29 de abril de 2011

Lírica Pachanguera: Capítulo 14


Tras la tentativa del dia anterior en la que finalmente fuimos solamente seis personas, decidimos aplazar el partido de verdad para hoy, cambiando, de este modo, el horario típico del viernes por el del jueves. ¿El motivo? Lluviosas amenazas meteorológicas.

La foto de Alfonsito fue nuestro particular rincón de reunión. los escurridizos comentarios que aparecían en ella servian para arrojar algo de luz sobre el lugar, la hora y el número de personas asistentes. Este fue el problema que más nos costó solucionar. Puesto que en un principio sólo éramos nueve tios, tuve que recurrir a una opción de emergencia y avisé a mi colega Diego que aceptó gustosamente mi invitación.

Bajo un sol radiante, un calor ozónico y un notable mono de fútbol, empezamos a jugar. Para no perder la costumbre, Mateo no pudo venir por menesteres personales, además de Manolo, Antonio, Germán y Capi. El primero aún está pendiente de su paso por el quirófano. No sufrais. Por suerte, sólo se trata de un pequeño quiste en el muslo y Antonio precisa de unas plantillas que corrigan una menor anomalia en sus pies. A Germán, la jornada universitaria le dejó exhausto. Capi, en cambio, se iría al Parque de los Príncipes con los patos, sus inquietantes amigos...

Primeramente, sólo éramos nueve personas porque Javi tardó más. Por tanto, jugamos un cuatro para cuatro. Mi equipo estaba formado por Colmena, Fran Díaz, Diego y este mismo Javi. A Colmena, el terror de las nenas, lo escogí básicamente porque me entiendo muy bien con él en el campo. Aunque a veces le dan sus repentinas acometidas maradonianas, es un gran pasador y me compagino con él a la perfección. Fran Díaz es un férreo defensor y un potente marcador. Sale muy bien desde la cueva conduciendo el balón y, cuando no soy de su equipo, me cuesta mucho irme de él.

A Diego lo conozco desde hace muchos años, al igual que Luis pero no recuerdo como era entonces. Según he visto hoy, atesora una buena calidad, entiende que el fútbol es un deporte de equipo, asume que es uno más de la plantilla y es un buen compañero. Ve bien el juego. Un balón servido por él de taquito desencadenó un genial pase entre líneas hacia Fran Díaz que no fue gol porque Dios -perdón, Messi- no quiso. De Javi poco puedo decir porque no he jugado mucho con él. Me recuerda a Fernando Hierro por su parecido físico y jerarquía en el eje de la zaga.

El partido en líneas generales empezó poco vistoso. La posesión del cuero no caía del lado de ningún equipo. Los rebotes eran una constante en los primeros compases de encuentro. El juego en sí no era muy elaborado, el ritmo hacía aguas, nadie jugaba a nada, la calor post semanantera nos acompañaba y la continuidad del juego nos daba la espalda. Por lo demás, bien.

Pero el tiempo lo arregló todo. Sólo bastó que la pelota circulara para que entráramos en calor. Al principio, antes de que Javi llegase, le inferioridad numérica nos brindaba más metros por delante, por lo que la presión se reducía considerablemente y era más fácil jugar. Fran Díaz aportaba resistencia y oxígeno mientras que Diego fantaseaba con la pelota como si se tratase de un juguete recién estrenado. El partido fue cogiendo gracia y vidilla.

Por otra parte, nos encontrábamos ante un equipo técnicamente muy bueno. Rebollo combinaba con Luis que interpretaba el rol de Gerard Piqué. Cuenta con una buena conducción de balón para sacarlo entre líneas y cederlo a jugadores con más olfato goleador. Otro que lo hizo realmente bien fue el Bojan Krkic de Los Salesianos, Ricky Rubio para otros. Sin más seudónimos ni motes, me refiero obviamente a Jonatan. Colmena y yo contabilizamos hasta seis tios de los que el carismático Ben se llegó a ir. Una maravilla, de veras.

Rebollo protagonizó la anécdota divertida de la jornada o, dicho de otro modo, el control divertido de la jornada. Un balón bombeado hacia él a la altura de la barriga aproximadamente fue interceptado por el Pisha de una peculiar manera. Se agachó a dicha altura para controlarlo con el pecho. La imagen era para verla, que me lo digan a mí que me encontraba justo delante. Se marchó antes debido a compromisos sentimentales. A Romualdo, sinceramente, lo seguí poco. Tácticamente, fue un jugador importante para ellos porque estaba siempre ahí, bien respaldando las jugadas ofensivas o desbordando por la banda.

Jorge, el Barragán de Triana, hizo un gran partido. Anotó tres chicharros, en algunos de ellos ayudado por el palo o por la inmensa mala suerte que tuvimos nosotros, en contraposición, buena para ellos. Dicho sea de paso, el gol del palo me lo anotó a mí. Yo he tenido partidos mejores pero tampoco me puedo quejar. A modo de vendetta, le metí dos goles a Jorge, el primero de ellos tras un espectacular servicio del incombustible Colmena.

Fue una tarde en la que el buen fútbol llegó al final en recompensa al mal sabor de boca del día anterior en los que jugamos menos que Boulahrouz en el Sevilla. Hay que empezar a acostumbrarse a que el calor será un invitado extra y un desafío imponente.

Jueves, 28 de abril de 2011.

