Parece que fue ayer cuando Zinedine Zidane sorprendió al mundo entero. Pero en esa ocasión la sorpresa no fue ninguna frivolité de esas que el marsellés nos tenía acostumbrado, sino el cabezazo que le propinó a Marco Materazzi en la final del Mundial de Alemania 2006. Sí, parece que fue ayer pero desde entonces ha transcurrido la friolera de cuatro años y cuatro meses. Ya ha llovido...
La verdad se desveló un par de años después de la acción. Según parece, a consecuencia del continuo agarrón del zaguero al francés, éste le preguntó si quería su camiseta al término del partido. Materazzi respondió con insultos vejatorios hacia su hermana y hay quien dice que le llamó incluso terrorista pero no se llegó a probar. Hubo silencio durante bastante tiempo y nunca se supo realmente la verdad. Todo ocurrió muy rápido. Apunta Luis Medina Cantalejo, cuarto árbitro en aquel partido, que se vió venir a la vista de los enfrentamientos verbales en los que ambos futbolistas estaban sumidos.
El francés y el italiano no volvieron a hablarse después de lo ocurrido aquella noche en Berlín pero el destino quiso que ayer se volvieran a ver las caras en un hotel de Milán. Materazzi se dirigió a saludar a Mourinho a quien conoce de su periplo interista. En dicha situación, ambos futbolistas se saludaron friamente y por compromiso pero luego la conversación se prolongó y se despidieron con afecto.
Cabe destacar que el defensa italiano es un jugador muy controvertido y violento en el juego. Creo que Andryv Shevchenko sabe perfectamente de lo que hablo puesto que no fueron pocas las patadas que recibió por parte de Materazzi en numerosos derbis lombardos. Tratándose de un futbolista con un gran porte físico, sus entradas pueden resultar fulminantes y despiadadas. Además, su fuerte temperamento le convierte en una persona poco afable. De Zizou sabemos que su carácter le jugó malas pasadas algunas veces pero obviamente no llega a las cotas del italiano. Tuvo que pasar mucho tiempo para que los dos protagonistas de esa sonada acción hicieran las paces. Esperamos que no se les vaya la cabeza...
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