17 de julio de 2015

Mis peloteros favoritos cumple 5 años


La siguiente entrada es muy especial. No se trata del típico artículo sobre algún jugador mítico, un equipo histórico o un partido memorable. Y aunque parezca extraño, tampoco narraré alguna inverosímil anécdota sobre fútbol. Por primera vez en cinco años, Mis peloteros favoritos sale de su línea habitual para compartir con vosotros algo realmente especial. Se trata del post que jamás hubiera imaginado hace un lustro y que me llena de orgullo compartir contigo, querido lector. En efecto, Mis peloteros favoritos cumple cinco años.

Al echar la mirada atrás, recuerdo aquella época. Aunque no parezca tan lejana en el tiempo, lo cierto es que ha llovido bastante. Corría el año 2010, España había ganado el histórico Mundial de Sudáfrica y toda la nación estaba sumergida en una euforia colectiva, pese a la situación francamente complicada que atravesaba el país. Y la sigue atravesando. En un momento de lucidez, básicamente decidí hacer real una idea que sobrevolaba mi mente desde hacía tiempo: plasmar en forma de reportajes todo mi amor por el fútbol. Y algo así hice. O al menos, lo he intentado.

Si no recuerdo mal, la primera entrada que abrió de par en par las puertas de Mis peloteros favoritos iba sobre la flamante consecución de la Copa del Mundo en Sudáfrica. Obviamente, era algo obligado, como así comencé escribiendo hace ya un lustro. La ilusión y las ganas de compartir con todos vosotros y vosotras mis conocimientos futbolísticos siempre ha ido de la mano de aprender y disfrutar con todas y cada una de las líneas que he redactado y, si me lo permites, espero seguir haciendo durante más tiempo. Lo creas o no, los comentarios, sugerencias y felicitaciones que he recibido siempre me han motivado a seguir creciendo.

El diseño del blog, la cabecera y las opciones disponibles han ido evolucionando desde aquella rudimentaria plantilla predefinida en la que un joven de escasos 18 años empezaba a contar su particular modo de entender el fútbol. Hemos vivido buenos momentos, como el mencionado Mundial, la Copa de Europa del FC Barcelona de Wembley 2011, el segundo triplete cosechado hace apenas un mes, la Eurocopa de Polonia y Ucrania 2012 y otros de no tan grato recuerdo que os he intentado contar con más o menos acierto.

Dicho sea de paso, Mis peloteros favoritos es una forma de entender mi vida y algo que forma parte de ella indivisiblemente. Evidentemente, no puedo más que daros las gracias a todos y cada uno de vosotros por estos cinco años en los que me habéis seguido fielmente porque vosotros sois quienes habéis contribuido realmente al crecimiento de este humilde blog. No tengo más que palabras de agradecimiento para vosotros, especialmente para Jesús Núñez, un auténtico crack del fútbol y una verdadera enciclopedia andante del deporte rey sin el cual este proyecto, sencillamente, no hubiese sido posible. Pero, ante todo, un amigo. El apoyo e interés que, desde el principio, amigos como Mateo Vinagre, Raúl Lalo, Jorge Colmena , Jorge González, Abdalay Baba y Jenaro Infante depositaron en este blog han sido cruciales para que hoy leais estas líneas. Y sin olvidar a Germán Bordoy que un día me inculcó un sentimiento barcelonista que afortunadamente no tiene cura..

Sin más dilación, nuevamente os doy las gracias a todos y todas, fieles seguidores, por estas casi 400.000 visitas, un dato que jamás me hubiera atrevido ni a soñar. Y por supuesto, espero que dentro de otros cinco años, esté por aquí celebrando con vosotros toda una década. Un abrazo enorme a todos y miles de gracias. Nos leemos.

José Ángel Ríos Vélez.

Así lucía Mis peloteros favoritos allá por abril de 2012. Nótese el extinto fondo negro y mi juvenil foto de abajo a la derecha, por la que ya han pasado varios años.

5 de julio de 2015

Cuando Martín Palermo falló tres penaltis


En pleno transcurso de la Copa América de Paraguay 1999, tuvo lugar uno de los hechos futbolísticos más estrambóticos que se recuerdan en la competición. Corría el 4 de julio de aquel año y las selecciones de Argentina y Colombia se enfrentaban en la fase de grupos. En aquel encuentro, el colegiado guaraní Ubaldo Aquino señaló nada menos que cinco penaltis: tres para el combinado albiceleste y dos para el cuadro cafetero. Sin embargo, el protagonista de aquella noche no sería otro que Martín Palermo.

