En pleno mes de julio cuando la ciudad de Madrid yace deshabitada a causa del sofocante calor que asola sus calles, en plena Castellana tiene lugar un acto, concretamente en el estadio Santiago Bernabeu, sin precedente. El eterno capitán del Real Madrid decide finalizar su etapa como jugador blanco en una, no diré multitudinaria, despedida.
Todo comenzó hace aproximadamente dieciséis años. En el estadio de la Romareda, el técnico madridista por aquel entonces, Jorge Valdano se llevó a un chaval de la cantera que consiguió arrebatarle el 7 a Emilio Butragueño, dorsal que llevaría durante dieciséis campañas. En el partido siguiente de Liga se consagraría como un jugador que daría mucho que hablar marcándole un golazo al Atlético de Madrid, club de cuyas categorías inferiores preovenía, en el Bernabeu, dando una asistencia de gol y retirándose con satisfactorios aplausos de las gradas.
Su palmarés con el Real Madrid es muy extenso: seis ligas, cuatro Supercopas de España, tres Copas de Europa, dos Intercontinentales y una Supercopa de Europa. Como es posible ver, el único título que le falta es la Copa del Rey aunque ese insignificante detalle queda eclipsado por todo lo demás. Muy dedicado a su profesión, Raul siempre se ha caracterizado por su discreción, pocas palabras y un carácter reservado y tímido fuera de los terrenos de juego, no protagonizando jamás ningún escándalo como algunos de sus compañeros de la época galáctica del club que no vienen a colación. A su vez dentro del campo es un referente de gol, de hecho, es el máximo goleador de la Liga Española y de la Liga de Campeones por encima de nombres como Alfredo Di Stéfano, Rudd van Nistelrooy o Thierry Henry. Es un jugador creativo, con gran olfato de gol, obviamente, sacrificado, inteligente y con dominio de los espacios aéreos.
Como internacional, ha disputado las Eurocopas de 2000 y 2004 y los Mundiales de 1998, 2002 y 2006 en los que actuaba de delantero centro o de mediapunta, igual que en el conjunto de Chamartín. Inmortalizado quedó el fatídico penalti ante Barthez que mandó a las nubes tras pretender meterlo por la escuadra. No consiguió ningún galardón con La Roja. Años después se produjo el debate que los medios de comunicación difundieron a raíz de que no fuera convocado por la selección y sería en ese momento cuando acuñó una peculiar forma de celebrar sus goles, señalándose su dorsal y reivindicando su nombre.
Anecdóticamente, su último partido oficial en el Madrid fue ante el Zaragoza, de nuevo en tierras mañas. Se cierra un ciclo. Contando para Jose Mourinho, decidió dejar el club de su vida al que ha dedicado hasta ahora todos sus años activos de futbolista y emprender el camino hacia Alemania para jugar en el Schalke 04. Raul se va. Empieza la leyenda.
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