Los dos grandes del fútbol español tenían que viajar lejos de sus respectivas casas para desplegar su fútbol y sumar tres valiosos puntos. El Barça acudía al Vicente Calderón, el único estadio donde el Barça no ha ganado en la era Pep y el Real Madrid, por su parte, viajaba a Anoeta donde le esperaba la Real Sociedad.
Ambos equipos ganaron aunque, eso sí, de forma muy diferente. El primero en jugar fue el Real Madrid que le endosó un 1-2 a la Real Sociedad. Cristiano Ronaldo anotó un gran gol de falta y, con ello, superó sus problemas de ansiedad. Ojalá todos los problemas se superaran igual. Los de Mourinho llegaron al estadio y no faltaron los insultos al técnico portugués. Sonó el ya famoso: Ese portugués...
Sin embargo, algunos más extremistas no duraron en escupir al banquillo desde las gradas y eso sí que es inadmisible. Aunque se recuperó la ilusión tras el partido del Ajax, este equipo aún tiene problemas de posesión, de bandas y de autoridad. Muchos piensan que con tener a un magnífico entrenador y a una genial plantilla los triunfos vienen rodados. Mucho me temo que en fútbol las cosas no son así. Todo ello conlleva un tiempo y los jugadores deben captar la música y la filosofía de su míster. Aún así, el Madrid consiguió tres valiosos puntos y supera al Barça por dos puntos. Pero, a mi modo de ver, esto es pan para hoy y hambre para mañana.
Lo del Barça fue, sencillamente, distinto. Desde el principio frente al Atlético dejó bien claro que salió a por el partido. En la jugada del primer gol, sólo bastaron cinco pases para que Villa estrellara el balón en la cepa del póster y Messi, en segunda jugada, adelantara a los azulgranas. Ver al Barça es ver a un equipo que juega de memoria. Al Atleti sólo le cayeron dos debido básicamente a la joven veteranía de David de Gea que hizo el partido de su vida. El mejor del partido con diferencia. Llegó el empate del Atleti tras un gran testarazo de Raúl García en una jugada ensayada. Minutos después Piqué jugando de delantero centro rubricó el definitivo 1-2 tras controlar un balón con el pecho en un córner y engatillar con elegante potencia.
Entre triangulaciones del Barça, el partido siguió con normalidad aparente. Obviamente, la nota negra del encuentro la supuso la fuerte entrada al tobillo de Ujfalusi a Messi. El jugador checo rápidamente se dió cuenta de que había metido la pata (nuna mejor dicho) tras ver el giro que hizo el tobillo de La Pulga. Así, entre sollozos, Messi tuvo que abandonar el terreno de juego en camilla y con el tobillo visiblemente hinchado.
Afortunadamente, sólo estará de baja diez días y no es tan grave como parecía en un principio. Lo único importante ahora mismo es la satisfactoria recuperación de Leo que volverá a las andadas enseguida. Ujfalusi ha manisfetado públicamente su arrepentimiento y la no voluntariedad en tal acto. Es de sabios rectificar...
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