29 de junio de 2011

Dioses en el infierno

 

Ayer presenciamos cómo un legendario club como River Plate descendía a la Segunda División argentina tras perder la promoción de permanencia ante Belgrano. Así pues, un club de 110 años de historia en el que han jugado grandísimos futbolistas de la talla de Alfredo DiStéfano, Enzo Francescoli o Ángel Labruna perdía la categoría por primera vez en su historia. Otros jugadores que triunfan en la actualidad en nuestra liga como Higuaín o Mascherano también se enfundaron la camiseta del club franjirrojo.

En realidad, el descenso de los millonarios es una tragedia para el fútbol. No sólo a nivel deportivo, en el plano económico las arcas del club recibirán un mazazo en forma de menos abonados o derechos de televisión. No obstante, River Plate no es el único club grande que ha tocado el abismo con la yema de sus dedos. En absoluto. La historia del fútbol está llena de casos como el de los argentinos.

Sin ir más lejos, esta misma temporada en España concluyó con el agónico descenso del Deportivo de la Coruña tras veinte temporadas consecutivas en la élite. El club gallego pasó de codearse con los grandes, disputar la Liga de Campeones llegando incluso a las semifinales en 2004, endosarle un 4-0 al Milan, contar con jugadores como Rivaldo, Mauro Silva, Valerón o Tristán y ganar la Liga a descender a las profundidades abisales para pelear de nuevo por subir a lo más alto.


El Sevilla, un club que en la actualidad disfruta de puestos europeos y no hace mucho ha ganado gran cantidad de títulos, pasó por horas bajas a finales de los noventa cuando jugó varias temporadas en la Segunda División. Tras su retorno, se confió en un proyecto consistente en una política deportiva basada en apostar por jugadores de la cantera y por jugadores poco conocidos que realmente está dando sus frutos.

Análogamente al Sevilla, algo parecido fue lo que le ha ocurrido al Villarreal. Su primer ascenso data de 1998 y, tras subir de nuevo en 2000, el club castellonense se ha consolidado en Primera, consiguiendo un subcampeonato liguero en 2008 y llegó a semifinales de Champions en 2006 donde fue apeado por el Arsenal tras el malogrado penalti de Riquelme.

La dorada historia del Manchester United también se forjó después de algunos años de penurias en la Segunda División inglesa. En 1906 el club consiguió su primer ascenso. Sin embargo, en un partido decisivo para el United, Denis Law, antiguo ídolo de los red devils, marcó un gol al Manchester que los enviaba a Segunda. En 1974 el equipo de Tommy Docherty no pudo evitar descender a Segunda División donde permaneció dos temporadas hasta que 1976 subió de nuevo a la élite británica, además de disputar la final de Copa inglesa en la que cayó derrotado por el Southampton.


Otro club cuyo nombre en la actualidad da vueltas en el bombo de la Champions League, el Milan, pasó sus años difíciles a principios de los ochenta. Aquel año tras haber quedado tercero en el Calcio italiano, el escándalo Totonero sacó a la luz fraudes deportivos que terminaron con el Lazio, Avellino, Bologna y el mismísimo Milan en Segunda División.

En la temporada siguiente, el club lombardo consiguió el ascenso a la Serie A pero, tras una negativa campaña, el club regresaba a la Serie B. En la temporada 1982/1983 el club regresaba de nuevo a la Seria A y ya contaba en su plantilla con nombes como Alberigo Evani y Mauro Tassotti, futuras estrellas del club en los sucesivos años de gloria.

Parece que en Italia los escándalos deportivos están a la orden del día. De hecho, otro fraude en el Calcio implicó el descenso de la Juventus en 2006. El Moggigate es el fraude futbolístico más importante en la historia del fútbol italiano y en él se vieron implicados la Juventus, el Milan, Fiorentina, Lazio y Reggina. Su nombre viene del directivo de la Juventus Luciano Moggi y en dicho escándalo estuvieron envueltos, además, árbitros italianos y la propia Federación de Fútbol Italiana.


