28 de julio de 2011

Equipos históricos: Borussia Dortmund 1997

 

La edición de la Copa de Europa de la temporada 1996/1997 tuvo un campeón alemán inédito. Por primera vez, la máxima competición continental no caía conquistada frente al todopoderoso Bayern de Múnich o el Hamburgo que miraba de reojo la ganada en 1983. Aquel año, histórico para los alemanes tras la consecución de la Eurocopa de Inglaterra, pasará a la historia por la merecida victoria del Borussia Dortmund.

Los buenos resultados obtenidos en la Bundesliga durante la década de los noventa culminaron alzando al Olimpo europeo al Borussia que, bajo las órdenes de Ottmar Hitzfield, se impuso en la final de Múnich a la Juventus de Turín, vigente campeona de la Champions con un inapelable 3-1.

El equipo teutón realizó una campaña extraordinaria y contaba con un fantástico portero como Stefan Klos. La formación defensiva estaba compuesta únicamente por tres defensas y éstos eran: Jurgen Khöler, Matthias Sammer y Julio César. En la línea de mediocampo, aparecían dos carrileros con un gran aporte defensivo y ofensivo como Jörg Heinrich, por el costado izquierdo, y Reuter, por el derecho. Paulo Sousa ocupaba la demarcación de pivote, mientras que el escocés Paul Laumbert y Andreas Möller ocupaban la posición de interior derecho e izquierdo, respectivamente. En la delantera, los encargados del gol eran Karl-Heinz Riedle y el suizo Chapuisat que mostraron un gran nivel a lo largo de todo el campeonato. 

 

La aventura del Dortmund en la Copa de Europa comenzó encuadrado en el grupo B de la competición, compartiendo plano con el Atlético de Madrid, ganador del doblete la temporada anterior en España, el Steaua de Bucarest con su gloriosa Copa de Europa en sus vitrinas y, por último, el Widzew Lodz de Polonia, como comparsa.

En el Vicente Calderón, el campeón alemán ganó por la mínima con gol de Riedle. En tierras rumanas, logró un implacable 0-3 frente al Steaua y en Polonia, se produjo el empate a dos goles. Sin embargo, en Westfalenstadion, tuvo que presenciar como cayó derrotado ante el Atlético de Madrid, en su última participación en el torneo hasta la temporada 2008/2009, pero, en cambio, le endosó un 5-3 al Steaua de Bucarest y logró un ajustado 2-1 frente al Widzew.

Por aquel entonces, el formato de la competición no contemplaba la existencia de los octavos de final de la competición, de modo que el Borussia accedió directamente a la fase de cuartos en la que le esperaba el Auxerre francés en el que jugaba el delantero Stéphane Guivarch. El 3-1 cosechado en Westfalenstadion abría de par en par las puertas del equipo bávaro a las semifinales del torneo, pese a ganar además en el Abbé-Deschamps.

 

Las semifinales del torneo guardaban un atractivo Manchester United-Borussia Dortmund. En realidad, fue una eliminatoria sencilla en la que los alemanes ganaron por 0-1 en Old Trafford y con idéntico resultado en Westfalenstadion.

Llegó la final dentro de las fronteras alemanas. Se celebró en Múnich y, al frente, se encontraba la Juventus de Zidane y Del Piero, actual campeona de Europa y, dicho sea de paso, gran favorita para conseguir la Orejona. Pese a la dificultad de la final, el Borussia ganó por 3-1 a la Vecchia Signora y dominó claramente al cuadro italiano que había ganado la Seria A en Italia.

Riedle marcó dos goles en los minutos 29 y 34 de la primera mitad. De ese modo, el partido era muy favorable a los alemanes. Al término del descanso, el electrónico mostraba un tranquilizador 2-0 para el Borussia Dortmund hasta que Alessandro Del Piero marcó un genial gol de taquito. Cuando salió al terreno de juego Lars Ricken y, en la primera jugada en la que tocó el cuero, marcó el 3-1 definitivo mediante una gran vaselina. Así pues, un nuevo equipo alemán conseguía su primera Copa de Europa en una generación histórica de futbolistas teutones. Matthias Sammer, capitán de aquella mítica escuadra, fue elegido Balón de Oro ese mismo año por su encomiable labor.