27 de abril de 2011

Más que un partido


Recuerdo una frase del mítico entrenador del Líverpool, Billy Shankly, que decía: El fútbol no es una cuestión de vida o muerte; es mucho más que eso. A buen seguro, mientras pronunciaba tales palabras se imaginaba un partido como el que tendrá lugar esta noche en el Santiago Bernabeu o, para ser exactos, pensaba en una eliminatoria de semejante calibre.

Tras un clásico algo descafeinado en el Bernabeu donde el Barça, y más con la victoria del pasado sábado ante Osasuna, se certificó prácticamente el título de Liga y la dolorosa derrota en la final de Copa en Mestalla, Real Madrid y Fútbol Club Barcelona se verán las caras por cuarta vez en lo que va de temporada; la tercera del frenético mes de abril.

Chamartín acoje una semifinal de infarto entre, por qué no decirlo, los dos mejores equipos del mundo. Ambos cuentan en su plantilla con jugadores campeones del mundo, con los mejores individualmente, con los que pulverizan todos los récords, con los que dictaminan partidos con sus acciones, con los más consagrados en Europa. En resumidas cuentas, nunca ambos clubes han mostrado un estado de forma tan igualado al de ahora y ello quedará plasmado en el terreno de juego.

El Real Madrid acude a la semifinal con un estado anímico y físico superior al del equipo azulgrana. Las bajas que arrastra el Barcelona (Puyol, Iniesta, Maxwell) y el jarro de agua fría que supuso la derrota copera son los responsables. En cambio, el Barcelona es perro viejo en este tipo de partidos. Acumula, con esta, su cuarta semifinal consecutiva y la quinta en las seis últimas temporadas. Por su parte, el Real Madrid no tiene un hueco entre los cuatro mejores equipos de Europa desde 2003 cuando la Juventus de Davids, Buffon y Del Piero, entre otros, le apeó del sueño de jugar dos finales europeas de forma consecutiva.

Fue precisamente un año antes, en 2002, cuando Madrid y Barça se vieron las caras por última vez con un marco europeo como escenario. En aquella ocasión, el Madrid de los galácticos masacró en el Camp Nou a un Barcelona que atravesaba una época de transición y decadencia futbolística y, en la vuelta en el Bernabeu, certificó su pase a la final de Glasgow donde conquistaría su novena Copa de Europa, la última hasta la fecha.

Anteriormente, los dos colosos del fútbol español se enfrentaron en Europa en 1960 y 1961. En la primera de ellas, también en semifinales, la victoria del Madrid supuso un paso en firme hacia la quinta Copa de Europa del club pero en la temporada siguiente el duelo entre ambos clubes en octavos de final colocó victorioso al Barcelona que jugaría la final ese año y la perdería ante el Benfica de Eusebio.

Dicho esto, la previa de este clásico con sabor europeo ha sido cuanto menos intensa. En el dia de ayer, Pep Guardiola no pasó por alto las provocaciones del técnico del Real Madrid, José Mourinho, la quincuagésima octava en lo que va de temporada. El de Santpedor, con su característico estilo irónico y sarcástico, no cayó en dichas chinitas del portugués pero dejó claro que el barcelonismo también sabe hablar pero en el campo. Los de la Central lechera, como él dice, no tardaron ni milésimas de segundo en destacar con sus titulares que Guardiola había perdido el asalto y tal y tal...

Pero, por otro lado, tenemos a un entrenador que lleva quejándose hasta de la posiciónde los planetas. Recordemos cuando habló de los horarios, de los árbitros, que si se queda con diez jugadores e incluso se llegó a quejar de las, según él, preguntas poco acertadas de los periodistas en la rueda de prensa en Auxerre tras dejar en ridículo públicamente a su jugador Pedro León.

En cualquier caso, el partido de hoy es de esos especiales ya sea por honor, contrastada calidad de ambos equipos, intensidad o el hecho de ser inédito en muchos años. El ambiente está caldeado. Debe ser porque saben que el que pierda quedará mermado por mucho tiempo.

25 de abril de 2011

Cuando éramos pequeños...


Para abordar este tema, hay que echar la vista atrás. No, más aún. No a los tiempos de los potitos y avioncitos sino cuando las decisiones importantes se tomaban a piedra, papel o tijeras. Tiempos en los que, de un modo u otro, todo era diferente.

Recuerdo la primera vez que jugué al fútbol. Aunque entonces no poseía una mente muy analítica, sí gozaba de uso de razón. Fue en una arenosa pista, por llamarla de alguna manera, de mi colegio. En realidad, era un ala del patio principal que, gracias a sus amplias dimensiones, mis compañeros y yo le dábamos un uso más futbolero que para el que fue diseñado en un principio. El papel de porterías lo desempeñaban dos oportunos bancos situados allí que parecían destinados a tal fin. La oquedad comprendida entre las patas y el asiento del susodicho servía de lugar por el que debía entrar el balón, pese a la altura de medio metro que tenían..

Sin embargo, lo único que recuerdo de esa época fue un potente balonazo que recibí en plena cara. A veces, un escurridizo picor me recuerda tal agradable sensación. A decir verdad, en aquella época yo tenía otros menesteres tales como intercambiar tazos de pokémon o no perderme mi serie favorita de dibujos animados y al fútbol no le prestaba especial atención aunque sí coleccionaba las estampitas.