El delantero argentino protagonizaría una de las anécdotas más inverosímiles que se recuerdan en la Copa América al fallar los tres penaltis que el árbitro señaló a favor de su selección. Un hecho sin precedentes que traspasó fronteras y dejó a todos tan sorprendidos, como cabizbajos a los aficionados argentinos. El portero colombiano Miguel Calero se convirtió en la némesis del Loco en aquella noche de tan nefasto recuerdo para la albiceleste y, en especial, para el atacante de Boca Juniors.

El calvario de Martín Palermo comenzaría demasiado pronto, a los cuatro minutos del partido. El árbitro paraguayo señaló el punto fatídico tras una mano de Viveros dentro del área. Un penalti de manual que el delantero argentino se dispuso a lanzar desde los once metros. Con la pierza zurda, el disparo del Loco se estrelló en el travesaño, lo que supuso la antesala de una noche francamente para olvidar. Posteriormente, en el minuto 75 de juego, un cabezazo errado de Palermo volvió a parar a la mano de Viveros nuevamente. Palermo tenía en sus pies la oportunidad de resarcirse del anterior disparo malogrado. Lanzaría el segundo penalti de la selección de Argentina que hubiera supuesto el empate a un gol en el marcador. Sin embargo, su lanzamiento acabaría en las nubes.

Pero el tormento de Martín Palermo no acabaría en esa jugada. En el minuto 90, el colombiano Bermúdez derribó en el área al Loco, lo que significó el tercer penalti de la noche para la selección albiceleste. Y también para Palermo. En esa ocasión, Palermo decidiría colocar la pelota a la izquierda de la portería, con menos potencia que en sus dos lanzamientos anteriores. No obstante, Calero acertó el disparo del argentino y detuvo la pelota. Finalmente, Colombia ganó por la mínima aquel encuentro y ambas selecciones accedieron a los cuartos de final del torneo. La selección cafetera sería eliminada por Chile, mientras que Argentina perecería ante Brasil, a la postre, campeona del certamen.

11 de junio de 2015

Cuando Corea perdió el norte


Corea del Norte es uno de los países más herméticos y represivos del mundo. Su líder supremo, Kim Jong-un, es una especie de deidad con aura divina que no muestra ningún titubeo en erradicar cualquier atisbo de disidencia en el país del que es monarca. A nivel futbolístico, Corea del Norte cuenta con dos participaciones en la Copa del Mundo: la primera de ellas tuvo lugar en el Mundial de Inglaterra 1966 en el que la selección norcoreana tuvo una más que aceptable participación, superando a las selecciones de Italia y Chile y ser el primer combinado asiático en superar la primera fase. Una vez en cuartos de final, Corea del Norte volvió a dar la sorpresa al llegar a endosarle tres goles a Portugal. El partido acabaría 5-3, con cuatro goles de Eusebio que, a la postre, llegaría a proclamarse máximo artillero del certamen.

No obstante, la segunda participación de Corea del Norte en un Mundial tuvo otro tipo de consecuencias mediáticas. Era el Mundial de Sudáfrica 2010. El cuadro asiático fue encuadrado en el Grupo G junto a Brasil, Portugal y Costa de Marfil, en el que se llamó el grupo de la muerte del campeonato. En esta ocasión, el papel de Corea del Norte fue mucho más discreto, cayendo 2-1 frente a Brasil, recibiendo la mayor goleada del certamen a manos de Portugal por 7-0 para dar por concluida su aventura en Sudáfrica. Ya eliminados del Mundial, el conjunto Chollima caería 3-0 ante la selección de Costa de Marfil. Pero la eliminación no sería el único castigo que sufrió la selección de Corea del Norte.

Dicho país es una monarquía dictatorial totalitaria de tipo socialista. El culto exacerbado al líder supremo y su ideología oficial, juche, impregna todos los recovecos de la nación. Cuando los jugadores del plantel de Corea del Norte llegaron a casa, no se podían imaginar las consecuencias que tendría tan deleznable acto como caer eliminados en el Mundial sin haber conseguido ni un solo punto. Los jugadores seleccionados fueron colocados en fila india durante seis horas en los aledaños del Palacio de la Cultura Popular de Pyongyang para que fueran insultados y vejados por todo aquel que pasara.

Pero eso no es todo. El seleccionador nacional fue acusado de traición al por entonces líder supremo Kim Jong-il, padre del actual monarca Kim Jong-un. El castigo fue su conversión a obrero de construcción y obligado a desempeñar trabajos forzados, algo realmente inconcebible en pleno siglo XXI. Toda la actuación de Corea del Norte en el Mundial de Sudáfrica 2010 estuvo salpicada por hechos bizarros. Sin ir más lejos, todos los aficionados que acudieron a animar a la selección a Sudáfrica, en realidad, eran actores chinos que fueron pagados por el régimen. Además, algunos partidos fueron retransmitidos sin autorización de derechos de televisión y la goleada contra Portugal fue emitida sin sonido ante la vergüenza producida.

