Lírica pachanguera: Capítulo 2

Bajo el riesgo de lluvias torrenciales anunciado por la AEMET nada menos, hoy se abría paso una nueva tarde futbolera en Los Salesianos. El invitado en esta ocasión era un amigo venido desde la mismísima Bombonera, en Buenos Aires, donde alcanzara la gloria Maradona. En efecto, nuestro amigo Leo, tocayo de otra estrella compatriota, era un buen pelotero: férreo, fuerte físicamente, rápido y con calidad.

Tras la tregua concedida por la selectividad, Germán volvió a las andadas junto con habituales que van asiduamente. Esta vez nos tocó la pista del fondo. Sí, aquella en la que más pega el sol pero, mientras los minutos se sucedían, ése era un detalle insignificante. Como siempre, tuvimos que jugar un triangular dado el amplio número de personas. De todos modos, disfrutamos de una buena tarde de fútbol.

Faltó inexplicablemente a la cita el mítico Carlos ya libre de todo rastro de la selectividad y Joel de quien desconocemos su paradero desde hace varios meses. El motivo, esta vez, de Capi había que trasladarlo al Sánchez Pizjuán. Iba allí para golpear los brazos al aire mientras grita con entusiasmo, garra y alevosía el himno de su equipo, ampliamente conocido por todos. Tampoco puedo venir nuestro particular Mesut Özil por motivos desconocidos.

Manolo, apodado por Bordoy Muros Rueda, pasa como puedas, hizo un gran partido. Se mostró concentrado, metido de lleno en el encuentro y con capacidad atacante. De hecho, incluso marcó un gol. El Pipita Colmena, además de darle forma a sus discretas botas, también hizo un fantástico partido mostrando su gran visión de juego y supremacía en el uno contra uno. Dicho sea de paso, la nota negativa al encuentro la puso la oportunista lesión de Jorge que tuvo que abandonar las inmediaciones de Los Salesianos debido a molestias en el tobillo. Esperemos que tenga tanta suerte como Cristiano Ronaldo y su milagrosa recuperación.

Cabe destacar la ruptura sentimental entre Jairo y su mala suerte de cara al gol por culpa del par de tantos que anotó. No faltó, pues, la nota germanística de la tarde. En una contra del equipo rival no tuvo reparo en coger un balón de otro grupo que entró en nuestra pista y golpear, con él, la pelota cuando Fran, el adicto a los Red Bull's, se disponía a chutar a puerta.

También contamos con Mateo, más red que nunca, y con su hermano Dani que demostró una vez mas su calidad y eficacia en la delantera. Escudero llegó tarde como a clase. De nuevo, los focos protagonizaron nuestra salida del campo. Sobre las 9 de la noche ninguno de los responsables de iluminación de dicho centro se dispuso a encenderlos. Sutil forma de echarnos... otra vez.

En resumidas cuentas, fue una buena tarde en la que las ganas de pasarlo bien, esforzarse por mejorar y el buen ambiente generalizado se juntó con balones que entraban en nuestra pista y gente a lo lejos jugando al baloncesto.

Jueves, 16 de septiembre de 2010.