Lo que sí merece un rincón acomodado en algún lugar de mi memoria fue mi primer gol. Aunque no consta en ninguna videoteca junto con los de Ronaldo, Maradona o Henry, fue un hecho realmente memorable para mí. Yo tenía unos ocho o nueve años y jugábamos en la antesala del momento del día que empieza a salivar la boca. Enfrente teníamos a los de sexto, chicos que nos superaban en edad por tres o cuatro años. En una jugada en la que abandoné la portería, el balón cayó en mi poder en línea de tres cuartos aproximadamente. Cabe destacar que la portería estaba vacía -a saber dónde estaba el portero- y empecé a correr del modo en que hablaba Samuel Eto'o. Con la adrenalina recorriendo hasta mi última vena, empujé el balón en la línea de gol y empecé a correr y saltar como si se tratase del gol que daba la victoria a mi equipo en la final de la Champions. A nivel anecdótico, resaltar que dicho partido tuvo lugar en la pista del San José en una clase de educación física o, como la llamábamos antes, de gimnasia. Curiosamente, he jugado allí con mis amigos no hace mucho.

También se me hace difícil olvidar los torneitos que preparaba nuestro profesor del colegio, Don Juan Carlos, como el rey. Organizaba un torneo que enfrentaba a todos los cursos y nos brindaba la oportunidad de ponerle un nombre. Recuerdo uno que le puso a su equipo Prestige y creo que a ese equipo no le fue del todo bien. Casualidades de la vida...

En efecto, jugué ese torneo, que no sé si todavía se mantendrá en vigor, varios años aunque del curso donde lo recuerdo especialmente fue el de sexto. Jugábamos contra el curso inmediatamente menor que nosotros, los de quinto, obviamente. Entonces a nadie le preocupaba el aspecto táctico y básicamente aquello consistia en más o menos venticinco niños de diez años corriendo detrás del balón. A modo de profecía, me vi marcar el gol de la victoria de aquel partido y, escasos minutos después, de un aglutinamiento de niños -y niñas- salió un balón temeroso que yo, a placer, empujé hasta el fondo de las mallas.

Aquello supuso para mí la explosión del júbilo, de la felicidad absoluta, del orgasmo futbolístico. Disculpen la metáfora. De pronto, me vi a todos los de mi clase corriendo hacia mí. En lugar de correr despavorido como hubiera hecho habitualmente para poner a salvo mi integridad física, me uní a la piña porque esta vez yo fui el crack. Además, en escasos segundos me vi rodeado de las dos chicas más guapas de la clase. Imaginaos...

Fuera del recinto docente, también tuve mi cita con el deporte rey. Por aquel entonces, Muros Rueda sólo era Pared de gotelé Rueda. Con él compartí más tardes veraniegas futboleras -y calurosas- que con nadie más. Jamás sabré de dónde lo sacó pero Manolito tenía un balón amarillo, como él decía, del Mundial de Brasil. Una joya de coleccionistas. También comparti pista con su padre y con Willy, alguien con una tiánica calidad, y, aunque no me la pasaban, la verdad es que las recuerdo con especial cariño.

Pero en la calle no todo eran partidos. Con Muros Rueda era un clásico echarse una reina. Nunca entendí el origen del nombre del juego pero, para matar el aburrimiento, no estaban nada mal. La imagen que se me viene a la cabeza cuando recuerdo tal situación es la de Manolo de portero sacando de espaldas. Porque si no, no valía. Esta última frase, no vale, puede ser la que más hayamos usado de niños.

Otro juego habitual con estas edades es la alemana, cuyo origen también desconozco, aunque a buen seguro que no se encontraba en Las Islas Británicas. Personalmente, me gustaba menos. La diferencia entre éste y la reina consistía fundamentalmente en que en el primero se jugaba por equipos -que podían ser individuales o de dos o a veces de tres- y en el segundo era un único equipo participante por lo que la emoción y la competitividad se derramaban por la popa.

Los métodos de elección de equipos también eran curiosos. Pares o nones, que todavía lo hacemos, o piedra, papel o tijeras. En realidad, daba igual el método; lo importante siempre ha sido divertirnos pero podía existir algún extintor del fuego de nuestro entretenimiento. O bien que apareciera el niño que nos caía mal o que el balón se embarcara. En el segundo de los casos, estábamos listos de papeles.

Y hasta aquí este repaso por los comienzos de mi vida futbolistica. Independientemente de la edad, lo importante es que siempre me he divertido aunque ahora me lo tome mucho más en serio.

 No podía cerrar este post sin mostrar esta imagen. Aunque la calidad no es precisamente la mejor, en ella se ve a un muy pequeño Germán acompañado por el traductor del Fútbol Club Barcelona en 1996, efectivamente, junto a José Mourinho.

22 de abril de 2011

Real Madrid: campeón de España 2011


Ayer tuvo lugar el partido más esperado, uno de los más emocionantes de la amalgama de clásicos del mes de abril y uno que aportaba un caudal de emoción frente al descafeinado clásico del sábado. Según fuentes fidedignas, se siguió hasta en Filadelfia porque la magia del fútbol traspasa fronteras.

El clásico empezó caldeado como consecuencia de las presuntas palabras de Gerard Piqué que el propio futbolista no tardó en desmentir en su cuenta de Twitter. Cuando yo las lei, personalmente no me las crei y cuando observé que el diario Marca fue el que las filtró, no tuve dudas.

