31 de agosto de 2013

Los últimos minutos del Bayern de Múnich


El Bayern de Múnich de Pep Guardiola se ha proclamado campeón de la Supercopa de Europa tras imponerse en un grandísimo encuentro al Chelsea de José Mourinho. Los teutones consiguen el cuarto título de 2013 en la tanda de penaltis, con el oportuno fallo de Lukaku, que hace que los londinenses pierdan nuevamente el cetro continental, al igual que ocurriera la pasada temporada en Mónaco ante el Atlético de Madrid. 

Indudablemente, fue un partido de los que marcan época. Javi Martínez empató la contienda en el último minuto de la prórroga y condicionó la ansiada tanda de penaltis donde los de Baviera de impusieron. De nuevo, los tres últimos minutos en el Bayern vuelven a ser cruciales en la trayectoria del club germano. Los últimos minutos de muchos partidos míticos de los alemanes dan para hacer una película de suspense. Una fracción de segundo, nuevamente, cambia el destino de un club cuyos partidos más memorables no se han decidido en los 90 minutos reglamentarios, en concreto, en los últimos minutos del Bayern de Münich...

El primer precedente del infortunio del Bayern con los últimos minutos de juego hay que buscarlo en 1987. Por entonces, el equipo alemán que contaba con estrellas como Rummenigge, Matthaüs y Brehme llegaba a la final de la Copa de Europa en el Práter de Viena. Al frente, se situaba nada menos que el gran Oporto de Paulo Futre y Joao Pinto. El cuadro germano se adelantó con gol de Kögl en el minuto 25, lo que parecía llevar la cuarta Copa de Europa a las vitrinas del club bávaro. Sin embargo, los indelebles goles de Madjer en el minuto 77 y Juary apenas cuatro minutos despúes hundieron al Bayern de Múnich y llevó la primera Orejona a Oporto.


Habría que esperar 12 años para la nueva cita del Bayern con la historia. Con una de las mejores plantillas de las últimas décadas, formada por Matthaus, Effenberg, Basler, Kuffour y Kahn bajo palos, el Bayern de Múnich aterrizaba en el Camp Nou en 1999 con el fin de ganar la Copa de Europa que el Oporto de Futre le había arrebatado 12 años antes en Viena. El Bayern, dirigido por Ottmar Hitzfield, se adelantó por medio de un preciso libre directo lanzado por Mario Basler y, a falta de un minuto para el pitido final, la Copa de Europa de 1999 parecía tener dueño, el Manchester United.

Pero, en fútbol, no hay nada decidido hasta el pitido final. La lógica y las concepciones tangibles no cobran mucho sentido práctico en este juego. Teddy Sheringham, delantero inglés que también militaría en el West Ham y que la puntería no le había sonreído durante toda la final, marcaría en el minuto 91, dejando desestabilizados a los jugadores del Bayern y condicionando la prórroga. Una prórroga que sería imposibilitada por el gol de Ole Gunnar Solksjaer dos minutos después, dando por concluido el encuentro. Fueron, sin duda, los tres minutos más agónicos de la historia del Bayern. Fue, sin duda, una de las más grandes finales que jamás se han presenciado.

Muchos años después, en 2012, los minutos finales del cronómetro volverían a jugarle una mala pasada al Bayern de Múnich. Después de lograr su anhelada cuarta Copa de Europa en 2012, los teutones volverían a perder una final de Champions en suelo español, en 2010 ante el Inter de Mourinho en el Bernabéu. Con un equipo mucho más definido, el cuadro alemán tiene una oportunidad sin igual para ganar la que sería su quinta Orejona en el año cuya final se celebra en el Allianz Arena de Múnich. Tras imponerse al Real Madrid en la tanda de penaltis, con fallo de Sergio Ramos incluido, los de Baviera llegan a la que sería su novena final y en su propio estadio.


En un partido con más expectación que atractivo, cuando todos los presentes miraban el luminoso esprando la prórroga, Thomas Müller adelanta al Bayern en el minuto 82. El color rojo invade todos los rincones del estadio muniqués, a escasos diez minutos para que dé por concluida la final. No obstante, en el minuto 88 cuando todos daban al Bayern por nuevo campeón de Europa, el delantero del Chelsea, Didier Drogba, consigue las tables en el marcador por medio de un inapelable testarazo. La prórroga, ahora sí, está abierta de par en par y no es suficiente para evitar la tanda de penaltis. Tras el estrepitoso fallo de Schweinsteiger, Drogba marca el penalti decisivo que otorga al Chelsea la primera Copa de Europa de su historia. Múnich volvía a revivir el ingrato recuerdo de la final del Camp Nou en 1999.

Sin embargo, el Bayern sabe aprender de la derrota y vuelve a jugar la final de la temporada siguiente 2012/2013 tras la famosa goleada al Barcelona por un global de 7-0 en la eliminatoria de semifinales. Los de Jupp Heynckes se imponen por 2-1 al gran Borussia Dortmund de Jürgen Klopp en la final de Wembley y logran de un vez por todas la tan esperada quinta Copa de Europa. Pep Guardiola anuncia que dirigírá al equipo germánico la siguiente temporada mientras que Mourinho, tras una temporada en blanco con el Real Madrid, se hace cargo del banquillo del Chelsea que había logrado, por su parte, la Europa League. El cartel de la Supercopa de Europa no puede tener más marketing: Bayern de Múnich Vs. Chelsea; Pep Guardiola Vs. José Mourinho.

