Pero retrocedamos un poco. Este francés de origen argelino se trasladó a Marsella con su familia procedente de la Kabilia. Allí, el pequeño Zinedine empezó a relacionarse con el mundo del deporte jugando al bádminton y a algunos deportes de contacto como el kárate. Posteriormente, cuando comenzó a aficionarse al fútbol, acudía al Velodróme de Marsella para presenciar a su ídolo: Enzo Francéscoli.
Se formó en AS Cannes donde llegó con catorce años. Incluso llegó a vivir en la casa de un directivo. Allí se le cuidó como a un hijo y su formación fue muy estricta. En 1989 debutó oficialmente en la Ligue 1 y, tiempo después, emprendió el rumbo hacia su siguiente equipo: el Girondins de Burdeos. Fue precisamente allí donde se dió a conocer en Europa gracias a goles como el mencionado previamente.
Allí permaneció hasta 1996, año en el que fue fichado por la Juventus de Turín. En ese año también participó en la Eurocopa de Inglaterra donde la selección francesa, ausente de las dos ediciones mundialistas anteriores, llegó a semifinales y, allí, los checos pusieron fin al sueño galo. De la mano de Zidane, la vecchia signora conquistó scudettos, Copas de Italia, Supercopa de Italia e Intercontinetal. Se le resistió la Copa de Europa a raíz de la derrota contra el Real Madrid en Ámsterdam en 1998. En el equipo turinés coincidió con compañeros de la selección como Didier Deschamps. También compartieron vestuario con él grandes nombres como Alessandro del Piero, Edgar Davids o Angelo Peruzzi.
En aquel verano, Francia acogía el Mundial de 1998 y se presentaba una oportunidad sin precedentes para el fútbol francés. Zidane lideró a aquel equipo demostrando la superioridad gala a todo el mundo desde casa. Sus buenos registros en la Juve y su formidable papel con Francia le avalaron para conseguir ese mismo año el FIFA World Player y el Balón de Oro. En el año 2000 volvió a coronarse con les bleus y, de hecho, fue elegido mejor jugador de la Eurocopa de Bélgica y Holanda. Por todo ello, renovó título de FIFA World Player.
Al año siguiente, Florentino Pérez desembolsó 72 millones de euros para vestir de blanco al astro francés, convirtiéndose en el fichaje más caro de la historia del fútbol hasta entonces. En su presentación se le otorgó una camiseta con el número 5. Pese a mostrar algunos ciclos de irregularidad, el francés acabó acomodándose al Real Madrid. La temporada 2001/2002 no pudo acabar de mejor manera: suyo fue el antológico gol de volea que le endosó al Bayer Leverkusen en Glasgow que significó la novena Copa de Europa para el Real Madrid. Por belleza e importancia, un gol irrepetible.
De este modo, comenzó el proyecto galáctico del Real Madrid. En la plantilla se juntaron jugadores como Figo, Zidane, Ronaldo, Beckham, Roberto Carlos, Raúl, Owen, etc. La prensa ejerció presión a una plantilla tan astronómica por lo que toda la paraeta se convirtió en una hoja de doble filo que desembocó en la dimisión de Florentino Pérez en 2006. En aquel año se despidió como jugador madridista jugando su último partido de Liga ante el Villarreal. Dicho encuentro acabó 3-3 y Zidane anotó el segundo gol. Se despidió del campo visiblemente lloroso y los aficionados blancos le despiedieron al grito de Merci.
Con la selección, tuvo una más que discreta actuación en el Mundial de 2002 en el que las lesiones le impidieron jugar. Los franceses se despidieron sin marcar un solo gol y se proclamaron como la selección que peor defendió un título mundial. Todas esas lesiones fueron consecuencia de la gran cantidad de partidos que Zizou jugó ese año entre Liga y Champions. Dos años después en Portugal, Francia cayó derrotada por Grecia en cuartos. El Mundial de Alemania 2006 fue la última participación de Zidane en un torneo como futbolista profesional. A pesar de que Francia no era favorita, logró llegar a la final de dicho campeonato. El equipo liderado por Zidane contaba con veteranos campeones del mundo en la retaguardia como Fabien Barthez, Lilian Thuram, Patrick Vieira, Thierry Henry y David Trezéguet. En la fase de grupos no lo tuvieron del todo fácil, sin embargo, los empates contra Togo y Suiza y la victoria ante Corea del Sur significaron la clasificación para octavos donde le aguardaba España.
Aunque en ese momento no se percibió así, el partido de octavos entre España y Francia era el paso de una generación a otra. De una que lo ganó todo a otra que escribiría su leyenda años después. Así, el combinado francés le ganó a España por 3-1 con un gol de Zidane. En cuartos, Zidane enseñó su maestría ante la campeona Brasil en un partido épico y brillante. El gol de Thierry Henry hizo que Francia pasase a semifinales. Allí, de penalti de Zidane, Francia se clasificó para la segunda final de su historia.