La antesala del gran choque comenzó al ritmo del himno nacional. El Fútbol Club Barcelona ejercía como local por ser el equipo más antiguo. Las vetustas gradas de Mestalla se empañaron de color blanco y azulgrana, un galopante nerviosismo se acomodó en las localidades del estadio. Los entrenadores, Pep y Mou, ultimaban sus últimos cambios tácticos ante el inminente comienzo de la gran fiesta del fútbol español.

Adicionalmente, también fue noche para enterrar algunos tópicos. En concreto, aquel que dice que los equipos grandes tiran la Copa al centrarse en competiciones de más prestigio como la Liga o la Champions. Una invitada de honor como Shakira, pareja sentimental del mediático Piqué, sufría como una aficionada culé más.

El planteamiento de Mourinho recordó por momentos al del sábado. Básicamente, se trata de una formación muy defensiva con un trivote formado por Pepe, como criatura arbórea, Khedira y Xabi Alonso para dar robustez a la medular, esperar las ocasiones y servirse de las contras para generar ocasiones por medio de la velocidad por banda de Cristiano Ronaldo, de falso delantero centro, y Di María. Curiosamente, el entrenador portugués había solicitado a la secretaría técnica madridista en enero un delantero más como consecuencia de la lesión de Gonzalo Higuaín y ningún delantero fue titular (Higuaín, Benzema y Adebayor) dado que Cristiano jugó en punta. El portugués fue el causante del sufimiento del Barça, sobre todo por lo balones largos y los cambios de ritmo de Cristiano que causaron más de un quebradero de cabeza a la defensa culé.

Por otro lado, el Barcelona esta vez no contó con Carles Puyol después de que el veterano jugador catalán acabara tocado en el otro clásico. En su lugar, Mascherano ocupó el eje de la defensa azulgrana mientras Busquets se situaba por delante dejando paso a Xavi e Iniesta como creadores fantásticos por detrás de Villa, Pedro y Messi. El Real Madrid dominó de cabo a rabo una primera mitad en la que al Barcelona le costó coger el ritmo y tuvo que sufrir las desequilibrantes acometidas por banda de Cristiano Ronaldo. No obstante, bajo palos Pinto, que se trabajó un merecido puesto en la final, lo hizo realmente bien e incluso en la prórroga protagonizó una increible parada a mano cambiada a Di María. En resumidas cuentas, este Barça era irreconocible y no tiró ni una vez a puerta en los primero cuarenta y cinco minutos.

Dicho sea de paso y, como suele ocurrir en partidos de esta índole, el juego duro del Madrid fue el causante de alguna tángana camuflada y el barcelonismo esperaba el pitido arbitral que deba lugar al descanso como agua de mayo para restructurar el equipo y aportar algo de frescura con algún cambio para que todos viéramos al Barça de siempre y el equipo culé se metiera en el partido y diera la vuelta a la moneda. El ábitro en general estuvo bien porque no tomó decisiones que influeran en el resultado. Sin embargo, cortaba el juego constantemente de forma que el ritmo del encuentro se desvanecía.

Y así ocurrió. Como diría Zlatan Ibrahimovic, el filósofo ejerció como tal. Sus palabras algo de filosofía moderna entrañarían porque la mentalidad y coraje del equipo cambiaron cual mariposa tras salir del capullo. Al comienzo de la segunda parte, pudimos ver al Barça que toca, toca y toca. Con pases en profundidad, triangulaciones, toques respaldados para mantener la posesión, juego entre líneas, pases en corto ahogando la presión madridista y muchas ocasiones, como la del gol anulado a Pedro, que no supieron aprovechar, empezaba a encontrar su lugar en el campo y el Madrid abría espacios que aceleraba el juego culé. Me reafirmo en la idea de que en este deporte, quien perdona la paga. Ocurrió exactamente eso.

Ante la seguía de goles, la prórroga no hizo mas que hacer saltar los resortes de los pulsómetros de todos. No sólo de los aficinados culés y madridistas, sino de absolutamente todos. De hecho, un amigo colchonero con el que tuve el placer de ver la final, me dijo: Estoy nervioso y eso que la cosa no va conmigo. Los partidazos se recuerdan por esto. Fue un grandísimo encuentro desde el principio al final y la emoción estaba servida desde los comicios del mismo.

Hubo una imagen que tardará tiempo en borrarse de mi mente. Las respectivas piñas a instantes de que diera comienzo la prórroga aportó mas dramatismo a esta macedonia de latidos. A la gente le empezaba a costar mantenerse sentados en sus asientos y dio comienzo la prórroga. La jugada para la gloria llegó en el minuto 102. Una pared entre marcelo y Di María desencadenaba un pase en profundidad para el Fideo que se sacó de la manga un genial centro que Cristiano Ronaldo aprovechó para cabecear y batir a Pinto. A partir de ahí, la moral culé decayó y, pese a que siguió fiel a su estilo, el partido estaba totalmente roto.

Al final, cuando el árbitro pitó el final, la euforia madridista saltó por las nubes. La imagen de los seguidores culés, hundidos, se entremezclaban con las lágrimas madridistas y no era para menos. La Copa había estado 18 años dándoles la espalda. Tanto es así que Raúl no cuenta en su extenso palmarés con un trofeo copero. Se puede decir, pues, que la sequía copera madridita era mayor de edad.