Como consecuencia, la Juventus fue despojada de sus últimos Scudettos (2005 y 2006) y descendida automáticamente a la Serie B. Por su parte, el Milan empezó la temporada 2006/2007 con -15 puntos, además, de las graves multas económicas impuestas a todos los clubes implicados. Esta dantesca situación contrastó con el ambiente festivo que se vivía en Italia tras la victoria de la azurra en el Mundial de Alemania de 2006.

Esta misma temporada, al igual que el Dépor, varios equipos grandes también han dicho adiós a la categoría de oro. El Mónaco, aquel equipo campeón de Liga y Copa en los noventa con Barthez, Thierry Henry, David Trezéguet, Jérome Rothen, Philippe Christanval, Evra, entre otros ha descendido a Segunda División tras una nefasta temporada. De igual forma, la Sampdoria, con una final de Copa de Europa a sus espaldas en 1992 y una final de Recopa en 1989, ambas perdidas ante el Barcelona, también ha caído en picado al infierno de la Serie B.

En 2007, la Real Sociedad descendía a Segunda División tras varias temporadas coqueteando con los puestos de descenso. Atrás quedaba la mítica escuadra que, cuatro años atrás, en 2003, se proclamaba subcampeona de Liga con jugadores como Xabi Alonso, Kovacevic, Karpin o Nihat Kahveci. El equipo donostierra bajaba a la categoria de plata del fútbol español mirando de reojo las dos ligas que consiguió consecutivamente en 1981 y 1982.


También resuena no muy lejano en el tiempo el fantasmagórico descenso del Atlético de Madrid en 2000. El club del que todos los españoles se hicieron en 1996, tras la brillante consecución del doblete, se hundía al mismo tiempo que Jimmy Floyd Hasselbaink fallaba el penalti decisivo en Oviedo. En la temporada siguiente, el club colchonero no pudo conseguir el ascenso, hecho que, en alguno sectores de la afición, dolio más que el propio descenso.

Similar fue, pues, el descenso del Real Zaragoza en 2008 con una plantilla que aspiraba a todo y, de hecho, comenzó la temporada jugando Copa de la UEFA. El equipo maño inició la campaña con un auténtico equipazo formado, entre otros, por Diego Milito, Oliveira, Sergio García, D'Alessandro, Aimar o Matuzalem y encontró su paradisíaco destino en la oscuridad de la Segunda División.

En 1986, el Valencia consumó su descenso a Segunda División tras 55 años en Primera. En la penúltima jornada, el conjunto ché perdio ante el Barcelona mientras que el Real Betis y el Cádiz empataron a cero en el Ramón de Carranza. En la última jornada, el Valencia ganó, precisamente, al Cádiz en el antiguo Luis Casanova pero ya era muy tarde. De este modo, el Valencia se despedía de Primera dejando atrás cuatro Ligas, cinco Copas, dos Copas de Ferias, una Recopa de Europa y una Supercopa de Europa.


De nuevo en las islas, la etapa más oscura del Liverpool data de 1954 cuando, conducidos por Don Welsh, entrenador nacido en Manchester, el equipo red descendió a Segunda División. Curiosamente, el entrenador y la estrella del club, Billy Lidell, siguieron en el club y en 1956 el club todavía se encontraba sumido en la división de plata británica.

Tras la conclusión del concrato de Welsh, Phil Taylor asumió el banquillo del Liverpool pero tampoco pudo ascender al equipo. Sin embargo, en 1959, Bill Shankly aterrizó en Anfield y, con él, el club subió de categoría en la temporada 1961/1962. Dicho sea de paso, de la mano del mítico entrenador, se forjaría una de las míticas plantillas de los reds que ganaría la la Liga en 1964.

Recapitulando, los hechos han demostrado que el fútbol es ese deporte en el que se puede pasar de la gestación de la mayor gloria, de la comodidad económica y la presencia de los mejores futbolistas a caer en picado cual misil a las profundidades del infierno en cuestión de instantes.

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