Es lo de siempre. Intentaré ser conciso e ir al grano. Ahora a nuestro presi Ángel María Villar se le ha antojado jugar un amistoso contra Argentina y ya sabemos que entre La Roja y la albiceleste no hay partidos de esta índole. Pero, ¿qué se le va a hacer? Habrá que satisfacer al hombre...
Adicionalmente, lo mismo ocurrió el pasado once de agosto, un mes después del partido de la final. Se interrumpieron las vacaciones de unos jugadores para jugar un partido que sólo servía para pasear la Copita por tierras mexicanas. Claro que también podemos pensar que cobran mucho dinero y que una pachanguita veraniega no les vendría del todo mal...
Lo peor de todo es parar la competición liguera y emprender catorce horas de vuelo para un partido irrelevante. Particularmente, creo que el mundo seguirá con su marcha actual sin que se juegue dicho partido. Parece evidente cuál es el objetivo: los incentivos que conlleva ese encuentro para las arcas de la Federación e ir presumiendo por ahí de nuestra nueva brillante adquisición.
El partido del viernes contra Liechtenstein cobra sentido cuando sabemos que sirve para la Eurocopa de dentro de dos años pero llevarse a una lista de jugadores cruciales en sus respectivos clubs a Argentina con el consiguiente riesgo de lesión resulta inoportuno.
Ganamos el Mundial, sí. Y es bien cierto que hemos entrado en otra liga internacional a la que sólo se accede con invitación, siendo ésta la Copa del Mundo. Cierto, pero hay cosas que nunca cambiarán como esta mala gestión.
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