Los escaparates ya se llenan de productos, juguetes y ropa. Las ofertas están a la vuelta de la esquina. El fríoártico se ha ganado un rincón entre nosotros y los puestos ambulantes de castañas pueblan cada esquina de nuestra ciudad. En efecto, la navidad trae consigo todos estos menesteres en tanto que acorta la vida de este año mágico.
Dejando cuestiones económicas y políticas aparte, que no atraviesan su mejor momento, éste fue el año soñado para el deporte español. No podemos olvidar aquel memorable 11 de julio que puso fin a años de sequía, maldiciones y decepciones de las que generaciones y generaciones han sido testigo.
Todos sabíamos que ésta era la gran oportunidad para el fútbol español. Las casas de apuestas nos avalaban, el juego era sublime y la suerte nos sonreía. Pese a debutar en el Mundial perdiendo contra Suiza (que le costaría la ceja a Piqué) nos pusimos las pilas rápidamente y emprendimos el camino hacia la final de Johannesburgo no sin antes tumbar a Alemania en un soberbio partido en el que Carles Puyol nos encumbró a la final con un soberbio testarazo. Los alemanes se portaron como caballeros.
Nos preparábamos para una final inédita entre España y Holanda, los reyes sin corona. Los tulipanes habían eliminado a la siempre todopoderosa Brasil en cuartos y con más táctica que juego se presentaron en la final contra todo pronóstico. Allí, ni jugaron ni dejaron jugar, por decirlo de algún modo. O si no, que se lo pregunten a Xabi Alonso.
En los minutos dramáticos, a escasos compases para la tanda de penaltis, Andrés Iniesta enganchó un fantástico tiro cruzado a la cepa del palo. Stekelenburg no pudo hacer nada. Puede que muchos no lo supieran pero era cierto. España era campeona del mundo por primera vez en su historia y, de esta forma, entraba en una lista selecta compuesta por selecciones cuyos míticos capitanes alzaron al cielo la Jules Rimet.
En nuestra Liga, 2010 volvió a ser el año del Barça. No se ganaron seis títulos pero sí se pudieron conseguir dos. El Barça de Guardiola batía récords a la vez que Messi lo hacía cada vez mejor. Se ganó la Liga más larga, la Liga de los noventa y nueve puntos. Sólo el Sevilla y el Inter eliminaron a los azulgrana de la Copa del Rey y de la Champions, respectivamente. José Mourinho puso fin al sueño culé de jugar la final de Liga de Campeones en el Bernabeu. Curiosamente, los dos únicos equipos que eliminaron al Barça se proclamaron campeones de esa correspondiente competición.
El Real Madrid volvió a liarla. Como dice Eduardo Inda, por lo civil o por lo criminal (nótese la cita célebre). Dada la supremacía del Barça, el Madrid fichó a José Mourinho tras destituir a Manuel Pellegrini. El portugués anunció su salida del Inter de Milan el dias después de ganar el triplete con los italianos. De este modo, se apostaba por un gran entrenador para hacer sucumbir al Barça sin saber que las cosas no son tan fáciles como extender el talonario.
En realidad, el comienzo de temporada para los blancos fue dudoso. El Madrid no sabía a lo que jugaba y tenía poca profundidad en el juego a pesar de ser una formación típicamente ofensiva. Con el tiempo, protagonizó goleadas contra el Racing, Bilbao o Ájax pero no no se pudo evitar la manita en el Camp Nou. Una fiebre futbolística que jugaba con los jugadores blancos como si fueran títeres en manos del Barcelona.
Finalmente, un rotundo 5-0 con dos goles de David Villa que cerraron muchas bocas, espectaculares actuaciones de Cristiano Ronaldo y pases inverosímiles de Messi que una vez más se quitó el traje de goleador para ponerse el de pasador.
No hay que olvidar que fue un gran año para el Atlético de Madrid con la consecución de la Europa League y de la Supercopa de Europa ante el Inter de Milán, campeón de todo. Asi, los de Quique Sánchez Flores ponían fin a un ciclo en el que no se conseguía nada desde 1996 con aquel glorioso doblete. El Kun Agüero, Forlán y Reyes volvieron a ser los grandes protagonistas.El Atleti se coronaba en el Olimpo de Europa, de donde nunca debió bajar.
También el podio en el FIFA Balón de Oro está compuesto por jugadores del Barça. Si se lo lleva Xavi, será un galardón merecidísimo a su dilatada y exitosa carrera, así como su imprescindible actuación en el Mundial de Sudáfrica.
Personalmente, fue un buen año. Un año de aprendizaje, de madurez, de buenos momentos. Conocí personas increíbles mientras que conocí mejor a otras que me mostraron su mejor faceta. También hubo algunas decepciones pero, desde luego, quedaron eclipsadas por grandes momentos que compartí. Sinceramente, espero que en 2011 se cumplan tantos los proyectos que abarrotan mi agenda como los tuyos, querido lector, y que el deporte siga haciéndonos disfrutar y, ante todo, hacernos felices.
Mientras jugaba de un modo espectacular, el Barça consiguió la friolera de 99 puntos que le dieron su vigésimo título de Liga.
En la final de Hamburgo, el Atlético de Madrid doblegó al Fulham por un marcador de 2-1 con Diego Forlán como estrella goleadora. Era el primer título después de catorce años y no menos sufrimiento de la afición colchonera.
En la final de Hamburgo, el Atlético de Madrid doblegó al Fulham por un marcador de 2-1 con Diego Forlán como estrella goleadora. Era el primer título después de catorce años y no menos sufrimiento de la afición colchonera.
Iniesta dedicó su gol en la final a su amigo y compañero Dani Jarque que nos había dejado casi un año atrás. Meses después en Cornellá, tras ser sustituido, recibió una calurosa ovación. Chapeau, Andrés!
El último título hasta hoy de la Era Pep fue la Supercopa de España lograda ante el Sevilla. Fue la revancha de la eliminación en la Copa del Rey de la pasada temporada. Asimismo, la magia de Messi aumenta exponencialmente hasta situarlo como el mejor jugador del mundo.
El broche de oro de la gran gesta atlética fue la victoria ante el Inter de Milán en Mónaco en la Supercopa de Europa. Así, evitó que los nerazurro hicieran sextete, una hazaña reservada para los más grandes. Un 2-0 con goles de Agüero y Reyes hicieron realidad el gran sueño rojiblanco y el Atleti se proclamaba mejor equipo de Europa.
El broche de oro de la gran gesta atlética fue la victoria ante el Inter de Milán en Mónaco en la Supercopa de Europa. Así, evitó que los nerazurro hicieran sextete, una hazaña reservada para los más grandes. Un 2-0 con goles de Agüero y Reyes hicieron realidad el gran sueño rojiblanco y el Atleti se proclamaba mejor equipo de Europa.
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