Aquella final era inédita. La selección más potente del torneo ante la siempre temible Italia. En el minuto 7, una falta en el área sobre Florent Malouda implicó que el colegiado argentino Horacio Elizondo señalara el punto fatídico. Zidane se dirigió hacia allí cuidando con mimo el balón. A los once metros, se encontraba alguien que lo conocía muy bien de su periplo juventino: Gianluigi Buffon. El pitido del árbitro congeló a propios y a extraños. Zidane picó el balón hacia el centro de la portería a estilo Panenka con una sangre fría sin rival en este juego. Minutos después, Materazzi a la salida de un córner se encargó de empatar la contienda. Zidane y Materazzi, goleadores de la noche pero pasaron a la historia de aquel partido por motivos ajenos a la competición.
El partido transcurrió con normalidad pero en la prórroga el mundo entero fue testigo de la acción. Zidane se volvió contra el zaguero italiano Marco Materazzi y le propinó un fortísimo cabezazo a la altura del pecho que mandó al jugador del Inter directamente al suelo. El colegiado lo tuvo claro: expulsión. Al final, Italia en la tanda de penaltis alcanzó el cetro mundial.
Mientras los días se iban sucediendo, se habló de que fue un final injusto. Su brillante carrera se cerró de una forma controvertida. Atrás quedaron años de gloria, magia y títulos empañados por una agresión que no mostraba como realmente era. Dicho sea de paso, determinados medios apuntaron al temperamento de Zidane como talón de Aquiles sin conocer los verdaderos pormenores de la situación y contexto.
Así pues, un par de años más tarde, en un programa de la televisión italiana se contaron las palabras textuales de Materazzi. Básicamente, le espetó al francés insultos vejatorios hacia su hermana al preguntarle éste si quería su camiseta al acabar el partido puesto que se le agarraba mucho. El final lo conocemos todos...
En suma, hablar de Zidane es hablar del mejor futbolista de la última década, de un talentoso mediapunta, preciosista en el regate y de alguien muy muy especial.
Durante los últimos años, Zidane ha jugador partidos contra la pobreza junto a otros jugadores como Ronaldo, Sergio Ramos o Robert Pirés. Es embajador de UNICEF y asesor de presidencia del Real Madrid.
ZIDANE EN FOTOS:
El pequeño Zinedine empezó a aficionarse al fútbol tras jugar a badminton y a kárate.
En 1989 pasó a Burdeos donde se dio a conocer en Europa.
El viejo continente pronto se rindió ante un jugador sublime que cuidaba el balón con un mimo celestial.
En 1996 la Juventus de Turín contrató sus servicios donde engrosó su palmarés a excepción de la Copa de Europa. La ganaría años después con el Real Madrid.
Se proclamó campeón del mundo y así comenzaba a abrirse paso uno de los mejores jugadores de la historia del deporte rey. El quinto grande.
Todo ello le valió para ser elegido balón de oro en 1998, año en el que también se hizo con el FIFA World Player. Histórico donde los haya.
En la primera temporada en el equipo de Chamartín, Zidane le marcó aquel increíble golazo al Bayer Leverkusen en Glasgow.
Es uno de los pocos jugadores de la historia que puede permitirse el lujo de contar en su palmarés con un Mundial y una Eurocopa junto a personalidades como Franz Beckenbauer, Jupp Heynckes, Torpedo Müller, Thierry Henry, Andrés Iniesta, Carles Puyol o Íker Casillas.
Fiel a su estilo, Marca ya daba por hecho que el camino de Zinedine Zidane en el fútbol se acababa en ese partido. Para romper con la tradición, se equivocaron.
En el encuentro de cuartos del Mundial de Alemania, protagonizó una majestuosa actuación contra la gran favorita Brasil. Magia elevada a la enésima potencia.
No tuvo el final que se merecía. Lamentablemente, abandonó el fútbol por la puerta de atrás mientras Materazzi se retorcía de dolor en el césped del Olímpico de Berlín.
Merci, Zizou!
Justo tu post anterior en la más pura esencia de la elegancia. Sin duda, un historico elevado al olimpo de los grandes de este maravilloso mundo del futbol.
ResponderEliminarLo que hemos disfrutado cada domingo y cada partido donde jugó es ejemplo para todos los chavales que entren en el 70x50 de un campo de cualquier division con la mirada puesta en este genio.
Un hombre madridista, amigo personal de mi familia me contó que merecía la pena sacarse el carnet del madrid sólo por verle hacer una de sus ruletas.
ResponderEliminarUno de los mejores de la historia del futbol mundial. Un crack..
ResponderEliminarZidane, un arquitecto del futbol, el que pedía permiso para humillar, elegancia pura con el balon; ese era Zidane, el mejor creador que vi en mi vida.
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