La rubrica a una temporada tan espectacular tuvo lugar en diciembre de 1997 cuando el Borussia Dormund conquistó la Copa Intercontinental, actual Mundialito de Clubes, tras doblegar por 2-0 al Cruzeiro brasileño, campeón de Copa Libertadores con goles de Zorc y Herrlich.

 Alineación del Borussia Dortmund y de la Juventus en la final de Múnich 1997. El equipo alemán jugando con tres defensas y dos carrileros ganó de forma magistral a la vigente campeona de Europa que contaba en sus filas con nombres como Zidane, Boksic y Del Piero.

26 de julio de 2011

Llegó Alexis


Ayer fue presentado oficialmente el primer refuerzo del Fútbol Club Barcelona de cara a la próxima temporada 2011/2012. El traspaso se ha cerrado en 26 millones de euros más 11,5 en objetivos y ha firmado para las próximas cinco temporadas. Tras superar satisfactoriamente los pertinentes reconocimientos médicos, el primer jugador chileno de la historia del Barça se presentó a la afición culé mostrando una camiseta con el dorsal número 9.

Declaró que la llamada personal de Pep Guardiola fue muy importante en el fichaje, dado que el interés del técnico fue fundamental. También manifestó que llega al club para seguir ganando títulos y, sobre todo, para aprender junto a Messi, a Xavi y a todos en general. De este modo y, con el futuro indeciso de Affelay, el Niño Maravilla intentará hacerse un hueco en la delantera con Pedro, Messi y Villa, aunque, como ha dicho Leo Messi, enganchará perfectamente en Barcelona.

Después de los clásicos y técnicos toques de balón y las fotos vestidos de calle ante el escudo del Barcelona, el ex-jugador del Udinese declaró, con una sonrisa, que llega al mejor club del mundo. Por último, manifestó que pretende trabajar y dar una buena imagen y que, de este modo, cumple su sueño de niño de jugar en el Fútbol Club Barcelona.

23 de julio de 2011

Partidos históricos: España - Malta 1983

 

Muchos años antes de que una dorada estrella se hubiese posado en lo alto de nuestro escudo para toda la eternidad, la selección española no hacía más que romper todas las ilusiones de los españoles todos los veranos pares. Sin embargo, uno de los partidos más épicos del combinado nacional tuvo lugar durante esos años de decepciones. Fue algo así como un oasis en un desierto de alegrías. Se trata de uno de esos encuentros inolvidables cuyo relato ha pasado de generación a generación y constituye una de las más recordadas páginas de gloria de La Roja.

Aquel partido quedó grabado para la posteridad del fútbol español y fue el modo particular de vivir entonces el famoso cántico de ¡Podemos! Tuvo lugar el 21 de diciembre de 1983 en el estadio Benito Villamarín de Sevilla ante 30.000 espectadores. En principio, estaba pensado una mayor asistencia de público pero, debido a las intensas lluvias que asolaron la ciudad hispalense en los días previos, se vendió un número menor de entradas.

El verano siguiente, Francia abría sus puertas de par en par con motivo de la organización de la Eurocopa. Para ello, España fue encuadrada en el grupo VII junto a Holanda, Irlanda, Islandia y Malta. La UEFA estipuló que pasaría únicamente el primero de cada grupo. Desde el principio, España y Holanda se convirtieron en las principales candidatas para unas románticas vacaciones en París.


Llegó la última jornada y, con ella, los nervios e incertidumbre propios de la última hora. Esta ocasión, el rival a superar sería Malta, un equipo teóricamente inferior cuya plantilla estaba compuesta básicamente por jugadores no profesionales. A fin de situarnos, en el penúltimo partido de clasificación, Holanda, primera de grupo, le había endosado a Malta un implacable 5-0 y, dada la diferencia de goles de las selecciones española y neerlandesa, La Roja necesitaba ganar por una diferencia de once goles o superior. Si el goal average era inferior al mencionado, Holanda conseguiría su pasaporte a la Eurocopa de Francia de 1984 puesto que en el partido de ida los españoles cayeron mermados 3-1 ante la selección oranje.

