La rinoplastia de Luis Enrique

Todo ocurrió en el Mundial de Estados Unidos el 9 de julio de 1994. El choque de cuartos había deparado un interesante España Italia en el estadio de Boston. Era la prueba de fuego de la selección frente a una de las favoritas del torneo, la azurra de Cesare Maldini.

El partido había transcurrido con normalidad. En el minuto 26 Dino Baggio adelantó a los italianos. Por su parte, Caminero se encargó de firmar el empate en el minuto 59. Fue un duelo intenso. España hacía lo que podía. Los italianos eran superiores, jugaban a la racanez ofensiva típica del catenaccio, la vieja escuela italiana que tantos triunfos les ha dado.

Julio Salinas se despierta cada mañana recordando la misma escena. Sólo ante Pagliuca falló el gol que hubiera dado la victoria a España tan sólo a cuatro minutos del final. Ello lo aprovecharía Roberto Baggio para romper las tablas un minuto después. Como siempre.

El partido se antojaba lleno de emoción. Sin embargo, pasaría a la historia de los mundiales por otros controvertidos motivos. En la última jugada del encuentro, un balón centrado desde el costado derecho iba a ser rematado de cabeza por Luis Enrique. En ese momento, Mauro Tassotti ejerció de puro defensa italiano y le propinó al jugador asturiano un salvaje y violento codazo en la nariz.

La sangre que manaba de la nariz del jugador que empapó la camiseta blanca inmaculada de la selección reflejaba la impotencia de toda una afición y un país. El árbitro no presenció la acción y, obviamente, no se pitó la infracción. Italia se hizo con el pase a semifinales. Del italiano, sabemos que le cayeron siete partidos de sanción con la azurra y finalmente no volvió a la selección.

Catorce años después, acudimos a una cita con la historia. En ella, la futura campeona de Europa derrotó en una épica tanda de penaltis a la selección italiana, vigente campeona mundial por entonces. Juntos vengamos la acción que le costó un tabique nasal a nuestro querido Luis Enrique. Así, comenzamos a forjar la leyenda.