21 de mayo de 2015

Gracias por todo, Xavi


Hay momentos cuya llegada es tan inevitable como el desazón que se produce al vivirlos. La antesala de esos instantes llega precedida por una emblemática música celestial erigida por un inmarcesible maestro de orquesta. Una inequívoca melodía que nos anuncia que el momento de partir ha llegado. Son fracciones de segundo tan sutilmente perceptibles como la expectación que generan. En efecto, el día menos deseado para el barcelonismo pero de una inminencia desafiante llegó.

Resuena muy lejano en el horizonte aquel 18 de agosto de 1998 cuando Louis Van Gaal le dio entrada a un imberbe Xavi Hernández ante el Mallorca en la Supercopa de España. Con tan sólo 18 años, el de Tarrassa debutaría con gol ante el equipo bermellón. Pocos imaginaron que aquel tanto sería el preludio de una carrera fulgurante, de una trayectoria incomparable, de un jugador irrepetible. Su segundo gol ante el Valladolid poco tiempo después contribuiría a despejar las dudas sobre un jugador que marcaría la historia del barcelonismo.

El fútbol es tiempo. Casi tanto como el que ha pasado desde entonces. Tiempos en los que la estrella del barcelonismo por entonces, Pep Guardiola, le daría el relevo en el terreno de juego al que sería su sucesor natural. Un cambio que simbolizaría el paso de una generación a otra. Una reminiscencia que nos transporta a la lúgubre despedida del que fuera su mentor hace ya catorce años. Y probablemente un relevo que se proyectará hacia los banquillos en los próximos años. Tiempo como el que Xavi Hernández ha impreso en cada balón que pasaba por sus pies. Tiempo como esa milésima de segundo que marca la diferencia entre un pase de precisión quirúrgica y uno interceptado por un adversario. Aunque la segunda opción rara vez solía ocurrir. 

Si el azar es antojadizo, el fútbol no es para menos. Y si se le añade a la ecuación el ingrediente de la amistad, el cóctel puede resultar embriagador. La primera prueba fehaciente del prometedor talento de Xavi Hernández quedaría patente en el Mundial sub20 de Nigeria en 1999. Ahí estaría Casillas, muchos años antes de rebautizar la vetusta Furia Española por la legendaria Roja y aún antes de anteponer la amistad a los colores. Hoy ambos jugadores están a punto de dejar, respectivamente, los clubes de sus amores de forma casi paralela. Un adiós que puede significar el reencuentro que rememore aquellas tardes de adolescente.

Con el maestro de Tarrassa, el fútbol es una brújula con la que se puede medir el tiempo. Adelantado o retardado a su merced, del apacible aunque vertiginoso ritmo de la batuta comandada por el 6 han salido milimétricos pases que han encontrado destinatarios de la talla de Messi, Eto'o, Ronaldinho, Henry, Iniesta, Ibrahimovic, Raúl, Villa, Torres, Pedro, Suárez y Neymar. Imagino que con ello soñaría un joven Xavi repleto de ilusión mientras esperaba el metro de Barcelona para emprender su camino desde el andén de la estación, al entrenamiento y, a la vez, al Olimpo del fútbol.

Sería ese sendero el culpable de que Xavi Hernández invirtiera su primer sueldo de 4.000 pesetas en comprarle una tostadora a su madre. Diecisiete años y 23 títulos separan esa imagen con la vivida esta mañana en una abarrotada rueda de prensa que esperaba el adiós de su capitán. Su despedida era un secreto a voces. Custodiado por los tímidos flashes de las cámaras, el gran ideólogo sobre el campo del Barça de los últimos años comunicaba, con ojos vidriosos, su irrevocable decisión de dejar el club al finalizar una temporada que puede acabar con el triplete como broche de oro.

Ocho Ligas tras la conquistada el pasado domingo en el Calderón, dos Copas del Rey que pueden ser tres, seis Supercopas de España, dos Supercopas de Europa, dos Mundialitos de clubes, la posibilidad de conquistar su cuarta Champions League, la quinta en la historia del club, amén del Mundial de 2010 y las Eurocopas de 2008 y 2012 completan un palmarés inefable. Si es cierto que el fútbol te devuelve lo que le das, la deuda del deporte rey con Xavi Hernández está saldada y amortizada para la posteridad. Gracias por todo maestro. Buen viaje en tu nueva andadura y vuelve pronto a casa.

Me voy del Barça para volver, así se despedía Xavi Hernández de la que ha sido su afición las últimas diecisiete temporadas. Algo que en su día también dijo su mentor, Pep Guardiola, con resultado conocido por todos.