Técnicamente, la selección de Países Bajos partía con una diferencia de 16 goles (22 anotados y 6 encajados) y España partía con un promedio de 5 goles de diferencia (12 anotados y 7 encajados) Parecía misión imposible pero esa era la realidad: España tenía que ganar por 11 goles o más. La verdad sea dicha, no se depositó mucha ilusión en el combinado español. Meses atrás en el partido de ida, España ganó en La Valetta por un discreto 2-3 y se antojaba difícil soñar con una goleada de semejante envergadura.

Pese a la dificultad de ganar y hacerlo con una diferencia tan astronómica, los medios de comunicación y los aficionados empezaron a zambullirse en un narcótico ambiente de optimismo que rebajaba la dificultad de ganar por un goal average de once tantos. En el fútbol, ganar por un número tan elevado de goles es muy complicado pero si, además, los goles se necesitan, entonces la dificultad aumenta exponencialmente. Si los cálculos no fallan, España tenía que marcar un gol por cada ocho minutos de juego. Ahí es poco.


Los jugadores que participaron en aquella gesta, ya inmortalizados en la historia del fútbol español fueron: Goikoetxea, Sarabia y Zubizarreta (Athletic de Bilbao), Marcos Alonso Tente Sánchez, Víctor Muñoz y Lobo Carrasco (Barcelona), Camacho y Santillana (Real Madrid), Gordillo y Rincón (Real Betis), Antonio Maceda (Sporting de Gijón), Francisco Buyo (Sevilla) y Güerri, Salva y Señor (Real Zaragoza).

Dicho esto, España no pudo contar con su portero titular Luis Miguel Arconada por una oportunista lesión. Asimismo, el joven guardameta Buyo no había debutado a nivel internacional hasta ese memorable partido. Al frente, el combinado maltés, manifiestamente inferior al español, estaba constituido principalmente por jugadores amateurs que militaban en la liga de Malta. Su portero, John Bonello, conocido posteriormente en España por apariciones comerciales en Amstel, era el único integrante de la escuadra maltesa que había jugado fuera de su país, en concreto, en el humilde Herford alemán. Decir, además, que el equipo visitante entrenó en el Benito Villamarín pero, no obstante, las fuertes lluvias impidieron que se ejercitasen normalmente. Al mismo tiempo, el archiconocido guardameta aseguró. No volvería a mi pais si me meten once goles...

El partido comenzó sobre las ocho y media de la tarde. El aforo no llegó a completarse gracias a las antojadizas condiciones meteorológicas. Obviamente, España salió al ataque, buscando incansablemente el gol. No obstante, el penalti errado por Juan Señor en los primeros compases de encuentro arrojó más agua fría a las gradas. Por así decirlo, Malta desarrolló un juego superdefensivo y con muy poca continuidad de la posesión. Sus pérdidas de balón eran constantes y, de ese modo, aprovechó España para crear ocasiones ya fuere por las bandas o mediante jugadas individuales.


En el minuto 15 llegó el primer gol de la noche, por medio de un impecable cabezazo de Santillana. Malta, anteponiendo su muralla defensiva para evitar una goleada como la sufrida ante Holanda días atrás, se encerraron cual lata de mejillones. De hecho, los malteses no vieron portería hasta el minuto 24 tras un remate de DeGiorgio que fue desviado por Maceda y acabó en el fondo de la portería de Buyo.

Por si la dificultad inicial del partido no era suficiente, España se encontraba ahora con un hándicap más como fue el gol encajado de Malta. Sin embargo, el despliegue ultraofensivo de La Roja se rentabilizó en ocasiones y Carlos Santillana rubricó la primera parte con otros dos tantos más, de modo que, al término de la primera parte, el hat-trick del jugador del Real Madrid imperaba en el electrónico frente el solitario gol de DeGiorgio. Pese a ello, el resultado aún era escaso y lo recomendable hubiese sido llegar al descanso con cinco goles al menos. Y, de esa guisa, comenzó el segundo tiempo...

Como un acorazado repleto de cañones, España siguió atacando durante todo el partido, básicamente, porque eran necesarios nada menos que nueve goles para la anhelada clasificación. Poli Rincón anotó el cuarto en el minuto 47, estrenando así su marcador personal, y, diez minutos después, firmó el quinto gol español de aquella lluviosa noche sevillana. En apenas dos minutos, Maceda hizo subir al marcador dos goles, uno de ellos mediante un acrobático remate. Sólo diez segundos después del segundo gol de Maceda, Poli Rincón marcó el octavo y, de este modo, hacía hat-trick. Así pues, dos jugadores (Santillana y Rincón) marcaban tres goles en el mismo partido. Ambos jugadores anotaron el noveno y el décimo gol, respetivamente. Ya sólo quedaban dos...