En el palco, Íker Casillas, que estuvo soberbio durante todo el encuentro, se saltó el protocolo y no tuvo reparo en abrazar a su majestad antes de levantar la Copa. Por su parte, el Rey le agarró de la mano durante toda la ceremonia de recogida del trofeo. Después tuvo lugar la fiesta, primero en el césped con los desplazados a Mestalla y luego en el vestuario. La anécdota curiosa la protagonizó Sergio Ramos, ya en el autocar, cuando dejó caer la Copa que mantenía a pulso en vilo a lo mas bajo hasta saborear los deliciosos neumáticos con un ligero toque a asfalto y convertir la brillante consecución en un amasijo de hierros.

Cabe decir que la Copa era nueva y recién salida del orfebre. El ganador de la edición anterior, el Sevilla, se la adjudicó en propiedad después de que la Federación Española de Fútbol se la regalara como obsequio por la victoria de la selección española en el Mundial de Sudáfrica.

Anécdotas aparte y, a modo de conclusión, quisiera cerrar este post dando una sincera enhorabuena a todos el madridismo en general. Se lo merecen por la grandeza desplegada no sólo en en encuentro de ayer sino por toda la trayectoria y trabajo realizados en la temporada. ¡A disfrutar de la victoria!

18 de abril de 2011

Partidos históricos: Milan Liverpool 2005


Hoy abordaremos uno de esos partidos que se recuerdan a través del tiempo, partidos que permanecerán en las hemerotecas del fútbol para toda la eternidad y, obviamente, partidos donde se condensa la magia de este deporte. La quincuagésima final de la Copa de Europa tuvo lugar en Estambul, en concreto en el estadio Ataturk. Un encuentro sencillamente hermoso con un desenlace de infarto.

Se enfrentaron un Milan plagado de estrellas y veteranos (Kaká, Maldini, Cafú, Shevchenko...) y el Spanish Liverpool de Rafa benítez (Xabi Alonso, Josemi, Luis García y Morientes en la grada) Más de 80000 espectadores abarrotaban las localidades del estadio turco. Aquel 25 de mayo de 2005 los siempre fieles hinchas del Líverpool tampoco permitieron que el equipo de la ciudad de Los Beatles caminaran solos y así se demostró...

Aún la gente se estaba poniendo cómoda en sus respectivos asientos, una falta servida por Andrea Pirlo fue interceptada por una leyenda del Milan y de la selección italiana: Paolo Maldini. Enganchó una fantástica volea por la que nada pudo hacer Dudek. Parecía broma pero sólo habían transcurrido cincuenta segundos de juego.


Una emergente figura del fútbol brasileño por entonces brilló como un astro: Kaká. Una contra bajo una gran conducción de balón del brasileño sirvió para que Crespo anotara el segundo tanto para los italianos en el minuto 22. Así pues, la primera parte fue de claro dominio rossonero y la rúbrica la puso un brillante control orientado del brasileño con un preciso pase largo entre lineas que cayó a los pies de Crespo. El argentino la picó a la salida de Dudek y, de este modo, colocaba un a priori definitivo 3-0 en el luminoso a pocos minutos del descanso.

La empanada del Liverpool era total y además había que añadir la oportunista lesión de Kewell. En lugar del australiano entró Smicer y los minutos sucesivos demostrarian que fue un cambio acertado. En la ciudad de Los Beatles nadie se da por vencido y los ingleses desplazados allí con sus banderas rojas se encargarían de que eso fuera así. Todos sabían que una remontada sería equiparable a alcanzar la gloria. Mejor aún. A tocar el cielo con la yema de los dedos no sólo por hacerlo en una final de Copa de Europa sino por tener enfrente a un equipo italiano donde impera el catenaccio.

De cara al segundo tiempo, Benítez le dio un lavado de cara al equipo con el mencionado cambio de Smicer. Adicionalmente, la épica remontada no se podría haber explicado sin la sublime actuación de Steven Gerrard. Tanto fue así que el eterno capitán red colocó el 3-1 en el marcador tras un gran testarazo a centro de Riise a los diez minutos de la segunda parte. La efusividad y coraje al celebrarlo motivó a sus compañeros para la anhelada remontada.


El jugador más insospechado, Smicer, el cambio a contratiempo de Benítez sorprendió a Dida con un tiro raso muy ajustado al palo desde la frontal del ares y elevaba a mil el nivel de emoción de los ingleses. Como si de una tragicomedia se tratara, el pulsómetro de los aficionados reds se disparó cuando Mejuto González señaló el punto de penalti en una jugada en la que Gattuso derribó a Gerrard.

Xabi Alonso erró el penalti ante Dida pero, a fin de incrementar el nivel de tensión existente, alguien quiso que el rechace le favoreciera al jugador vasco que, de esta forma, anotó el 3-3 que abría paso a la prórroga.

Los treintas minutos adicionales no desceleraron el nerviosismo. Frenética es el adjetivo apropiado para calificar la prórroga. El balón de oro Shevchenko vio como sus disparos se estrellaban en un motivado Dudek y el balón no entraba para ninguno de los dos equipos.

Los penaltis no hacían más que añadir más dramatismo a la final. Dudek ejerció de bailarín al más puro estilo Ronaldinho y le sirvió para que Serginho enviara su lanzamiento a las nubes. Le paró el disparo a Pirlo y el decisivo a Shevchenko. El Liverpool era campeón de Europa y así nacía un nuevo héroe para la hinchada red: Dudek.

