6 de noviembre de 2011

Más filósofo que nunca


El mundo de la literatura está de enhorabuena y no, no es que la llamada Generación del 87 haga alusión a una saga de legendarios escritores cuyas obras queden inmortalizadas en la historia y en más de un libro de texto. Mucho más simple. El delantero sueco y ex del Barcelona, Zlatan Ibrahimovic, ha escrito su biografía y en ella quedan patentes muchos rasgos de un genio de la literatura como el sueco.

Adelantada al diario nórdico Aftonbladet, de ella se ha extraído con mucho interés el capítulo dedicado a su estancia en Barcelona. La acción se remonta a mayo de 2010. En un partido de Liga ante el Villarreal en El Madrigal, Ibra, que disputó los últimos cinco minutos, continuó un acalorada dscusión con Pep Guardiola acerca de su no conformidad por el cambio de posición con Leo Messi que pasó a ocupar el puesto de delantero centro en detrimento del sueco que, cada vez, fue acaparando menos protagonismo.

Textualmente ha declarado: No tienes huevos, te cagas con Mourinho. Vete a tomar por el culo. Me volví loco, afirma el actual delantero del Milán en su obra Jager Zlatan Ibrahimovic o, lo que es lo mismo, Yo soy Zlatan Ibrahimovic. Además, el frívolo ariete asegura:  Si yo hubiese sido Guardiola, hubiese tenido mucho miedo. 

 

En este apetitoso libro, Ibra también narra que Messi, Xavi e Iniesta eran como los estudiantes de una escuela que obedecen sin protestar, al mismo tiempo que no entendía el motivo por el que Guardiola prohibía a sus jugadores ser poseedores de vehículos deportivos de alta gama. Cuenta que él mismo conduce como un loco a 300 km/h y que en España una vez estrelló su coche en un pared tras una nevada. Quizás alguien debería conducir por él...

En otro orden de cosas, Guardiola, por su parte, es noticia por la impactante escena que mostró la tarde del viernes en la Rambla de Cataluña. Pep se mostró encadenado junto a un africano en las puertas del Cine Alexandra con motivo de dar apoyo al estreno del documental Los olvidados de los olvidados que narra la historia de miles de enfermos mentales africanos que no cuentan los las condiciones mínimas de agua y comida.

En Guardiola se reunen la imagen del talentoso deportista y del profesional desinteresado. Su modo ascético de entrenar al equipo, su poca aparición en medios de comunicación, a excepción de la campaña publicitaria de Banco Sabadell, y el hecho de no conceder entrevistas le convierten en una imagen casi sagrada, venerada por muchos. Todo ello le ha hecho dirigir, sin duda, al mejor equipo de la historia del fútbol.

 

Su madre, la señora Dolors, cuenta que el pequeño Pep tenía prisa por salir de su vientre, como así daban fe las sonoras patadas que Pep le propinaba desde su interior. Las calles de su pueblo de Santpedor fueron testigos silenciosos de las tardes que Josep, un escuálido niño que apenas tenía un cuerpo atlético, pasaba con su mejor amigo: el balón.

Quizás alguna deidad que controla los ejes del fútbol quiso que Pep no siguiera la tradición familiar y pasara las horas subido al andamio como su padre, Valentí, en la dura profesión de la construcción. Su apelativo de filósofo, precisamente impuesto por Zlatan Ibrahimovic, tiene rasgos de verosimilitud porque, de hecho, el fallecido poeta catalán, Martí i Pol, tenía en su casa un gran póster de Pep, orquestando la estancia. 

Josep Guardiola, un futbolista que apenas tenía masa muscular, no era rápido, contaba con poca fuerza para presionar al contrario, flaco, torpe para driblarlo y, precisamente por ello, cambió esas pocas cualidadades por una envidiable visión periférica para cambiar a su antojo las dimesiones del campo y ejercer como geómetra del mismo, encarnando a la perfección la mítica figura del 4 de La Masía.


Fuentes: El fútbol puede ser una moral, El País, 5/11/2011, Manuel Vicent; Guardiola encadenado, elPeriódico.com, 4 de noviembre de 2011; Alfonso Callejas, SPORT, 3 de noviembre de 2011.

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