2 de diciembre de 2011

¿Qué define a un futbolista?


Hoy presento un artículo especial. En esta ocasión, su protagonismo recae en otra persona. Nuestro colaborador, amigo personal y fiel seguidor de Mis peloteros favoritos, Jorge González, más conocido como Sevillisto, me envió recientemente un gran post elaborado por él en el que reflexiona sobre cuáles son las cualidades que definen de forma inequívoca a un jugador de fútbol, en líneas generales. La inclusión de sus líneas aquí es mi muestra de agradecimiento a su trabajo y seguimiento del blog. Sin más dilación, allá va:

De sobra es bien conocido el futbol como deporte rey. Es el más visto, el más practicado, el que más pasiones desata. Y en lo segundo destacable, el más practicado, es en lo que un afortunado amigo del creador de este excelente blog les va a relatar. Toda la parafernalia montada en torno a este deporte es de sobra conocida por todos, y todos coinciden en que es un deporte de equipo. Y no lo desmiento. Pero bien cierto es que ese equipo lo integran jugadores, individuos. 25 mentes pensantes, 25 propietarios de piernas y físico, por lo que si uno de ellos falla, el equipo falla.
 
Con ésta máxima les ofrezco una particular visión, por experiencias infinitamente muy lejanas a la práctica profesional del fútbol, una serie de ideas o premisas necesarias para jugar, hacerlo bien y divertirse.
Bien, este es el primer elemento: la diversión. De nada sirve vestirte de corto, ponerte las botas y personarte en un terreno de juego si no vas por esa línea. El creador de este humilde blog y servidor quien les escribe somos simples aficionados en esto, y aun sin flashes, hinchada o cámara grabando cada uno de nuestros movimientos jugamos con muchísimas ganas, ¿y por qué? Porque nos divierte, porque nos sentimos bien jugando, porque nos gusta.
Otro factor moral suele coincidir con la confianza, ya que no es solo patear el balón como si no hubiera mañana ni meter goles. Es mucho más que eso, el futbol invita a su fiesta al control del balón, mantener posesión, saber elegir que pase, que centro o que disparo realizar, y en eso hay que estar muy decidido y seguro de cómo reaccionar a cada instante. Por experiencia, si esto falla puedes intentar millones de cosas que lo único que servirá es para hacerte ver que no es tu día de forma cada vez más severa, proporcional al número de fallos y eso es contraproducente del todo.
Pero también intervienen factores físicos. Uno de ellos es la potencia, ya que se trata de un deporte de contacto en el cual podrás estar más rápido, pero si el adversario te gana en fuerzas estas perdido. Es el caso de un defensa que vaya al corte pero siendo escuálido no pueda meter cuerpo ante un fornido 9 que pueda llevarse el balón y marcar a placer.
 
Además de estos tres, hay un elemento común a ellos, ya que sin él no tendrás garantizado eso de divertirte, mermará tu confianza y puede que emplees tu poderío físico, pero para cosas al margen del equipo. Les hablo de la técnica. Esa palabra tan pronunciada pero que tiene bastantes connotaciones. La mía es la naturalidad de conducir la pelota, los continuos gestos del cuerpo y el tacto del pie con respecto al balón que ha de dotar a una situación. Si requiere oxigenar el juego, irás controlando el esférico manteniendo la posición y dar a entender con el cuerpo lo que quieres-pretendes hacer. 

Con una técnica idónea puedes desde salir airoso evacuando un balón desde atrás para armar el contragolpe hasta realizar exitosamente un regate o una labor de desborde. Es, por tanto, el sino del fútbol, el ingrediente imprescindible para una macedonia de buen balompié. Obviamente, va intrínseca a lo antes mencionado la velocidad. Actúa de acompañante a la técnica, ya que puede hacer el juego impredecible, al ir a mayor ritmo que el resto. Garantiza gran parte del éxito en cualquier jugada, ya que te anticipas al rival con acierto.
 
Mencionado queda el próximo elemento, y ese es el hecho de ser impredecible. Es de cajón que si sabes que tu rival tira el balón a cierta parte del terreno de juego, si te anticipas le puedes robar la posesión. Por ello, un truco de pícaro resulta el hecho de servirle a tu rival una buena dosis de incertidumbre, mediante el regate, amagos, cambios de ritmo y todo lo que te puedas imaginar para dejar seco a tu rival de forma eficaz.
Dicho esto, aquí concluye el análisis particular acerca de lo necesario para jugar al fútbol de manera solvente. Espero emplazarles para otra ocasión. Espero que disfruten.
Jorge González Guzmán. 

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