14 de abril de 2011

El día en que Van Gaal conoció a Piqué


Corría el año 1999 cuando tuvo lugar esta peculiar historia. Fue entonces cuando el pequeño Gerard vivió en su propia piel las delicadas y amables formas de motivación del entrenador del Barcelona por aquel entonces, Louis Van Gaal.

El abuelo de Piqué, Amador Bernabéu, era directivo del Barça y encargado de acompañar al primer equipo en sus respectivos viajes, hecho que le permitió trabar una buena amistad con el técnico holandés. Por tanto, Amador invitó a comer al bueno de Louis un domingo a casa donde estaba el joven Gerard que por entonces tenía unos doce años. Fundados rumores aseguraban que dentro de Gerard habitaba el genio de un gran defensa, con mucha calidad y proyección de futuro. Vamos, un diamante en bruto.

Van Gaal llegó a casa de Amador y conoció a un chavalito delgaducho y preadolescente que se dirigió a darle la mano al tulipán. Louis, que nunca había observado a los chavales de La Masía, decidió que la mejor manera de hacerse una idea de las cualidades fisicas del joven era propinarle un empujón a traición que lo desplazó cuatro metros hasta el suelo de la terraza.

Gerard se quedó anonadado, perplejo, extasiado ante tanta demostración de afecto. Y no fue para menos. Al instante, Van Gaal le bramó: ¡Muy flojo! Un central del Barça tiene que ser más fuerte. Tú no poder ser central si no te pones más fuerte. Un central debe ser grande. Acto seguido, todos pasaron a la mesa a disfrutar de una apacible tarde dominguera.

Años después, Gerard reconoció que empezó a trabajar sus dotes fisicas por si a su abuelo se le ocurría volver a invitar a su encantador amigo pero ¿Quién sabe si las nobles palabras del entrenador holandés motivaron más a Piqué que un Viva la Vida?

12 de abril de 2011

Seguimos con las manipulaciones


Echaba de menos escribir unas líneas acerca de mis amigos de Marca. No sé qué tendrán que son especialistas en motivarme para explayarme agusto acerca de sus pifias. Lo más desconcertante desde un punto de vista estrictamente periodístico es que no se trata de pifias puntuales y aisladas, más bien se trata de manipulaciones. Me explico.

A decir verdad, dos portadas de dicho diario han caído en mi radio de atención. Y, aunque os parezca extraño, no ha sido por su objetividad dogmática, intención comunicativa, contextualización y veracidad. No. Básicamente, ha sido por todo lo contrario.

En relación a ello, las portadas peculiares datan del día 8 de abril de 2011 y del 12 de abril de 2011, o sea, la de hoy mismo. Se olvidan, o quieres olvidarse, de la realidad, de lo relevante, de lo que es. Sus rotativas imprimen periódicos que alegrarían a muchas personas afines al madridismo pero lo dicho. Se olvidan de la realidad.

 
Sin más dilación, la primera portada correspondiente al 8 de abril reza textualmente: Se chulean del Madrid. A fin de contextualizar, hay que señalar que se trata de una campaña de asistencia sanitaria que tiene lugar en Cataluña. En ella, aparecen Puyol, Xavi, Valdés, Busquets y Villa, todos con su mano derecha extendida a modo de manita con una letra para formar la pabra Units.

En Madrid esto ha activado el reguero de polvora. Muchos sectores del madridismo, o si no ved Punto Pelota, han tachado la campaña publicitaria del Barça como una provocación. En realidad, yo pienso que todo ello se debe a algo llamado barcelonitis, a estar obsesionados con el Barça. ¿No tendrían también que ofenderse el Ceuta, Real Sociedad, Sevilla, Almería, Espanyol..?

 
Para ponerle la guinda a la tarta de la manipulación, sólo teneis que ir al quiosco y comprar un ejemplar de Marca de hoy. Bueno, también podeis ver esta foto. Se trata de la portada de Marca de  presente dia y, si se desconocen las palabras de Guardiola ayer en la rueda de prensa en Donetsk, me temo que puede ser susceptible de malentenderse.

En efecto, ayer Pep cometió un lapsus lingüe al asegurar que si ganaban al Shaktar estarían en la final, olvidándose, de este modo, del muy posible curce en semis con el Real Madrid. Obviamente, el entrenador del Barça cometió un big mistake, según sus propias palabras, porque nadie es perfecto pero si ciertos periódicos que presumen de ser el rotativo con más tirada a nivel nacional sacan dichos panfletos completamente amarillistas y objetivamente lights, las cosas se tergiversan, como parece que les gusta hacer a estos perodistas.

En resumidas cuentas, la primera portada es algo más legítima porque, lo queramos o no, aún escuece la manita. No nos queda otra que tacharlo a la barcelonitis que impera entre el madridismo en lugar de considerarlo como un episodio de humor sin intención de herir a nadie. Sin embargo, la segunda portada es, por así decirlo, más fea y deja clarividente un gran caso de tergiversación informativa puesto que descontextualiza las palabras de Pep Guardiola.

