12 de abril de 2012

Leyendas: Franco Baresi


La clave en el fútbol está en ser distinto al resto. Más allá de los títulos, se trata de ser un jugador cuyo paso por este deporte no pase inadvertido. Hay que reinventar el fútbol y provocar que el paradigma de percepción ya nunca sea el mismo después de tu llegada. Si en las últimas décadas, ha existido un jugador que capte esta esencia, ése es, sin duda, Franco Baresi, el hombre que podía hacer una defensa con tres neveras.

Nació en Travagliato, una localidad cercada a Milán, en 1960. Hablar de Baresi es hacerlo de uno de los mejores defensas centrales de la historia. Es, tras Paolo Maldini, el segundo jugador con más partidos en la historia del Milán (719 encuentros). Su infancia no fue fácil en absoluto. Con trece años, quedó huérfano de madre y, con diecisiete, falleció su padre. Tanto él como su hermano, Giuseppe, quedaron a cargo de su hermana mayor. En ese contexto, el joven Franco comenzó a practicar el fútbol. Desde el Inter de Milán, empezaron a barajar tanto su nombre como el de su hermano.

Así las cosas, los dos jugadores realizaron la prueba de admisión para el club nerazurro. Sin embargo, Franco Baresi fue rechazado para desempeñar el puesto de defensa central a causa de su corta estatura. Giuseppe, por su parte, sí fue aceptado por el club. No obstante, eso no le hizo perder la fe por jugar al fútbol. Fue sólo un bache en el camino en el que, tras dos intentos fallidos, consigue ingresar en los escalafones inferiores de Milanello en 1974 como juvenil. No sería hasta 1978 cuando el jugador italiano asciende al primer equipo, en el que permanecería hasta 1997, año de su retirada.


En concreto, su debut oficial se produjo el 23 de abril de 1978 ante el Chievo Verona. La segunda temporada en el club rossonero (1978/1979) sería la de su consagración como eje indiscutible en el centro de la zaga y, además, se proclamó campeón del Scudetto, precisamente el año que se retiraría el irreemplazable Gianni Rivera. Las temporadas sucesivas serían fructíferas para el jugador italiano que vio cómo su nivel aumentaba a un ritmo exponencial. Pero se torcieron las cosas...

En 1980 comenzaron a extenderse rumores sobre fraude deportivo en el Milan. La conjetura tomaría un cariz serio cuando finalmente se descubrió un vínculo existente entre el presidente del club lombardo y una sórdida red de compra de partidos. En consecuencia, el Milan es descendido administrativamente a la Serie B, un caso análogo al escándalo Moggigate, ocurrido en 2006 con la Juventus. Así las cosas, el club regresaría a la máxima categoría nacional en la temporada siguiente. Esta vez los méritos no fueron deportivos y el Milan descendió de nuevo al infierno de la Serie B.

Sería en 1983 cuando el Milan vuelve a la Serie A y se asienta firmemente en la competición. Tras volver del destierro, Baresi ya es un jugador experimentado, consolidado en el fútbol italiano y fue uno de los más importantes en el requerido retorno del club a la élite italiana. Nils Liedholm, ex-futbolista sueco de los años cincuenta, es nombrado nuevo técnico del club lombardo. Comandado por el nórdico, Baresi adquirió las claves para convertirse en uno de los máximos referentes del puesto de defensa central.


Con la llegada del omnipresente Silvio Berlusconi al club en 1986, también aterrizó un nuevo entrenador que sustituiría a Liedholm. En efecto, se trata de Arrigo Sacchi, técnico con el que Baresi alcanzó su mejor nivel, nunca exhibido antes. Sacchi asumió el legado del inconcluso Liedholm y, bajo su mandato, el Milan se erigió como uno de los equipos más grandes de la época y, por extensión, de la historia. Lejos de cualquier tentativa de catenaccio, la propuesta del técnico italiano, caracterizada por un riguroso orden táctico, fue realmente embaucadora.

Sacchi formó una inconmensurable defensa compuesta por el mismo Baresi, Maldini, Costacorta y Tassotti. Despuntaban también Galli, Massaro y Albertini. La delantera de ensueño, que embarcó en el club a finales de los ochenta, estaba formada nada menos que por Marco Van Basten, Frank Rijkaard y Ruud Gullit. De hecho, el podio del Balón de Oro en 1988, año que Holanda ganó la Eurocopa, estuvo formado por los tres jugadores y que se adjudicaría finalmente Marco Van Basten.

Al año siguiente, precisamente, Baresi quedó segundo en el podio de dicho galardón individual. Nada banal para tratarse de un defensa. Baresi era un jugador muy expeditivo, con buen desplazamiento en largo del esférico, buena colocación y especialmente bueno para salir de la cueva con el balón jugado. Por ello, muchos lo consideran el heredero natural de Franz Beckenbauer. Sobre él, se edificó el mejor Milan de todos los tiempos. Su especialidad era perpetrar la táctica del fuera de juego.


En esta misma línea, el empleo sistemático del off-side en las reñidas eliminatorias de Copa de Europa contra el Real Madrid rompía todos los esquemas del club blanco. Con un estilo exorbitante, Franco Baresi dejaba en posiciones ilegales a Hugo Sánchez o Butragueño. Toda la defensa se movía al unísono, como una maquinaria perfecta con todos sus resortes engrasados. Tras la marcha de Sacchi en 1991, Baresi consiguió cosechando títulos con el club con Fabio Capello como técnico que siguió la línea establecida por su memorable predecesor.

A nivel internacional, disputó un total de 81 partidos con la selección italiana y anotó un gol. Jugó los Mundiales de España 1982, del que se proclamó campeón aunque no jugase ni un minuto, Italia 1990, en el que legó a semifinales cayendo ante la Argentina de Maradona, y Estados Unidos 1994, en el que perdería la final de Pasadena frente a la Brasil de Romario desde los once metros. En esa final, Baresi erró su penalti.

En las veinte temporadas que militó en el Milan, consiguió un palmarés realmente envidiable: 6 Scudettos, 4 Supercopas de Italia, 3 Copas de Europa, 3 Supercopas de Europa y 2 Intercontinentales, amén del Mundial con la azurra en España 1982. Por sus inefables hazañas, su dorsal en el Milan, el 6, está terminantemente retirado. Este era Franco Baresi, un jugador fiel acérrimo de sus colores, rechazado en la niñez por una titánica falta de criterio pero demostró que el esfuerzo y la confianza en uno mismo pueden obrar auténticos milagros.


Fuente: Juan Chenlo (4/8/2011). Franco Baresi. Blog La Mazeta Deportiva.

3 comentarios:

  1. Qué bueno José Angel! Gracias por citarme al final del artículo, y además con vídeo y todo!!! jejeje, un saludo y felicidades, sigue así!!!

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  2. Un grande, pero me quedo con el que sale con él en la 2ª foto. Eterno Baggio!

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  3. El mejor defensa de la historia, y un ejemplo de superación para todos!! El mejor club AC MILAN!

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