A petición de mi compañero y amigo Fran Díaz, esta crónica va dirigida a él en recompensa a su invisibilidad para mí en las últimas sesiones.Ya con el frío característico del invierno, las luces navideñas, los balones embarcados con Álex escalando a lo Spiderman, las cantadas de Carlitos, los balones al palo de El Generalísimo Castro (El Chulo, como diría Bordoy) y más cosas por el estilo, nos situamos en la tercera pista, dándole descanso a la del fondo por una temporadita.
También se trataba de uno de estos días especiales. Hay cosas que te impactan en demasía, que dejan huella en uno y que, por muy tontas que sean, no pueden emprender un firme vuelo desde tu cabeza. En concreto, por vivencias que experimenté horas atrás. Pero bueno... vamos a lo que vamos.
La tarde empezó en el taller de atrás donde fuí con Jorginho y me encontré con Colmena. Por alguna extraña razón, todos estábamos allí dispuestos a inflar el balón. Vamos, lo normal que se hace en los talleres de coches. Nos los pusieron más duro (el balón) que el cuerno de un mamut (Özil) y botaba más que el Jabulani que tantas jornadas de gloria nos dió meses atrás.
Creo que la tarde del viernes se merece un recuadro en el libro de los récords Guinness. No confundir con la cerveza aunque seguro que Mateo ya lo ha hecho. Debe entrar en dicho libro porque, si no calculo mal, éramos unos diecisiete tíos. Más bien eso parecía el banquillo de un partido de fútbol siete. Así que, precisamente por ello, ruego que me perdoneis si no hablo de todos y de cada uno de vosotros. Podría hacerlo si abro cinco blogs más como éste pero algo me dice que no es muy viable que se diga.
Me he dado cuenta de que Álex cada vez me recuerda más a los jugadores de la selección de Rumanía del Mundial de Francia y que a Joel no le gustan mucho los petardos, sobre todo, cuando Carlos en un alárido de inspiración mental lo explota directamente en su camiseta. Vamos progresando, Carlitos.
Jorge, el Barragán, cada día me gusta más de portero demostrando sus buenos reflejos tirándose y protagonizando buenas y decisivas actuaciones. A Colmena le empiezo a conocer en el regate, Escudero como siempre jugó muy tranquilo y de la forma que a mí me gusta y Manolo mejorando progresivamente. A mí me costó coger el punto de enganche pero después me lo pasé bien, un paso inequívoco hacia el buen rendimiento y las ganas de hacer las cosas bien. A Redbull, del que vuelvo a hablar nuevamente, le salieron las cosas bien aunque él se niegue a reconocerlo.
Otra de las cosas de las que me he percatado es que Germán tiene que hacerse un piso en el área rival. Lo llevo viendo bastante tiempo y es un nueve nato. Así que como mejor juega es de delantero centro, esperando que le coloquen buenos balones. Ése es su verdadero y único puesto. Se fue antes por ineludibles compromisos con el Milán Metio.
La academia tuvo la culpa de que el niño Ale llegara tarde. Aún así, lo hizo como siempre y se intentó ir de tios que le sacan un par de cabezas, o tres. Jairo se reconcilió con el gol y marcó un bonito tanto para la cuenta de nuestro equipo, un bonito tiro raso ajustado a la cepa del palo a media vuelta. Todo un debut por la puerta grande. De Rebollo me gustaría decir que sus seis goles (o al menos, es lo que él dice) vinieron acompañados por alguna mirada distraída a las chicas que jugaban al voley mostrando sus turgentes y esculpidos traseros. A decir verdad, me he recreado bastante en la última frase.
La velocidad de la luz es la cifra a la que se aproxima la cantidad de ocasiones que tuvo Paquito y de las cuales, anotó alguna. Torpedo Benamüller, enfundado de Cissé, se consafró como jerarca de la defensa aunque le tiene que dar más el sol para parecerse al trotamundos francés. Droit au but!
Lo realmente divertido de la tarde fue el pique, por así decirlo, entre Muros Rueda y Capi. Faltaban hombres para hacer sucumbir a la bestia que se dirigía al archiconocido personaje. Carlos no podía negar su estupor y Manolo, en posteriores declaraciones, reconoció que en realidad no sabía lo que le dijo el amigo Carlitos. Al final todo se solucionó con un abrazo.
¿Lo ves Fran? Por fin he hablado de tí. Fue, como siempre una gran tarde, con mejor rollo que la anterior, sin fugas injustificadas y con el fútbol tiñiendo cada ápice de la jornada.
Por si alguien no sabe a qué me refería exactamente cuando hablé de Álex, tranquilos, allá va la explicación. En la cita mundialista de Francia '98, los jugadores de la selección rumana prometieron teñirse de rubios si pasaban de la fase de grupos. Parece evidente que sí pasaron a los octavos de final.
Viernes, 10 de diciembre de 2010.
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