Lo más probable es que no recordemos la final del Mundial de Brasil de 1950. Con toda probabilidad, seguro que ni nuestros padres habían nacido. En aquel dramático encuentro, la selección brasileña de Friaça, Ademir y Chico perdió la final ante Uruguay en el estadio de Maracaná en Rio de Janeiro. Pese al favoritismo local, el gran número de aficionados brasileños o que la canarinha empezara ganando aquel partido, finalmente perecieron ante los charrúas por 1-2.
A partir de entonces, entró en uso en el argot periodístico el sufijo -azo para catalogar un hecho futbolístico que ha causado una gran impresión o sorpresa como por ejemplo una derrota contra todos los pronósticos. Algo así fue lo que ocurrió el 6 de marzo de 2002 en el Estadio Santiago Bernabeu. Se trataba del día en que el Real Madrid celebraba su centenario y el día escogido para la final de la Copa del Rey ante el Deportivo de la Coruña, precisamente, en el estadio madridista.
Todos los elementos conspiraban a favor del Real Madrid: el hecho de celebrarse el partido en su propio feudo el gran número de hinchas blancos frente a los deportivistas, los grandes galácticos que formaban la plantilla del Madrid y el ambiente festivo que invadía el lugar para celebrar la victoria copera en un día tan señalado para el madridismo. Pero se les olvidó una cosa: Antes había que jugar un partido contra el Deportivo de la Coruña.
A fin de contextualizar, aquel año la Liga estaba muy reñida y el Dépor se la peleó al Valencia, Barcelona, Madrid, Betis y Bilbao que estaban todos a una diferencia de cinco puntos en una competición que finalmente ganaría el Valencia de Rafa Benítez. Estábamos ante la segunda edición del SuperDépor que dos años antes había conseguido el título de Liga de forma magistral.
Para la afición deportivista, sus antiguos ídolos como Djukic y su trágico penalti, Liaño, Serna, Nando, Claudio, Alfredo, Ribera, López Rekarte y Bebeto encontraron su segunda versión en Molina, Naybet, Sergio, Romero, Capdevila, Víctor, Djalminha, Valerón, Diego Tristán y Makaay. En ambas míticas plantillas jugaron Fran y Mauro Silva.
Fue un craso error concebir aquel partido como los preámbulos de la fiesta con la consiguiente resaca copera. Ningún madridista tuvo en consideración que lo que hace maravilloso este deporte es la épica consistente en ver al gigante abdicar ante el pequeño. La mejor forma de hablar en esto del fútbol es con un balón por delante. No hay opción.
En la banal y excesiva tranquilidad del Madrid, el Deportivo marcó el 0-1 obra de Sergio tras un espléndido pase de Diego Tristán. Aún así, todo el mundo daba por hecho que la Copa no se movería del estadio Bernabeu mientras muchos aficionados mostraban un rostro impregnado de incredulidad. En el minuto 38, Diego Tristán finalizó una excelente jugada de todo el equipo y firmó el 0-2 entre las piernas de César ante la consternación de los merengues. Nadie se enteraba de que eso era una final...
Tras el descanso, la mentalidad de los jugadores del Madrid mejoró puesto que salieron con la convicción de que no le iban a regalar la Copa al Dépor y que intentarían una remontaca heroica. No obstante, el juego del Madrid mejoró y Raúl recortó distancias en el marcador en el minuto 58. Pero el Deportivo no cayó a merced del Madrid y defendió de la mejor forma posible, es decir, atancando.
Con esta tónica, se llegó al final del partido. El Dépor ganaba la Copa del Rey, la segunda de su historia mientras los sollozos y los semblantes serios de los madridistas no se hacían esperar. Tras la Copa obtenida en 1995, el trofeo de campeón de España se marchaba a La Coruña en tanto que en Madrid se quedaron compuestos y sin Copa...
De todos modos, el Madrid puso un buen broche a la temporada con la consecución de su novena Copa de Europa en Glasgow con aquel antológico gol de Zidane. Aún así, la espinita del Centenariazo aún sigue perenne...
Aquello fue una aplicación práctica del famoso refrán: No se puede vender la piel del oso antes de cazarlo. Por motivos ajenos a mí, parece ser que en el fútbol este famoso dicho cobra un matiz especial...
Qué gran día! Como aficionado del Deportivo de La Coruña el 6 de Marzo de 2002 fue el día más feliz de mi vida como aficionado al deporte, además tuve la suerte de vivirlo en Coruña ciudad, sin duda lo que hace del fútbol algo realmente interesante es no saber cómo acaba la película, gran artículo.
ResponderEliminarDios!!! qué grande el vídeo, aún me emociono viéndolo :)
ResponderEliminarDesde aquella victoria hay una mano negra que intenta hundir al deportivo
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