La sede de la final, situada en el Luis II de Mónaco desde 1998, se traslada a Praga. Los dos estilos de juego de ambos entrenadores no son un misterio para nadie. Fernando Torres estrena el marcador blue en el minuto 7 tras una gran jugada colectiva. Ribéry, la estrella del Bayern, empata la contienda en el minuto 46, lo que condiciona una frenética prórroga. Sería Eden Hazard quien vuelve a adelantar a los londineses en el minuto 92, lo que deriva a una constante acometida del equipo de Pep Guardiola en su búsqueda incesante por el gol del empate. Tras mil intentos y más sufrimiento que puntería, Javi Martínez logra la igualada en el minuto 121, segundos antes de que el silbato del árbitro desencadenada la euforia inglesa. Llegan los penaltis y el Bayern se impone por 5-4 con fallo de Lukaku. Los últimos  suspiros del cronómetro vuelven a perseguir al Bayern de Múnich. La historia se repite. Los alemanes condensan la esencia de este deporte: nada está decidido hasta que el pitido final. El Bayern así lo atestigua: en noches como esta con una sonrisa pero, en otras, con sentimientos menos alentadores.

28 de agosto de 2013

¿Por qué la Premier League es mejor que la Liga Española?


No hagas caso de lo que leas. Jamás pensé que escribiría un artículo empezando con semejante frase. Si tal o cual patrocinador tiene como eslogan que la Liga Española es la mejor liga del mundo, ni puto caso. A menudo, oirás aforismos tales como: tenemos a los mejores jugadores del mundo, equipos más competitivos, hay un mayor nivel, pero la realidad es diametralmente distinta: la Liga BBVA, o Liga Española para los más veteranos del lugar, no es la mejor liga del mundo. Vamos, ni de lejos.

Y para demostrarlo, he aquí rigurosos datos tan fehacientes como sonrojantes. Las ligas vecinas como Premier League, Bundesliga, Calcio e incluso la Ligue 1 de Francia vapulean a nuestro torneo doméstico con bastante holgura. Sin ir más lejos, Mediapro, empresa propietaria de los derechos televisivos en España, reparte la mayor parte del pastel de los ingresos televisivos mayoritariamente en los dos grandes: Real Madrid y Barcelona, quienes llegan a cobrar a final de temporada la friolera de 140 millones de euros. El tercer clasificado, el Atlético de Madrid, recibe un pelín menos. Los ingresos del club rojiblanco apenas llegan a los 40 millones de euros. Exacto, 100 millones menos.

En contraposición, según el dato de la temporada 2012/2013, en Inglaterra el club que más beneficios obtuvo en concepto de ingresos televisivos fue el Manchester United, campeón de la Premier League, que se sitúa en torno a los 61,4 millones de libras (unos 71,2 millones de euros al cambio). El último clasificado de la competición inglesa, el Queens Park Rangers, obtuvo 39,6 millones de libras (45,9 millones de euros). Sí, incluso más que el Atlético de Madrid. Y aún hay más. La diferencia en euros entre United y QPR es tan solo de 26 millones. Mejor no decir cuánto recibe el colista de España. Vamos, por la salud cardíaca y todo eso.

En las islas, el fútbol se vive de una forma distinta. Allí, los principales ingresos de los clubes proceden de lo que ellos llaman el match day, o sea el taquillaje, y no de los derechos televisivos como en España. Consecuencia de ello, Inglaterra nos obsequia con un fútbol mucho más equitativo y equilibrado. Por ejemplo, un recién ascendido como el Cardiff City se ha permitido el lujo de contratar a Gary Medel por 13 millones de euros, procedente del Sevilla. ¿Alguien se imagina a un Almería o Elche pagando semejante cantidad por un futbolista? Yo tampoco.

O sea, eso es como si yo tengo un bar. Y tú tienes otro bar. Y tu bar está al lado de mi bar. Ambos tenemos cerveza pero a mi bar el proveedor se la vende por 1€ y a ti por 5€. Con suerte, tu bar durará un mes. Eso explica la emigración de estrellas de nuestro país a otras ligas, especialmente a la inglesa. David Silva, Touré Yaya, Jesús Navas, Álvaro Negredo, Michu, Fernando Torres, Mata, Javi Martínez, Llorente y Thiago, entre otros, son las principales estrellas que triunfaron en nuestras fronteras y hoy lo hacen fuera de ellas. Algunos de ellos no juegan en la Premier sino en las Ligas alemana e italiana, también mucho más equitativas que la nuestra.