7 de abril de 2011

2011, el año de los clásicos


Sin ánimo de ser presuntuoso, me aventuro a decir que este año podremos ver hasta seis clásicos Real Madrid - Fútbol Club Barcelona. Cuatro de ellos tendrán lugar este mismo mes, en abril. A decir verdad, no soy yo el único que lo dice pues casi todos los medios de comunicación dan por hecho que las semifinales de la Champions tendrán también acento español, tras sendas goleadas a Tottenham y Shaktar Donetsk, respectivamente.

Para todos los amantes del fútbol, esto es una grandisima noticia que bate cualquier registro conseguido anteriormente. Veremos la friolera de cuatro clásicos en dieciocho días. Se trata de los dos mejores equipos del mundo, los más efectivos, los que cuentan con mayor número de estrellas, donde se concentran más campeones del mundo y, obviamente, los que aspiran a ganarlo todo.

Sin más dilación, estos son todos los clásicos que este emocionante 2011 nos deparará:

16 de abril: El clásico de Liga en el Santiago Bernabeu dictaminará el ganador de Liga. Si Barça y Madrid vencen esta jornada a Almería y Athletic, respectivamente, los culés llegarán a Chamartín con una diferencia de ocho puntos a su favor. O sea, que en caso de victoria azulgrana el Real Madrid puede ir diciéndole adiós al título de Liga si es que no lo hizo ya el pasado sábado tras la derrota casera ante el Sporting de Preciado.

20 de abril: La final de la Copa del Rey enfrentará a los dos grandes del fútbol español en Mestalla, precisamente donde el Barcelona la conquistó hace dos temporadas. Este será el clásico que abrirá la rifa de enfrentamientos que podremos ver. Será un partido muy cargado, a cara de perro, básicamente porque hay un título en juego.

27 de abril: Tan sólo una semana despues del clásico liguero, la ida de las semifinales de la Champions también se disputará en Chamartín. La última vez que los dos colosos españoles se vieron las caras en la máxima competición continental data de 2002 cuando el Madrid elimino al Barça camino de su novena Copa de Europa.

3 de mayo: La vuelta de las semis se celebrará en el Camp Nou donde el Barcelona cuenta a favor con el calor de la afición para conseguir un resultado que le valga una plaza en la final de Wembley. En 2002 el Madrid consiguió un favorable 0-2 con goles de Zidane y McManaman ante un Barça sumergido en una oscura etapa deportiva. Tendremos un equipo español en la final, sin lugar a dudas.

Por si esto fuera poco, la Supercopa de España que tendrá lugar allá por agosto, semanas antes de que arranque la competición liguera será Madrid - Barça con toda probabilidad puesto que Liga y Copa serán para uno de los equipos. Esperamos que el fútbol no haga de las suyas y Tottenham y Shaktar chorreen en sus respectivas vueltas con cinco goles...

Lírica Pachanguera: Capítulo Especial


El día de hoy era bastante futbolero, entre otras cosas, porque todos nosotros, o los culés al menos, esperábamos el horario Champions para ver el Barça-Shaktar. Al igual que el pasado lunes, escogimos Los Salesianos como lugar para echar la tarde. Cabe destacar que se trataba de una tarde muy calurosa bajo un sol radiante y una escurridiza sombra que proyectaba una caseta cercana.

Los protagonistas fueron variados. El equipo titular de los viernes de Colmena, Mateo y Rueda entre otros se pegó un descanso merecido al que contribuyó de manera decisiva los menesteres docentes. En esta ocasión, los invitados de lujo eran Rubén, nuestro Gattuno particular; Moi, un todoterreno con oficio en esto; Joni, nuestro Bojan de Los Salesianos y primo del anterior; Luis, el Piquenbauer, Superescu y un viejo conocido como Emilio.

No podemos olvidar a otros presentes como Germán, el otro Rubén, hermano de Moi y un pequeño gigante bajo palos y, especialmente, a Simón, primo de Moi y un jugador de los que he visto pocos a lo largo de mi vida. Como podeis observar, de parentescos iba la tarde...

Espero que no se me olvide nadie por el camino. Nuestro equipo fue bautizado como Los de un país que está por ahí arriba, en referencia a las palabras de Pep Guardiola en la rueda de prensa en Pamplona. Dicho esto, mi equipo estaba formado por Rubén. Se trata de un pulmón para el equipo, un escolta para cada jugada que es un excelente ladrón de balones. Roba, cede a otros jugadores creativos y tiene llegada realmente. También tuve la suerte de contar con Escudero que protagonizó algunos sláloms bastantes contundentes y verticales. Germán, que llegó más tarde, aportó verticalidad, pegada, posesión y un auténtico golazo de volea. Bajo palos, se encontraba el Chilavert de Los Salesianos, Emilio. Puedo afirmar que es el mejor en su puesto de todos los que he visto. Se tira y confiere sacrificio al equipo aunque a veces salga a por tabaco. Yo personalmente no tuve mi mejor día. Al llegar tarde a la cita, no pude calentar mucho tiempo lo que me dificultó familiarizarme con el balón y jugar tranquilo. Después de lo visto, haré especial hincapié en ese aspecto que puede condicionar un partido.