Corría el minuto 80 y Sarabia se estrenó como goleador en tal señalada fecha para subir el undécimo gol al luminoso. Restaban diez minutos de partido y la clasificación dejó de ser un sueño para materializarse en algo real y palpable. Llegó el minuto 85 y Señor marcó el duodécimo y definitivo gol de la noche mientras José Ángel de la Casa gritaba y entonaba un glorioso gallo que ya forma parte de la historia de las transmisiones deportivas en directo.

España siguió atacando e incluso Rafael Gordillo anotó un decimotercer gol que fue anulado por el árbitro, supuestamente, por fuera de juego. Tras el gol decisivo, numerosos aficionados invadieron el campo pero fueron desalojados rápidamente por los encargados de seguridad del coliseo sevillano.

Al acabar el partido, el júbilo y las sensaciones jocosas anegaron el estadio. El sueño, con algunos tintes de milagro, de la clasificación para la Eurocopa de Francia en 1984 se hizo realidad. Holanda, cual advenimiento de la final de Sudáfrica 2010, no podía constatar la gloriosa clasificación de los españoles. Los aficionados invadieron completamente el estadio e incluso Poli Rincón se quedó con el balón como recuerdo en lugar de devolvérselo al colegiado.

 

Después de aquel legendario encuentro, los jugadores encontraron adhesiones entusiastas en la afición. También recuperaron la confianza perdida tras el decepcionante papel en el Mundial de 1982 en el que la selección española era anfitriona. A excepción de las últimas consecuciones, ese encuentro está considerado como uno de los más memorables que yace indelebles en la memoria de todos.

En general, los medios de comunicación tildaron el partido de justo. La avalancha de criticas recayó sobre el portero John Bonello, criticado duramente por sus compañeros. No obstante, algunos medios sensacionalistas no mostraron reparos en asegurar la existencia de una posible mano negra detrás del partido. En Malta, aquel encuentro supuso una verdadera humillación hasta tal punto que el seleccionador maltés Victor Scerri cesó de su cargo y, además, la propia Federación Maltesa, ruborizada ante la galopante goleada, denunció ante la UEFA un presunto trato vejatorio de la afición española hacia los jugadores malteses.

Por su parte, España consiguió el preciado pase para la Eurocopa de Francia, en una de las más brillantes generaciones de futbolistas de su historia. En el torneo de naciones europeas, llegó a la final en el estadio Parc des Princes en París, donde la suerte de Platini y la desdichada parada de Arconada proclamaron a Francia campeona de Europa.

A modo de conclusión, es posible que esta histórica gesta haya sido eclipsada con el triunfo de una Eurocopa en la que sí hubo más suerte o en Mundial que elevaba a España directamente a un grupo selecto de selecciones estelares. En cualquier caso, el España Malta es un claro ejemplo de que en el fútbol también existen los milagros...

20 de julio de 2011

Desde los once metros


También llamado penal en otros países de habla hispana, cuando el colegiado señala el punto, caemos víctimas del terror si no satisface nuestros intereses. En contraposición, el júbilo nos invade si el jugador a lanzarlo viste con una camiseta con la que nos identificamos. En cualquier caso, en diversos deportes, el concepto de penalti obedece a un lazamiento sin barrera y con el portero como único oponente a una distancia fijada previamente.

En la historia del fútbol, se han vivido penaltis de todas las índoles. Curiosos algunos, inverosímiles otros y numerosos con rúbrica propia, en principio, no son más que un lanzamiento potente y seco a una posición en la que el portero no pueda hacer nada. Analizaremos ahora, sin más dilación, los penaltis más memorables que todo buen aficionado al fútbol debe tener en mente.

En primer lugar, el penalti más recordado de la historia del fútbol es el que fue lanzado por Antonín Panenka. Se trata, pues, del tiro penal por excelencia en el deporte rey. La acción tuvo lugar en la final de la Eurocopa de 1976. En ella, la selección alemana, vigente campeona del mundo por entonces, se medía a Checoslovaquia. El duelo entre ambas no se resolvió en los noventa minutos reglamentarios y ambas pasaron a una siempre dramática tanda de penaltis.


