Uno de los partidos con más cartel en el fútbol mundial es, sin duda, un Alemania contra Holanda. Germanos y tulipanes se han enfrentado en un gran número de ocasiones, entre las cuales, las más recordadas son la final del Mundial de Alemania 1974 entre la Mannschaft de Franz Beckenbauer y Gerd Müller contra la Naranja Mecánica de Johan Cruyff y comandada por Rinus Michels. Catorce años después, el combinado Oranje se cobraría su particular vendetta en la semifinal de la Eurocopa 1988 en Hamburgo por 2-1.
Dados dichos precedentes, Alemania y Holanda se enfrentarían en los octavos de final del Mundial de Italia 1990. El escenario donde tendría lugar tan atractivo duelo sería nada menos que el Estadio de San Siro en Milán. Curiosamente, tres jugadores del Milan formaban parte de la plantilla de Holanda (Van Basten, Rijkaard y Gullit), mientras que otros tantos tenían contrato con el Inter de Milan (Matthäus, Brehme y Klinsmann), de modo que este choque tenía el espíritu de un derbi lombardo en el mejor estadio posible donde se puede disputar dicho encuentro.
Italia 1990 es uno de los Mundiales más grises de la historia. De la final en Roma se recuerdan los agrios insultos de la afición italiana a Diego Armando Maradona por haber apeado a la azurra en semifinales y las petulantes respuestas verbales de El Pelusa a los tifosi. No obstante, el encuentro de octavos entre Alemania y Holanda es uno de los partidos más emocionantes del Mundial, por su carácter de revancha histórica, por la esencia de clásico lombardo que albergaba y, por qué no decirlo, por ser un choque en el que se respiró un ambiente realmente caldeado...
Alemania llegaba a la eliminatoria tras haber realizado un soberbio papel en la fase de grupos. Goleó 4-1 a Yugoslavia, vapuleó 5-1 a Emiratos Árabes Unidos y no pudo pasar del empate ante Colombia. La selección teutona fue de menos a más en el Mundial que, finalmente, se acabó adjudicando la Copa del Mundo en una de las peores finales de la historia. Por su parte, Holanda accedió a los octavos de final con tres empates ante Inglaterra, Irlanda y Egipto. Al quedar empatado a todo con Irlanda, tulipanes e irlandeses fueron a un sorteo que dictaminaría quien pasaba como segundo de grupo. Irlanda se llevó el gato al agua y Holanda consiguió pasar como tercera.
Una vez comenzado el partido ante Alemania, el clima prebélico se respiró desde el principio. Los roces comenzaron en el minuto 22. El guardameta holandés, Hans Van Breukelen, y el delantero alemán, Rudi Völler, se ensalzaron en una discusión a causa de un empujón. Jürgen Klinsmaan intentó calmar el fulgor de la batalla, lo que desembocó en un cruce de opiniones con mal sabor de boca. Por si eso fuera poco, el centrocampista tulipán, Frank Rijkaard, le tiró de la oreja y escupió a Rudi Völler. El colegiado argentino Juan Carlos Loustau, de forma muy drástica, sacó tarjeta roja a ambos jugadores.
Después de la acción, ambos jugadores se disponían a abandonar el terreno de juego. El holandés, que se encontraba varios metros detrás del alemán, emprendió una pequeña carrera y completó un gesto que volvió a envilecer los ánimos. Rijkaard volvió a escupir a Völler y el escupitajo del jugador del Milan cayó entre los canosos rizos de Tía Kathe (este era el apodo que su compañero, Thomas Berthold, le puso, al parecerse a la típica señora mayor alemana por sus rizos). Vóller se retiró del campo con total estoicidad y lo que ocurrió entre ambos dentro del túnel del vestuario permanece oculto bajo un halo de misterio.
El partido se reanudó con 10 jugadores en cada equipo y Jürgen Klinsmann adelantaría a Alemania en el minuto 51 de juego tras un fantástico centro por banda izquierda de Berthold. Dicho sea de paso, jugadores alemanes como Riedle o Kohler serían grandes conocedores del fútbol italiano en los años venideros, al jugar en Lazio y Juventus, respectivamente. Alemania era una selección resolutiva pero su fútbol era bastante táctico y anodino y nada vistoso. Por otra parte, Holanda bajó considerablemente el nivel con respecto a la Eurocopa que alzó dos años antes.
En la recta final de partido (minuto 82), Brehme anota lo que parece la sentencia de Alemania. El 2-0 subía al marcador de San Siro tras un perfecto tiro colocado con rosca desde la frontal del área. El colegiado argentino señalaría en el minuto 89 el punto de penalti a favor de Holanda. Ronald Koeman, considerado uno de los mejores defensas del mundo por entonces, recortó distancias en el marcador, aunque obviamente no hubo tiempo para lograr el empate. Si dos años antes Holanda se tomó la revancha por la tortuosa derrota en la final de Alemania 1974, esta vez sería la selección teutona quien se vengase.
Alemania se acabaría proclamando campeona de aquel Mundial, su tercero y último hasta la fecha. En cuartos de final, eliminaría a Checoslovaquia y en semifinales apearía a Inglaterra de Gascoigne en los penaltis tras el fallo de Stuart Pearce. Así, llegaría a la final de Roma en la que se repetía la final de la edición anterior ante Argentina de Maradona. Esta vez la suerte cayó del lado alemán y la Mannschaft volvió a tomarse su segunda derrota en aquel Mundial, tras perder sus dos últimas finales de Copa del Mundo en España 1982 ante Italia y México 1986 ante Argentina. Así pues, la venganza es un plato que se sirve frío.
Ficha técnica del partido
Alemania 2-1 Holanda. Goles: Jürgen Klinsmann 51', Andreas Brehme 82' y Ronald Koeman, 89' (p).
Alemania: Illgner; Reuter, Brehme, Kohler, Augenthaler; Buchwald, Berthold, Littbarski, Matthaus; Völler y Klinsmann (Riedle 78'). Entrenador: Franz Beckenbauer (ALE).
Holanda: Van Breukelen; Van Aerle (Kieft 66'), Koeman, Rijkaard; Winter, Witschge (Gillhaus 79'), Van't Schip, Wouters, Van Tiggelen; Gullit y Van Basten. Entrenador: Leo Beenhakker (HOL).
Árbitro: Juan Carlos Loustau (ARG).
Incidencias: Partido de octavos de final del Mundial de Italia 1990 disputado el 24 de junio en el Estadio de San Siro ante 74.559 espectadores.
Fuente: Episodio Copa Mundial 1990 Ataque de la "Lama" Rijkaard a la "tía Kathe", Página ContiSoccerWorld y Fiebre Maldini.
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