Los ingleses, por extraño que parezca más adelantados que nosotros en muchas cosas, reparten los ingresos de la siguiente manera: el 50% del pastel se divide de forma homogénea y equitativa entre todos los equipos, esto incluye al primero y al último. El 25% depende de los objetivos y la clasificación de cada club en la temporada y el 25% restante corresponde con los partidos emitidos de cada equipo. Esto implica que las diferencias del noveno y el décimo clasificado de la Premier League sólo sea de uno 4 millones de euros. O sea, lo que se dice calcado a España...

De este modo, esta temporada se cumplen 10 años de que un club distinto a Real Madrid o Barça (el Valencia en 2004) ganase la Liga. Aunque en Inglaterra el meollo siempre suele estar entre United y Chelsea, hace un par de años un revulsivo de moral y de millones Manchester City sorprendió a todos adjudicándose la Premier. Nuestros vecinos tratan al aficionado como un cliente al que hay que tratar bien mientras en España sólo importan los ingresos y las volátiles cifras de asistentes al campo que, por cierto, han experimentado un considerable vació en los últimos años.

Bienvenidos a la Liga Escocesa. Posiblemente, la mejor liga del mundo. Para dos equipos, claro está.

8 de agosto de 2013

¿Realmente "Bale" 120 millones?


Es verano. Entre los bosques de sombrillas que se vislumbran en la playas, el caluroso canto de la chicharra y cuerpos embadurnados de crema protectora, se erige una figura tan familiar en la época estival como las pelotas de Nivea. Mientras las calles de las ciudades interiores están desoladas y los jubilados acaban de ultimar su partida de dominó, la prensa madrileña, comúnmente conocida como prensa española, nos avalancha a declaraciones, pretensiones y antojos de uno de los personajes más conocidos y ¿dije carismático? del panorama deportivo nacional: Florentinino Pérez.

A riesgo de parecer previsible, hay quien dice que pagar 120 millones por un jugador es algo, cuanto menos, desorbitado. Esto es algo totalmente falaz. Si hay en el mundo un club capaz de desembolsar semejante e ingente cantidad, ése es el Real Madrid. No nos quepa ninguna duda. Digo yo, en algo habrá que invertir los billonarios contratos televisivos, las toneladas de camisetas vendidas y el dinero de las entradas de las tres últimas semifinales de Champions. Algo habrá que hacer, que está la cosa muy mala...

Máxime cuando jugadores como Kaká llevan haciendo esperar a toda la parroquia madridista para que muestre algún atisbo del nivel que maravilló al mundo cuando jugaba en el Milan dirigido por Carlo Ancelotti. Y si hay que pagar 38,8 millones de euros en un jugador de la Real Sociedad conocido hasta en Malasia como Illarramendi, pues se hace. Que no se puede descuidar el cutis en esta época del año.

Luego está Modric, jugador que, recordemos, llegó al Real Madrid la pasada temporada procedente del Tottenham, por, agárrense, 42 millones de euros. 42 millones de euros, como lo oyen y dos goles anotados en la campaña anterior: ante Manchester United y Mallorca. O sea, cada uno de esos goles del jugador croata se tasan, o mejor dicho, Florentino Pérez los tasa en la sugerente cantidad de 21 millones cada uno. Si el Real Madrid está dispuesto a gastar 21 millones, cantidad que excede el presupuesto de muchos clubes de Primera y, evidentemente todos los de las categorías inferiores, en un gol, ¿cuánto estará dispuesto a pagar por un jugador, con sus piernas, su cabeza, sus manos y todos los avíos?

El consejo de Administración del Real Madrid debe ser como la cuna de los caprichos de Florentino Pérez. El mandamás blanco, que tonto no es el hombre, no compra un jugador hasta saber a ciencia cierta que los ingresos obtenidos por camisetas y merchandising tripliquen la cantidad desembolsada por el susodicho. Sí, pero eso no excluye el hecho de que se realicen fichajes que realmente no necesita el Real Madrid, por ejemplo Isco, gran jugador con un futuro prometedor que tendrá que lidiar con Özil. Difícil lo veo. Concíbelo, si quieres, como el niño antojadizo que aborda todas las tiendas de juguetes y acosa con prerrogativas a sus adinerados padres. Sólo que en el caso del Real Madrid, los padres somos todos los españoles en forma de activos financieros en Bankia.

Y he ahí un dato tan suspicaz como realista: según un baremo realizado, el opulento fichaje de Cristiano Ronaldo (uno de los primeros antojos presidenciales de Tito Floren en 2009, aunque esa vez con fines presidenciales) le valió al Real Madrid la nada desdeñable cantidad de 95 millones de euros, milloncito arriba, milloncito abajo. Según esa tasación, dicho fichaje nos costó 4 euros a cada español, algo menos de lo que cuesta un cubata. Cantidad de dinero financiada por Bankia, entidad bancaria íntimamente relacionada con el Real Madrid, y que, recordemos, fue rescatada económicamente por nuestro siempre competente Gobierno. Todo ello no hubiera sido posible sin la inestimable ayuda de una inyección presupuestaria con el dinero de alguien. ¿De quién? Una pista: no fue del Real Madrid ni de Florentino Pérez.

La conclusión que se extrae de todo esto es: si Cristiano Ronaldo nos costó 4 euros a todos los españoles, ¿por cuánto nos va a salir la gracia de Bale?