los jugadores que dieron positivo en coronavirus, como Samuel Umtiti, Unai López y Luis Suárez, quienes se recuperaron satisfactoriamente. Lorenzo Sanz, histórico presidente del Real Madrid entre 1995 y 2000, nos dejaría en el mes de marzo. 

Así las cosas, las competiciones se reanudarían pasados tres meses de sequía futbolística, jugándose los partidos a puerta cerrada. El primer encuentro en disputarse fue el derbi sevillano en el Sánchez Pizjuán correspondiente a la jornada 28. El Real Madrid cantaría el alirón de esta particular temporada, mientras Sevilla FC y Bayern de Múnich recorrían Europa, ligeros de equipaje, hasta coronarse, respectivamente, campeones de la Europa League y Champions League. Lo harían lejos de su afición y ante el silencio de un estadio desangelado.

El año seguiría con el burofax de Leo Messi, anunciando que dejaría la disciplina del FC Barcelona. La entidad azulgrana, inmersa en la situación más delicada desde la era Gaspart, miraba por el retrovisor la dolorosa derrota en Champions ante el Bayern de Múnich, a la postre campeón. No obstante, la Pulga recularía posteriormente y anunció que permanecería una temporada más en el club de sus amores.

Y 2020 no terminó como empezó. Diego Armando Maradona nos dejaría el 25 de noviembre, a la edad de sesenta años. El Pelusa ponía fin a una vida de excesos que nublaron con creces su meteórica carrera deportiva. Ejemplo en el campo y no tanto fuera de él, con Maradona se iba el último gran mito de la historia del fútbol. Su agitada vida nocturna fue el reflejo de una manera de entender el fútbol muy alejada de los cánones actuales.

Sea este nuestro particular homenaje al jugador más grande que ha pisado un terreno de juego y a todas las personas afectadas por la pandemia. Desde Mis peloteros favoritos os deseamos un feliz 2021, mucha salud y entereza para afrontar un año en el que le meteremos un golazo por la escuadra al partido más importante de nuestra generación.

5 de diciembre de 2020

Cuando los equipos 'reales' perdieron la corona

Muchos os habréis fijado en la corona que lucen algunos equipos en la Liga Española. Clubes como Real Betis, Real Oviedo o Real Madrid, cuentan con el emblema monárquico posado sobre su estandarte. Y a poco que observéis, también habréis reparado en la palabra real precediéndole. El origen de dicha distinción se remonta al reinado de Alfonso XIII, entre 1886 y 1931, fecha en la que se fundaron la mayoría de los equipos españoles. 

La afición del monarca por el fútbol era muy conocida. De hecho, se dice que, después de la victoria de España a Inglaterra en el antiguo Metropolitano en 1929, el Rey le dedicó un corte de mangas a su esposa, Victoria Eugenia de Battengerg, de ascendencia británica. Fue en aquellos años cuando muchos equipos decidieron, con el aval de Alfonso XIII, otorgarle el título real e incluir la corona, a cambio de la Presidencia de Honor del club.

El primero en hacerlo fue el Real Club Deportivo de la Coruña que en 1908 solicitó a la Casa Real la denominación de real. Sociedad de Fútbol de Santander y Sociedad de San Sebastián harían lo propio en 1910 y Club Deportivo Español de Barcelona en 1912. Dos años después llegaría en turno de Vigo Sporting Club y Betis Football Club. No obstante, la proclamación de la Segunda República en 1931, prohibió la exaltación de símbolos monárquicos y los equipos reales se vieron obligados a retirar la corona de sus escudos y, con ello, el apelativo de real.

Fue así cómo un largo número de clubes tuvieron que adaptarse a la nueva realidad social y al escenario político del país. Especiales fueron los casos de Real Madrid y Real Sociedad. Los merengues adoptaron la franja morada diagonal en su escudo azul, en la actualidad— en honor a la República, mientras que los txuri-urdin cambiaron su denominación a Donostia Football Club. 

Tras el fin de la Guerra Civil y la instauración de la dictadura franquista, todos los clubes recuperaron los símbolos monárquicos, pero los equipos fueron obligados a españolizarse, prohibiendo las palabras extranjeras en los nombres. Así pues, el Athletic de Bilbao pasó a llamarse Atlético de Bilbao, Racing de Santander cambió a Real Santander, mientras que Sporting de Gijón fue rebautizado como Real Gijón. Sólo al Club Atlético Osasuna —palabra que significa salud— se le permitió llevar un nombre euskera. Todos los equipos volverían a lucir sus nombres originales con la llegada de la democracia en 1978.