Llegó el turno decisivo, el de Panenka. Bajo palos, se encontraba el mítico portero del Bayern de Múnich, Sepp Maier. Cuando el checo fue a lanzar el disparo, advirtió como el guardameta se tiraba hacia su costado izquierdo. En esas fracciones de segundo, Panenka decidió realizar su lanzamiento con la punta de su bota, por debajo de ésta. El balón entró muy lentamente y picado por el centro de la portería, al mismo tiempo que la selección de Checoslovaquia se proclamaba campeona de Europa de 1976.

Este penalti fue tan famoso que no han sido pocos los futbolistas que han intentado emularlo a lo largo de los años, con diferentes resultados. De hecho, cuando un jugador lanza un penalti de este modo, se dice que lo ha hecho a estilo Panenka o, simplemente, a lo Panenka. A modo de ejemplo, Zinedine Zidane en la final del Mundial de Alemania 2006 a los siete minutos de partidos lanzó el penalti que Marco Materazzi cometió sobre Florent Malouda. En esa ocasión, el balón disparado por Zizou golpeó en el travesaño, entró, volvió a dar en el larguero y salió hacia afuera. Fue gol, por supuesto.

Otro precursor en una forma surrealista de cobrar los lanzamientos penaltis fue Johan Cruyff. Cuando militaba en las filas del Ájax de Ámsterdam, ideó un modo de lanzarlos nunca visto antes. Cruyff tocó levemente el balón hacia la izquierda, posibilitando, de este modo, la invasión de área por parte de sus compañeros. En ese momento, apareció Jesper Olsen quien avanzó hacia la porteria y, cuando se encontraba cara a cara con el portero, se la devolvió a Cruyff que sólo tuvo que empujarla hacia el fondo de las mallas.


La jugada no fue registrada bajo Copyright y en noviembre de 2005, Robert Pirès trató de imitarla. El Arsenal ganaba por la mínima al Manchester City y Pirès trató de pasarle el balón a Thierry Henry. Lamentablemente, Pirès, a la hora del pase, no le dio lo suficientemente fuerte y Henry no pudo llegar. Ambos jugadores franceses se quedaron de una pieza y el balón volvió a dominios del City.

Si hablamos de penaltis históricos, es obligatoria hacer mención a Martín Palermo, Sí bien, la acción del argentino no pasará a los libros de fútbol por la gloria a la que condujo pero se trata de un penalti, o, mejor dicho penaltis, por así decirlo, peculiares.

Tuvo lugar el 4 de julio de 1999 en la Copa América, en concreto, en el partido que enfrentaba a las selecciones de Argentina y Colombia. En ese fatídico encuentro para la hinchada albiceleste, Palermo erró los tres lazamientos señalados por el colegiado. A los cuatro minutos de partidos, estrelló un penalti en el travesaño. A los treinta minutos de partido, mandó a las nubes otro penalti que lanzó. Por último, un minuto antes de la conclusión del partido, volvió a lanzar un penalti que, esta vez, fue blocado por el guardamenta Miguel Calero.


No obstante, también han habido penaltis responsables de que sus ejecutores no concilien el sueño con facilidad. Sus relajadas aventuras oníricas se ven perturbadas por un balón que no consigue colarse en una portería a once metros. Es el caso de Raúl en la Eurocopa de 2000 que, frente a la selección francesa y a las puertas de una hipotética semifinal, envió su lanzamiento al tercer anfiteatro, cuando intentaba meterlo en la escuadra de Fabien Barthez.

Más reciente es el de John Terry en la final de la Liga de Campeones de Moscú 2008 ante el Manchester United. Cuando se disponía a convertir su lanzamiento, un inoportuno resbalón desvió considerablemente la trayectoria de su balón. Su compungido rostro reflejaba la impotencia de un Chelsea novato en finales de Champions que pudo haber hecho historia. La mala fortuna quiso que esa trsite vivencia tuviera que vivirla un jugador de la cantera blue y un estandarte de Stamford Bridge como John Terry.

De esta inédita forma, Panenka le dio el triunfo a Checoslovaquia en la Eurocopa de Naciones de 1976. Obsérvese la forma de golpeo y la trayectoria del cuero.