Esta curiosa anécdota se remonta al 5 de abril de 2007. El escenario, el mítico estadio Ramón Sánchez Pizjuán, se preparaba para acoger un encuentro de cuartos de final de la Copa de la UEFA, ahora Europa League, entre dos clásicos de la competición: el Sevilla, vigente campeón por aquel entonces del torneo, y el Tottenham Hotspur, con dos entorchados de la misma y vencedor de la primera edición del torneo en 1972, conocida por entonces como Copa de Ferias.
La ciudad vibró con un frenético encuentro entre dos clubes con un estilo de juego muy atractivo y vistoso. Finalmente, el partido acabó por dos goles a uno para el equipo sevillista a espensas de la vuelta que, semanas después, se celebraría en White Hart Line, en su particular camino hacia la segunda Copa de la UEFA consecutiva. Aquel choque de cuartos de la Copa de la UEFA también sirvió para que Frederic Kanouté, que no tuvo un paso demasiado trascendental por las filas del conjunto inglés, se reivindicara como goleador ante su ex-equipo.
Dicho esto, los hooligans, para variar, organizaron alguna revuelta que mantuvo en vilo a los encargados de seguridad aunque, por suerte, la cosa no fue a mayores. Adicionalmente, los preparativos del encuentro comenzaron mucho antes, en el contexto de la Semana Santa sevillana y con litros y litros de cerveza preparados para satisfacer las etílicas necesidades de los siempre exigentes hooligans.
Cuando los aficionados del Tottenham salieron del estadio nervionense, un estruendoso sonido rompió en añicos su tranquilidad. Aquel enjambre de ingleses se encontró en las calles sevillanas una desapacible multitud que los desconcertó. La verdad es que el partido no era de la magnitud para desplegar tanta cantidad de personas y abarrotar la calles de Sevilla de esa manera tan sospechosamente sórdida. A decir verdad, la mayoría de estos hooligans, como buenos aficionados a la cerveza, llevaban en su cuerpo cierta cantidad de dicha bebida y puede que ello le estuviera provocando visión doble... o triple.
¿Qué estaba ocurriendo? Sencillamente, nadie le dijo a estos simpáticos ingleses que habían escogido viajar a la capital hispalense un Jueves Santo, es decir, pocas horas antes de la típica Madrugada sevillana. Por si esto fuera poco, la locura y los delirios de los spurs alcanzaron su máxima cota cuando contemplaron romanos, de lo que llevan pluma y todo, desfilar a modo de batalla bélica en nuestros días por las calles hispalenses.
En ese momento, los ingleses creyeron que, en lugar de haber viajado a España para ver un partido de fútbol, mas bien habían hecho uso de alguna inédita máquina del tiempo para emprender un embriagador viaje y retroceder a la época imperiosa en la que los romanos tenían tomado el control de la península. A su vez, las desorbitadas cantidades de alcohol ingeridas habían aportado algo de fantasía e inverosimilitud a aquella realidad que sus ojos estaban observando ¿No hubo quien dijo en una ocasión que el fútbol es algo más que una simple cuestión de vida o muerte? Pues a las pruebas me remito...
jajajajaa buenísimo, por cierto me ha gustado la 1º foto, es de cuando ganamos la Carling de 2008, que recuerdos ;)
ResponderEliminar