El otro bando estaba formado por Moi, su primo, su hermano, Luis y Joni. Este último supuso un asedio continuo para mí. Se pegaba como una lapa e interceptaba bastantes balones mios. De Luis no dirá nada que no sepamos. Ejerció de mariscal con salida y seguridad. Moi, en palabras del propio Germán, no tiene pinta de jugar bien al fútbol pero irónicamente juega bastante bien. Tiene fútbol el hombre. Su hermano, Rubén también, lo hizo bastante bien de portero aunque el pasado lunes estuvo más acertado. Aún así, era una seguridad bajo palos para ellos. Del jugador que hay que hablar largo y tendido es de Simón. Posee una técnica sublime, un disparo demoledor y aporta mucho desgaste al equipo. Con su kipá, por motivos religiosos, no dejaba con un dolor de cintura a quien osara interponerse en su camino. Todo un espectáculo.

El partido se caracterizó por su buen rollo. No hubo piques como suele pasar en otras ocasiones salvo la patada de Escudero a Luis que encendió los ánimos a Piquenbauer. Contábamos los goles por diferencia y ambos equipos intentábamos jugar al toque aunque Germán le aportaba mucha verticalidad al equipo y ello hacía que la tocáramos menos. Es por ello por lo que digo que para mí es un nueve cerrado y debería hacerse un piso con ático en el área rival.

El calor ya empieza a ser el denominador común al que responden estas tardes que no bajan en intensidad y buen fútbol.

Miércoles, 6 de abril de 2011.

6 de abril de 2011

El Madrid vuela a semifinales


Hoy era una de esas noches especiales en el Santiago Bernabeu. La ocasión no era para menos. El estadio de Chamartín se preparaba para acoger uno de esos duelos que hacen bonita la competición. Un tifo blanco inmaculado rezaba: Siempre con el Real. Y es que cuando no se juegan los cuartos de final de la Copa de Europa en siete años, el choque adquiere una intensidad y un matiz especial.

A decir verdad, podemos estar en uno de los partidos más importantes del conjunto blanco en dicho intervalo de tiempo. La última vez data de 2004 cuando el Mónaco de Morientes les eliminó y llegó a la final. El Tottenham tuvo que lidiar con un invitado del que habló Jorge Valdano en su día. Efectivamente, hablamos del miedo escénico.

Tras cobrarse la vendetta de la temporada anterior eliminado al Olympique de Lyon, el azar del bombo quiso que el Tottenham se cruzara con el Real Madrid. Los spurs se han ganado un respeto en Europa por su manera de jugar bien al fútbol contando con estrellas emergentes y algunos jugadores con nombre en el panorama europeo.

Sin temor a exagerar, podemos decir que el Tottenham presentaba una de sus mejores plantillas de los últimos años. Comandados por un grandísimo jugador con una gran proyección de futuro como Gareth Bale, los ingleses partieron con un once muy ofensivo junto a Crouch, Van Der Vaart, Ekotto, Jenas y Modric.

Desde el primer minuto fue un partido cargado de intensidad pero algo carente de ritmo. Al principio, no había un dominante claro aunque al Real Madrid le costó poco para encontrar su lugar en la cancha, abrirse por las bandas e imponerse ante un Tottenham que prácticamente no salía del medio del campo.

Manolito Adebayor abrió la lata en el minuto 4 lo que supuso un jarro de agua fría para los visitantes. Los aficionados ingleses lo sabían. Un gol nada más empezar era lo peor que podría pasar anímicamente. Pero, en realidad, el punto de inflexión en el partido fue la expulsión de Peter Crouch por doble amarilla. La entrada a destiempo a Marcelo tuvo la culpa de que el inglés se marchara al vestuario cuando aún no se había llegado ni al minuto veinte de partido.

Con uno menos, el Tottenham sintió en su propia piel la supremacía del Madrid. Lo más peligroso del equipo spur fueron las acometidas por banda de su estrella, Gareth Bale. Así se llegó al descanso: 1-0 favorable al Real Madrid y un Tottenham agónico que esperaba el pitido del colegiado como agua de mayo para replantear opciones de cara al segundo tiempo.

Así pues, Harry Redknapp ingresó en el terreno de juego a Defoe por Rafael Van der Vaart. Aprovechó que contaba con dos mediocentros claramente ofensivos (Modric y Sandro) para retirar un mediapunta por un delantero centro. Según mi modo de ver, el cambio más acertado debería haber sido Modric por Defoe dado que el croata no tenía su mejor día y Sandro era el pulmón del equipo robando balones y haciendo jugar a sus compañeros

La defensa de los ingleses fue más bien cortita. Me decepcionó ver cómo los centrales, Dawson y Gallas, no apostaban por sacar un balón jugado y se lanzaban al voleón para abastecer de balones a Defoe. Entre tanta superioridad madridista, llegó el segundo gol, obra de Manolito Adebayor, otra vez. El Tottenham sólo esperaba que acabara el encuentro para que el resultado a remontar en White Hart Line no fuera excesivamente alto. Cristiano apareció, lanzó faltas, protagonizó su particular individualidad para no perder la costumbre y Sergio Ramos actuaba a ratos como mediocentro organizador

La sentencia al encuentro la dictaminarían Di Maria, con un soberbio escuadrazo, y Cristiano tras un empalme que batió a Gomes. Dicho sea de paso, el portero brasileño no tuvo tampoco un buen día, sería, tal vez, por aquello del miedo escénico, quien sabe...

Lo que sí es cierto es que la Copa de Europa es la gran ilusión del madridismo tras ver cómo el Sporting les apartaba del sueño de la liga el pasado sábado. Para muchos vuelve el espíritu de la séptima, es decir, arreglar la pérdida de la liga con la ansiada Copa de Europa, la anhelada Décima...