El pasado domingo la ciudad de Sevilla anocheció en un ambiente festivo. La ocasión fracamente lo merecía. El Real Betis Balompié ascendía matemáticamente a Primera División. Tras dos años de sufrimiento en el infierno de la Segunda División, el equipo verdiblanco subió de categoría en una temporada impecable en la que incluso derrotó al todopoderoso Barça en Copa aunque no lo eliminase y practicó un fútbol de ensueño que subcomunicaba que este equipo debe estar en la élite nacional.
Pese a perder ante el Nástic de Tarragona en el Nou Estadi, la derrota del Granada a manos del Alcorcón certificó el anhelado ascenso. A nivel anecdótico, los jugadores festejaron dicha gesta en el tren vuelta a casa. De forma paralela, Sevilla se tenía de verde y los aficionados salieron a la calle enfundados en sus elásticas verdiblancas para alzar al viento las bufandas.
A decir verdad, la jornada del domingo culminó con la del miércoles en la que, tras derrotar al Tenerife por 3-1 en el Benito Villamarín, el Betis se situaba en Primera virtualmente. El equipo se ha mostrado muy regular durante prácticamente toda la competición de la mano de Pepe Mel, a excepción de las cinco derrotas seguidas tras caer eliminado en Copa y, en el plano extradeportivo, sufrió la demoledora noticia del diagnóstico de la enfermedad de Miki Roqué.
Cuando los jugadores llegaron llegaron a la capital andaluza, no se podían hacer una idea del ambiente que invadía la zona. Como diría Don Manué en su día: Los béticos tenían la Palmera acolapsá. Los cánticos se mezclaban con la calurosa noche de mayo, la marea verde inundaba Sevilla cual apocalíptico tsunami y, sobre todo, la felicidad era el denominador común de todos los presentes.
Todos los amantes del fútbol estamos de enhorabuena. No sólo porque para la próxima temporada disfrutaremos del derbi sevillano contra el Sevilla sino porque regresa un clásico con una afición de Primera, una historia legendaria y un arte sin igual. Además, un gran amigo mío, dondequiera que esté, seguro que lo está celebrando con su particular estilo.
Este Betis ya está donde tenía que estar, enhorabuena a todos los béticos por el ascenso!! :)
ResponderEliminarDi que sí, un grande que nunca debió abdicar de su trono. Con sevillistas como tú y Jorge da gusto.
ResponderEliminarUn abrazo ;)