20 de julio de 2011

Desde los once metros


También llamado penal en otros países de habla hispana, cuando el colegiado señala el punto, caemos víctimas del terror si no satisface nuestros intereses. En contraposición, el júbilo nos invade si el jugador a lanzarlo viste con una camiseta con la que nos identificamos. En cualquier caso, en diversos deportes, el concepto de penalti obedece a un lazamiento sin barrera y con el portero como único oponente a una distancia fijada previamente.

En la historia del fútbol, se han vivido penaltis de todas las índoles. Curiosos algunos, inverosímiles otros y numerosos con rúbrica propia, en principio, no son más que un lanzamiento potente y seco a una posición en la que el portero no pueda hacer nada. Analizaremos ahora, sin más dilación, los penaltis más memorables que todo buen aficionado al fútbol debe tener en mente.

En primer lugar, el penalti más recordado de la historia del fútbol es el que fue lanzado por Antonín Panenka. Se trata, pues, del tiro penal por excelencia en el deporte rey. La acción tuvo lugar en la final de la Eurocopa de 1976. En ella, la selección alemana, vigente campeona del mundo por entonces, se medía a Checoslovaquia. El duelo entre ambas no se resolvió en los noventa minutos reglamentarios y ambas pasaron a una siempre dramática tanda de penaltis.


Llegó el turno decisivo, el de Panenka. Bajo palos, se encontraba el mítico portero del Bayern de Múnich, Sepp Maier. Cuando el checo fue a lanzar el disparo, advirtió como el guardameta se tiraba hacia su costado izquierdo. En esas fracciones de segundo, Panenka decidió realizar su lanzamiento con la punta de su bota, por debajo de ésta. El balón entró muy lentamente y picado por el centro de la portería, al mismo tiempo que la selección de Checoslovaquia se proclamaba campeona de Europa de 1976.

Este penalti fue tan famoso que no han sido pocos los futbolistas que han intentado emularlo a lo largo de los años, con diferentes resultados. De hecho, cuando un jugador lanza un penalti de este modo, se dice que lo ha hecho a estilo Panenka o, simplemente, a lo Panenka. A modo de ejemplo, Zinedine Zidane en la final del Mundial de Alemania 2006 a los siete minutos de partidos lanzó el penalti que Marco Materazzi cometió sobre Florent Malouda. En esa ocasión, el balón disparado por Zizou golpeó en el travesaño, entró, volvió a dar en el larguero y salió hacia afuera. Fue gol, por supuesto.

Otro precursor en una forma surrealista de cobrar los lanzamientos penaltis fue Johan Cruyff. Cuando militaba en las filas del Ájax de Ámsterdam, ideó un modo de lanzarlos nunca visto antes. Cruyff tocó levemente el balón hacia la izquierda, posibilitando, de este modo, la invasión de área por parte de sus compañeros. En ese momento, apareció Jesper Olsen quien avanzó hacia la porteria y, cuando se encontraba cara a cara con el portero, se la devolvió a Cruyff que sólo tuvo que empujarla hacia el fondo de las mallas.


La jugada no fue registrada bajo Copyright y en noviembre de 2005, Robert Pirès trató de imitarla. El Arsenal ganaba por la mínima al Manchester City y Pirès trató de pasarle el balón a Thierry Henry. Lamentablemente, Pirès, a la hora del pase, no le dio lo suficientemente fuerte y Henry no pudo llegar. Ambos jugadores franceses se quedaron de una pieza y el balón volvió a dominios del City.

Si hablamos de penaltis históricos, es obligatoria hacer mención a Martín Palermo, Sí bien, la acción del argentino no pasará a los libros de fútbol por la gloria a la que condujo pero se trata de un penalti, o, mejor dicho penaltis, por así decirlo, peculiares.

Tuvo lugar el 4 de julio de 1999 en la Copa América, en concreto, en el partido que enfrentaba a las selecciones de Argentina y Colombia. En ese fatídico encuentro para la hinchada albiceleste, Palermo erró los tres lazamientos señalados por el colegiado. A los cuatro minutos de partidos, estrelló un penalti en el travesaño. A los treinta minutos de partido, mandó a las nubes otro penalti que lanzó. Por último, un minuto antes de la conclusión del partido, volvió a lanzar un penalti que, esta vez, fue blocado por el guardamenta Miguel Calero.


No obstante, también han habido penaltis responsables de que sus ejecutores no concilien el sueño con facilidad. Sus relajadas aventuras oníricas se ven perturbadas por un balón que no consigue colarse en una portería a once metros. Es el caso de Raúl en la Eurocopa de 2000 que, frente a la selección francesa y a las puertas de una hipotética semifinal, envió su lanzamiento al tercer anfiteatro, cuando intentaba meterlo en la escuadra de Fabien Barthez.

Más reciente es el de John Terry en la final de la Liga de Campeones de Moscú 2008 ante el Manchester United. Cuando se disponía a convertir su lanzamiento, un inoportuno resbalón desvió considerablemente la trayectoria de su balón. Su compungido rostro reflejaba la impotencia de un Chelsea novato en finales de Champions que pudo haber hecho historia. La mala fortuna quiso que esa trsite vivencia tuviera que vivirla un jugador de la cantera blue y un estandarte de Stamford Bridge como John Terry.

De esta inédita forma, Panenka le dio el triunfo a Checoslovaquia en la Eurocopa de Naciones de 1976. Obsérvese la forma de golpeo y la trayectoria del cuero.

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