El Mundial de Brasil ha llegado a su fin y la selección de Alemania se ha proclamado campeona, al superar a Argentina en la final de Maracaná con un gol de Mario Götze en la prórroga. Al igual que ocurría cuatro años atrás, un gol in extremis en la prórroga decidió el título mundial. De este modo, el combinado teutón consiguió su cuarto campeonato del Mundo tras los logrados en 1954, 1974 y 1990. La albiceleste, por su parte, no pudo repetir los éxitos de los Mundiales de 1978 y 1986. Los Neuer, Hummels, Lahm y Klose se unen a otros nombres de leyenda alemanes como Seller, Maier, Beckenbauer, Breitner, Müller, Klinsmann, Matthäus y Rummenigge.
Este Mundial no será recordado por el papel abrumadoramente superior de ninguna selección, excepto Alemania que sí se ha mostrado durante todo el certamen como un bloque sólido, un equipo realmente compacto y con un gran repertorio de talento individual. Messi no pudo conseguir el gran título que le faltaba a nivel colectivo y tendrá que esperar cuatro años más para volver a tener otra oportunidad. Las grandes decepciones del torneo han sido España, vigente campeona mundial, superada ampliamente en la fase de grupos y Brasil que aún trata de recuperarse psicológicamente de la sonrojante goleada que Alemania le endosó en semifinales.
También ha sido el Mundial de las pequeñas selecciones como Bélgica, Costa Rica y Colombia. Equipos que han demostrado que el fútbol es más que un conjunto de nombres, peinados y lucrativos contratos multimillonarios a favor del juego colectivo y el conjunto humano. Un Campeonato del Mundo que será recordado, a nivel anecdótico, por el uso del spray arbitral y la irrupción de jóvenes promesas como Paul Pogba y James Rodríguez que darán mucho que hablar estos años. Dicho sea de paso, ha sido uno de los Mundiales que más prórrogas ha tenido y el primero de la historia en la que un equipo de cada fase de grupos tuvo representante en cuartos de final.
En realidad, Alemania ha demostrado ser justo vencedor y un digno campeón. Era la cuarta semifinal consecutiva que jugaba en un Mundial que, además, será recordado por el récord de Miroslav Klose. El jugador alemán de origen polaco batió a Ronaldo y se ha proclamado máximo goleador de la historia de la Copa Mundial con 16 tantos. El juego de la Mannschaft, bautizado como Tiki-taken por la prensa española por las similitudes con el sistema que hizo campeona a España, ha mejorado e implementado matices y ha demostrado que los jugadores más poderosos físicamente pueden desarrollar un fútbol técnico.
Un seguro bajo los palos como Manuel Neuer, designado mejor portero del Mundial, se ha consagrado como un portero de gran envergadura y grandes reflejos. Custodiado por una sólida defensa, ésta se ha erigido en torno a Lahm, Boateng, Hummels y Höwedes, jugadores todos de gran manejo de balón, robustez y una soberbia capacidad para sacar el balón jugado. El papel de Lahm comandando el juego del equipo desde el lateral derecho merecer ser recordado. Más adelantados se encontrarían Khedira y Schweinsteigger. El Rubio, como diría Luis Aragonés, ha demostrado ser un gran jugador que ha pasado de jugar por la banda a ser una pieza inamovible tanto en el combinado teutón como en el Bayern de Múnich.
En la línea más creativa, aparece la fantasía del equipo formada por una mediapunta de ensueño ensamblada por Kroos, Özil y Müller, en la que también se puede incorporar el héroe de la final, Götze y donde se ha notado la ausencia de Marco Reus, lesionado poco antes del inicio del certamen. Sólo en punta, pero no menos peligroso, aparece Miroslav Klose, máximo artillero de los Mundiales. Dos subcampeonatos de Europa en 1996 y 2008, un tercer puesto en su propio Mundial, una semifinal en el Mundial de 2010 y otra semifinal en la Eurocopa 2012 han sido los ingredientes con los que Joachin Low ha formado una selección campeona.
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