El de hoy se trataba de un partido especial. No era como esos en el que los equipos se escogen a pares o nones. De hecho, teníamos que ir todos con camiseta roja. Algo sin precedente. En efecto, lo de la tarde del sábado se trataba de un partido importante. Al frente teníamos al equipo Chapina que para realizar su pretemporada (en octubre) decidieron medirse a nosotros. Tanto es así que nos podríamos llamar: Los del viernes Fútbol Club. Aunque, paradójicamente, jugamos en sábado...
Con sumo gusto, aceptamos el desafío. El encuentro se disputó en Los Salesianos, para variar, con árbitro, banquillo, entrenadores, tiempo y más rasgos característicos de partidos importantes, Vamos, sólo faltaba el envolvente himno de la Liga de Campeones y las gradas para terminar de hacerlo realista. Por si esto pareciera poco, contábamos con nuestro particular Pep Guardiola o, mejor dicho, Manolo Preciado, reencarnado en la persona de Muros Rueda.
A priori, era un encuentro igualado. Los visitantes contaban a su favor con el hecho de que ya jugaban juntos desde tiempo atrás. Nosotros, como bien sabemos, cada viernes estamos en un equipo distinto pero las diferencias alcanzaron kilómetros de distancia tan pronto como sonó el pitido inicial y, en la primera jugada Germán anotó un gol de vital importancia para zambullirnos en una piscina de confianza y motivación.
Así pues, nuestro equipo inicial era el formado por Carlos en la portería y con guantes, que conste. La zaga la formaba Alberto para añadir contundencia y atención, acompañado de Escudero, Superescu para los amigos, jugador con extraordinaria capacidad para sacar el balón jugado por banda y ceder el cuero a otros jugadores. Inamovible en nuestro cinco inicial. Alejandro, nuestro niño, acompañaba a Germán en la delantera con El Rubio más adelantado.
De nuestros rivales, destaco al dorsal número 10, muy fuerte físicamente y creador de un sinfín de ocasiones de peligro. Aunque era algo lento, ello quedó eclipsado por la presión y control de los espacios que demostraron durante todo el transcurso del encuentro.
Antes de que rodara el cuero, ideamos algunas tácticas de las cuales servirnos. Germán apostó por jugar con balones aéreos renunciando al tiki-taka. Pronto, le hice saber que no era lo más adecuado desde mi humilde opinión. Creo firmemente que jugando al toque, mostrando un juego de posesión sin prisas y esperando con tranquilidad las ocasiones desprendiendo cualquier atisbo de ansiedad, se dibuja la senda de los triunfos.
En el banquillo, yo me encontraba con Mateo y Colmena, esperando con ilusión nuestro ingreso en el terreno de juego. Yo asumí a ratos el rol de míster junto a Manolo. En el primer tiempo, nuestro equipo sólo efectuó un cambio, el de Alejandro, el Wesley de Los Salesianos, por el Pipa Colmena, más gunner que nunca. De este modo, llegamos al descanso con un 4-1 favorable a nosotros. Hat-trick de Germán y un buen gol de Jorge. Como diría el mejor presidente de la historia del Real Madrid: los estábamos chorreando...
Cuando se reanudó el partido, Mateo sustituyó a Alberto para darle descanso y yo entré por Escudero. A Carlos, le costó entender el concepto de sesión pero aún así sólo cometió cinco en toda la tarde. Se pudo hacer mejor y en la segunda parte tuvimos algunas ocasiones. Aunque, Chapina recortó diferencias en el marcador y, así, tuvo lugar la acción más desgarradora de la tarde. Sí, desgarradora. Si no me creen, pregúntenle a la camiseta de Antonio...
En una contra del equipo blanquinegro, tuvo lugar la acción. Parece que idolatran ciegamente a los vámpiros de Crepúsculo pese a no ser adolescentes cafeinadas y revueltas de hormonas. Dicho de otro modo, en esa jugada el jugador Miguel le clavó las paletas al pobre hombro de Escudero, una acción que debería estar catalogada en las videotecas de Impacto Total. Híncame el diente, parece que lo entendió literalmente nuestro amigo...
El jugador visitante, visiblemente conmocionado, yacía en el suelo con la mano en la boca y escupiendo restos de dientes. Algo escalofriante que nos dejó desconcertados a todos. Su diagnóstico: una paleta totalmente rota y la otra severamente dañada. Pero no fue tan grave y se reincorporó ante la preocupación de todos. Desde aquí, deseamos que se recupere satisfactoriamente.
Todo siguió su buen cauce y Chapina volvió a recortar diferencias pisándonos los talones al ponerse a dos goles. Pero Germán, entre patadas e insultos hacia él que contaban con todas las vocales, se encargó de sentenciar la contienda. Chapeau para el Rubio de Oro.
En palabras del propio Bordoy (ahórrense las rimas), Carlos asumió a la perfección el papel de Calamity James y yo de Thierry Henry con tiros flojitos y a media altura. No me acuerdo de más símiles germanísticos. Al final, un inapelable 8-5 que no pudo ser posible sin todos y cada uno de nosotros.
Sábado, 2 de octubre de 2010.
muy buena jose, yo qede desconcentrado despues del golpe con ese xaval pero bueno los accidentes pasan... lo positivo esq ganamos y eso es lo bueno
ResponderEliminarGracias Antonio. Vuestros elogios me animan a seguir haciéndolas XD
ResponderEliminarUna vez más me tengo que rendir ante tu fina prosa y quitarme mi ficticio sombrero por una cronica que, aun no estando, vi pasar a cada parrafo que leia...espero estar en la siguiente por motivos más gratificantes que los anteriores
ResponderEliminarTodos esperamos que estés y que juegues y corras como tú sabes.
ResponderEliminarY gracias de nuevo por todos vuestras motivaciones XD