27 de enero de 2011

¿Justicia o destino?


Para abordar esta historia hemos de trasladarnos al lejano Oriente. No hace falta que desempolvemos el kimono. Sólo echamos un vistazo a vista de pájaro al Mundial de Corea y Japón en el año 2002. Dicho Campeonato del Mundo se caracterizó por garrafales fallos arbitrales. Fallos vergonzosos en el marco de un ambiente de hostilidad general aunque al mismo tiempo de familiaridad para Corea. Tan familiar era que le regalaron dos eliminatorias...

La coanfitriona del torneo organizó con gusto y entusiasmo el Mundial donde alcanzó las semifinales del mismo. Pero en esta ocasión, no fue un lugar en el podio merecido. Su escalada hacia las rondas finales tuvieron como víctimas a Italia, España y, previamente en la fase de grupos, a Portugal.

El encuentro de octavos Italia-Corea fue la antesala de que en ese Mundial había gato encerrado. Sólo así se puede explicar la eliminación de la azurra, faltas inexistentes y una aplicación muy particular del reglamento beneficiando, obviamente, a Corea del Sur.


En relación a ello, el partido siguiente de los orientales nos afecta más. Básicamente, porque se enfrentaban a España. Cuenta Camacho, seleccionador por entonces, que en las sesiones de entrenamiento se intuía complicidad entre Hiddink (seleccionador de Corea) árbitros y cuerpo técnico. Además, cuenta de que en los días previos al choque, la FIFA le exigió a España la acreditación para poder entrenar en aquel estadio, a sabiendas de que se trataba de la selección española, evidentemente.

El partido lo conocemos todos. Gol anulado a Morientes tras pitar fuera en un balón controlado por Joaquín que no llega a salir. Gol anulado a Helguera, según el colegiado, por apoyarse en un adversario al rematar de cabeza. Si hubiera sido al revés, ¿hubiera pitado penalty? Tú y yo estamos seguros de que no. Sin olvidar el fuera de juego pitado a Morientes en un mano a mano contra el portero coreano.

El murciano asegura que al final de encuentro temió que algunos jugadores españoles encolerizados hubieran agredido al árbitro. Lo peor de todo es que la FIFA es muy severa con estos castigos, hacen uso de la perpetuidad lo que puede llegar a suponer bastantes partidos sancionados. 


En definitiva, esta vez no era cuestión de Jugamos como nunca, perdimos como siempre. No. Simplemente, ese Mundial daba asco por todo lo acontecido. Todo ello se podría solucionar seleccionando árbitros con más experiencia a nivel internacional porque en la liga egipcia no creo que haya el mismo nivel que en un encuentro de cuartos de final de un Campeonato del Mundo.

Resulta cuanto menos vergonzoso escuchar las declaraciones del gandul en una entrevista donde afirma sin pelos en la lengua que el España-Corea de 2002 es el mejor partido que ha pitado jamás. Reconoce que se cometieron errores importantes, sí, pero la culpa es sólo de los liniers. Bochornoso que un señor que presume de ser un colegiado nada menos por la FIFA tenga que escudarse en los liniers para camuflar un partido tan sórdido y pobre.

Dicen que el tiempo lo pone todo en su sitio. La experiencia me ha enseñado que en la vida eso es especialmente cierto. Pero en el fútbol adquiere un matiz especial.

En efecto, las grandes damnificadas por los árbitros en el Mundial de 2002 fueron Italia y España. Casualidades del destino que estemos hablando de las dos últimas campeones del mundo, respectivamente. Puede que se trate de simple casualidad o no. Lo que sí es cierto es que el fútbol se portó como un caballero con selecciones que, en un momento dado, fueron víctimas de la arrogancia.

2 comentarios:

  1. Y los de Punto Pelota hablando solamente de los arbitrajes del Barça, cuando tienen arbitrajes como estos... http://siempregananlosalemanes.blogspot.com/

    ResponderEliminar
  2. Lo que me indigné yo con aquel partido... Creo que fue la primera vez que viví con pasión el fútbol y fue para indignarme xD. La parte positiva es que creo que quizás fuera eso lo que me hizo empezar a interesarme por la selección xD.

    ResponderEliminar